El Pulitzer Woodward desvela que Trump envió en secreto a Putin varias pruebas para el covid al inicio de la pandemia

El expresidente Donald Trump se ha mantenido en contacto secreto con el presidente ruso, Vladímir Putin, con el que ha hablado hasta siete veces y mantiene una relación confidencial desde que dejó la Casa Blanca en 2021. Así lo afirma el nuevo libro del periodista Bob Woodward «Guerra», su cuarta obra de investigación política desde que Trump ganara la presidencia en 2016, en el que revela que Trump envió a Putin, también en secreto, pruebas de Covid-19 para su uso personal durante el momento más duro de la pandemia en 2020.

Aunque Rusia y EE UU intercambiaron equipo médico en ese momento, Putin, escribe Woodward, le pidió a Trump que mantuviera en secreto el envío personal de las pruebas de covid, para evitar que la gente se enfureciera contra el expresidente.

La nueva publicación del periodista de investigación contiene detalles no publicados anteriormente sobre la relación del expresidente con el líder del Kremlin, incluido un momento en Mar-a-Lago en el que le dijo a un asistente de alto rango que saliera de la habitación para poder realizar una «llamada telefónica privada». Según el testigo, se han producido múltiples llamadas telefónicas entre Trump y Putin, tal vez hasta siete.

El prestigioso periodista de investigación, conocido por una larga trayectoria de conseguir historias exclusivas sobre presidentes estadounidenses y quienes les rodean, documenta las evaluaciones sinceras, a menudo profanas, de Joe Biden sobre los líderes mundiales.

«War», que se publicará el 15 de octubre, revela también que la inteligencia estadounidense creía que era mucho más probable que Rusia pudiera utilizar un arma nuclear para obtener una ventaja en Ucrania de lo que se sabía anteriormente.

El temor a una contienda atómica aumentó en septiembre de 2022, cuando Rusia tuvo claro que no triunfaría fácilmente en Ucrania. Los servicios de inteligencia estadounidenses, que se habían enterado de los planes de invasión de Moscú meses antes de que las tropas rusas cruzaran la frontera, creían que la probabilidad de que Vladímir Putin ordenara el uso de un arma nuclear táctica había aumentado en un 50%.

El libro también revela aspectos poco conocidos sobre el presidente Biden, como su costumbre de maldecir e insultar en privado a sus rivales políticos.«Ese maldito Putin… Putin es malvado. Estamos tratando con el epítome del mal», escribe Woodward sobre Biden.

El relato de la extensa investigación del periodista muestra la creciente frustración en privado de Biden con Benjamín Netanyahu, al que califica de «maldito mentiroso» y de «mal tipo». «Ese hijo de puta, 'Bibi' Netanyahu, es un mal tipo. ¡Es un mal tipo de mierda!», dijo Biden a principios de este año, ante el avance de la invasión de Gaza por parte de Israel.

En el curso de otra interacción durante una llamada telefónica en abril, Biden le preguntó a Netanyahu: «¿Cuál es tu estrategia, hombre?, a lo que Netanyahu respondió: «tenemos que entrar en Rafah». Biden le dijo: «Bibi, no tienes estrategia».

El relato de Woodward ofrece una rara ventana de proximidad a las tensas conversaciones recientes entre ambos mandatarios a medida que Israel intensificaba su cruenta guerra en Gaza. Los diálogos, que no tienen desperdicio, muestran al presidente Biden, más enérgico en su confrontación con Netanyahu de lo que se ha mostrado en público durante estos últimos meses, al tiempo que desvelan en tiempo real el maniobrar político del primer ministro israelí.

En otro diálogo, Biden dice a sus asesores: «Sé que (Netanyahu) va a hacer algo, pero la forma en que lo limito es diciéndole que 'no haga nada'».

A medida que la guerra seguía escalando, la frustración de Biden se desbordaba. En un previo del libro sobre otra conversación privada, Biden calificó a Netanyahu de ser «maldito mentiroso», después de que Israel entrara en Rafah, escribe Woodward. «Bibi, ¿qué carajo?», le gritó Biden a Netanyahu en julio después de que un ataque aéreo israelí matara a un alto comandante militar de Hezbolá y a tres civiles en Beirut, según Woodward.

«Sabes que la percepción de Israel en todo el mundo es cada vez más de que es un Estado ilegal, un actor rebelde», le dijo Biden a Netanyahu, quien respondió que el objetivo era «uno de los principales terroristas». «Vimos una oportunidad y la aprovechamos», dijo Netanyahu. «Cuanto más duro golpees, más éxito tendrás en la negociación».

La campaña de Trump ha respondido con furia a las nuevas revelaciones con una oleada de duros ataques personales contra el veterano periodista de investigación, que le acusan de inventar y falsear la realidad.

Según el comunicado de la campaña, el director de comunicaciones Steven Cheung califica a Woodward de ser un hombre «demente y perturbado» que sufre de un «caso que le debilita del síndrome de trastorno de Trump». «Un hombre pequeño y enojado», continua el comunicado, «claramente molesto» por la demanda de Trump contra Woodward por la publicación «no autorizada de grabaciones» en su último libro sobre el expresidente.

Según la campaña, Trump no otorgó al periodista ningún acceso a la información que grabó en conversaciones voluntarias para su libro.

La ráfaga de insultos no deja lugar a la sutilidad: «este libro basura pertenece al contenedor de ofertas de la sección de ficción de una librería de descuento o se usa como papel higiénico».

Y sobre Woodward, la campaña le tilda de «completo canalla que ha perdido el control mental, es lento, letárgico, incompetente y, en general, una persona aburrida y sin personalidad».

Woodward logró reconocimiento nacional con su investigación periodística, junto a su colega de 'The Washington Post', Carl Bernstein, sobre el escándalo Watergate que hundió la presidencia de Richard Nixon.

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