Flores, velas y recuerdos, en memoria de las víctimas de la matanza de Uvalde. Reuters

Las puertas de la muerte

Los cierres de seguridad que las escuelas utilizan en EE UU para prevenir la entrada de perturbados armados dificultaron la actuación de la Policía en la matanza de Uvalde

M. Pérez

Sábado, 11 de junio 2022, 21:17

El diseño de seguridad de las puertas de la escuela de Uvalde (Texas) se convirtió por desgracia en uno de los factores que retrasaron la intervención policial durante la masacre ocurrida el pasado 24 de mayo. Mientras Salvador Ramos permanecía encerrado en un aula con ... los escolares y sus profesoras, a los que asesinó sistemáticamente con un fusil de asalto, la Patrulla Fronteriza y los agentes del Departamento del Sheriff trataron con escaso éxito de forzar varias entradas, según se desprende de las investigaciones en curso sobre cómo un joven de 18 años pudo matar a 19 niños y dos docentes en medio de la demora de las fuerzas de seguridad, que tardaron 77 minutos en abatirle.

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Aunque pueda parecer propio de una sociedad distópica, el colegio de Robb disponía, al igual que la mayoría de escuelas elementales de Estados Unidos, de medidas especiales de protección para prevenir masacres al estilo de la que sacudió este pueblo rural. Entre ellas destaca que las aulas dispongan de puertas metálicas, dinteles reforzados y apertura hacia el exterior (de este modo, es imposible derribarlas a empujones). Lo que en principio está estudiado para transformar las clases en un fortín contra intrusos y dificultar incluso que un perturbado pueda reventar las puerta a tiros se convirtió aquí en un obstáculo para unas patrullas que aparentemente no estaban preparadas ni disponían de medios para superar este tipo de diseños.

Las pesquisas apuntan a que los policías pudieron perder un tiempo precioso buscando las llaves de las puertas –«llegaron a probar docenas»– o herramientas para forzarlas en medio del caos, con el personal docente y los alumnos refugiados o tratando de huir mientras sonaban decenas de disparos, según fuentes de la investigación citadas por el 'Was¬hington Post'. La aplicación de planes de seguridad en EE UU viene al menos de dos décadas atrás, como consecuencia de la epidemia de tiroteos perpetrados por estudiantes o exalumnos que se ha cobrado ya las vidas de más de un centenar de niños.

Apertura hacia el exterior

En Robb presumiblemente todo falló porque Ramos encontró un acceso abierto y él mismo aprovechó las medidas anti-asalto para atrincherase en una clase. Los colegios deben permanecer con las puertas cerradas durante el horario escolar mientras en los campus universitarios, habitualmente abiertos, existe un sistema de alarmas en caso de que se detecte la presencia de un tirador.

Las unidades policiales y los equipos de élite utilizan arietes para entrar en casas habitadas por traficantes y otros delincuentes. Normalmente, las puertas se abren hacia dentro. «Pero una puerta que se abre hacia afuera es lo peor cuando intentas abrir una brecha», explica un sargento de Fort Worth, porque además expone a los agentes a recibir una ráfaga de disparos desde el interior. No obstante, algunos expertos creen que en Uvalde los policías debieron destruir los cristales de seguridad o romper las paredes con mazas para acceder al aula.

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Protesta contra las armas en Washington

Miles de manifestantes salieron este sábado a las calles de las principales ciudades de Estados Unidos para exigir mayor control para la posesión de armas tras la muerte de 19 menores y dos profesoras asesinadas en un colegio de Uvalde, Texas, y el asesinato de diez personas negras en un supermercado de Buffalo, Nueva York. Las manifestaciones, convocadas por todo el país, son una iniciativa de la Marcha por Nuestra Vida, una organización fundada por estudiantes supervivientes de la matanza perpetrada en un instituto de Parkland, Florida, en 2018, cuando murieron 17 personas.

«Basta», declaró la alcaldesa del Distrito de Columbia, Muriel Bowser, durante la manifestación en la capital federal. «Puedo hablar como alcaldesa, como madre, por los millones de estadounidenses y alcaldes estadounidenses que piden que el Congreso haga su trabajo. Y su trabajo es protegernos, proteger a nuestros hijos de la violencia con armas de fuego», ha apuntado, según recoge la cadena CBS.

Todos los oradores apelaron a los senadores, principal escollo para imponer mayor control a la tenencia de armas, y les han advertido de que no serán reelegidos si no actúan. «Si nuestro gobierno no puede hacer nada para evitar que 19 niños sean asesinados en su propio colegio, que sean decapitados, ha llegado el momento de cambiar quién gobierna», planteó David Hogg, superviviente del ataque de Parkland.

Otra superviviente y fundadora de la Marcha por Nuestras Vidas, X González, recordó que «nos están matando» e imploró al Congreso que intervenga. «Esta vez es diferente porque no es una cuestión política, sino moral. No de derechas e izquierdas, sino de bien o mal. No se trata de condolencias y oraciones, sino de valentía y acción», añadió por su parte Yolanda King, nieta de Martin Luther King.

También hubo manifestaciones en lugares tan emblemáticos como Parkland o Brooklyn, en Nueva York, donde el alcalde neoyorquino, Eric Adams, se ha sumado a la protesta.

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