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Aspecto de la plaza neoyorquina de Times Square, totalmente vacía. EFE

Nueva York descubre que el índice de mortalidad es más bajo de lo que se creía

Las pruebas de anticuerpos revelan que el contagio fue mayor, aunque todavía se tendrá que revisar el número de muertos para incluir a los que fallecieron en casa o se atribuyeron a otras causas

mercedes gallego

Corresponsal en Nueva York

Jueves, 23 de abril 2020, 21:47

Nueva York acaba de proporcionar al mundo uno de las primeras muestras de anticuerpos de Covid-19 que obliga a revisar la propagación y mortalidad del coronavirus de la pandemia. Con un universo de 3.000 individuos, elegidos arbitrariamente entre los clientes de supermercados ... y tiendas de alimentación en 19 condados de todo el estado, un 13,9% dio positivo a las pruebas de anticuerpos, lo que baja sustancialmente el índice de mortalidad que se le atribuía a la enfermedad.

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El porcentaje es mucho mayor en la ciudad de Nueva York, epicentro mundial de la pandemia, donde las pruebas demuestran que el 21,2% de la población ha estado expuesta al virus. «Se infectaron hace tres, cuatro, cinco o seis semanas», explicó el gobernador Andrew Cuomo al exponer los resultados «y se han recuperado totalmente».

Esa era la buena noticia, en un estado donde todavía se registran casi 1.400 hospitalizaciones diarias y más de 400 muertes. «La curva se aplanado, pero el número de nuevas hospitalizaciones no desciende. Esa es la mala noticia», informó.

De acuerdo a los datos de nuevas hospitalizaciones, el Instituto John Hopkins estimaba la mortalidad en el estado de Nueva York en un 7,4%, al haberse enterrado a cerca de 20.000 personas. Los nuevos datos permiten incluir el factor de cuántos se infectaron sin saberlo o sin sufrir síntomas como para acudir a un hospital, lo que reduce drásticamente el índice de mortalidad al 0,5%.

Esa cifra todavía tendrá que ser revisada al alza cuando se actualice el balance de muertos, que hasta hace poco no incluía a los que morían en casa. Entre los muertos que permitirán poner la epidemia en su sitio destaca Patricia Dowd, una mujer de 57 años que vivía en San José (California) y murió sola en su casa el 6 de febrero, de lo que entonces se calificó como un ataque al corazón. La mujer estaba sana, hacía deporte y no tomaba ninguna medicación, pero viajaba mucho y en los días previos había sufrido síntomas de la gripe. El análisis de sus tejidos ha permitido establecer la verdadera causa de su muerte y concluir que, para entonces, el coronavirus ya circulaba silenciosamente en California. Hasta ahora se creía que la primera muerte de Covid-19 en EE UU se había producido el 27 de febrero en Seattle.

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La característica más escalofriante del coronavirus sigue siendo su increíble capacidad de contagio, por lo que las pruebas de diagnóstico serán el principal instrumento para controlar la epidemia cuando reabra la economía. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pide que se tomen con cautela los resultados de las pruebas de anticuerpos, porque todavía se desconoce si ofrecen inmunidad a quienes los porten.

El gobernador de Nueva York, donde se empezaron a hacer estas pruebas el domingo, admitió que se trata de resultados preliminares que se irán revisando a medida que se expandan, pero se considera satisfecho con la primera instantánea que permite evaluar el verdadero alcance del virus en su estado. «Esta no era gente que se ha quedado aislada en sus casas, y por tanto podrías decir que el índice de contagio es menor entre ellos, ni trabajadores esenciales que podrían tener un índice más alto, sino gente que estaba comprando alimentos», explicó.

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Al extrapolar los resultados a toda la ciudad de Nueva York se puede deducir que 1,7 millones de residentes en esa ciudad habrían estado expuestos al coronavirus, a pesar de que actualmente solo hay 138.000 casos confirmados. Si la agresividad del virus podría ser menor de la que se pensaba, también la de Donald Trump. La orden ejecutiva que firmó el miércoles por la noche para suspender la inmigración ha resultado ser menos estricta de lo que anticipaba su tuit, ya que no afectará a quienes vivan legalmente en EE UU y estén en proceso de solicitar una tarjeta verde de residencia. Eso sí, acaba con la famosa lotería mundial de «green cards» que el presidente ha criticado frecuentemente.

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