Funcionarios protestan contra el mandato que obliga a vacunarse. AFP

Nueva York despide a casi 1.500 funcionarios por no vacunarse

El Ayuntamiento, cuyo mandato exige al menos dos dosis, afirma que con una plantilla de 370.000 personas, los que se van son menos del 1%

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Martes, 15 de febrero 2022, 22:08

Dos años después de que empezase la pandemia, hoy se sabe que la vacuna contra el covid no da la inmunidad, ni protege a la sociedad de transmisiones, solo de los peores casos que desbordan los hospitales. Aún así, sigue siendo el estándar de oro ... que el lunes permitió al Ayuntamiento de Nueva York despedir a 1.430 empleados por no cumplir con el mandato de vacunación obligatoria dictado para todos los funcionarios de la ciudad.

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Muchos creían que el nuevo alcalde, Eric Adams, iba a ser más permisivo que su predecesor, Bill De Blassio, que emitió este mandato y otros especialmente duros, como la obligación de mostrar el pasaporte covid en los restaurantes, museos, cines, gimnasios y prácticamente todos los establecimientos públicos, que hacen de la ciudad un lugar caro y hostil para quienes se resisten a la vacuna experimental aprobada por la vía de urgencia.

Adams, un expolicía del que se esperaba sensibilidad con ese gremio, que tanto se ha resistido, no ha tenido contemplaciones. El Consistorio envío a final de enero un aviso de despido a más de 4.000 funcionarios municipales que se resistían, entre ellos 700 profesores. Tan pronto como un juez se pronunció en su favor el jueves por la noche, tras evaluar la demanda interpuesta por el poderoso sindicato de profesores, las temidas hojas de despido salieron de la oficina. No bastaba con tener una dosis de la vacuna, hacían falta dos. Eso hace que, además de los 1.428 despedidos sin vacuna, haya dos casos de funcionarios que sólo tenían una dosis.

«Nuestra meta siempre ha sido vacunar, no despedir», dijo el alcalde el lunes en un comunicado. «La mayoría de los funcionarios han estado a la altura de esta meta que le hemos trasladado». El Ayuntamiento argumenta que, con una plantilla de 370.000 funcionarios, los despedidos representan menos del 1%. Es más, tres cuartas partes de los despedidos llevaba ya meses en excedencia, a la espera de que se resolviesen los recursos judiciales que habían prolongado su desafío. Eso quiere decir que la ciudad de Nueva York ya había aprendido a operar sin esos policías, profesores, barrenderos, administrativos y tantos otros puestos que se consideraban fundamentales para una metrópolis de 8,5 millones de habitantes.

Cansados de sacrificios

Nueva York fue el epicentro de la pandemia hace dos años, con un total acumulado de 66.000 muertos, y el puerto de entrada del virus que trajeron los viajeros europeos, según demostraron los análisis de las cepas que compartió el entonces gobernador Andrew Cuomo. Con dos grandes aeropuertos internacionales que reparten el tráfico aéreo por todo el país, y buena parte del continente, a nadie le extraña que para cuando la pandemia se hizo patente ya era demasiado tarde. El vacío que han dejado los 55 millones de turistas, que la ciudad recibía anualmente, y los cerca de dos millones de residentes que se fueron han supuesto un gran agujero en los negocios y las arcas públicas. Los carteles de 'Se alquila' en comercios cerrados se repiten por todo Manhattan, pese a que los alquileres residenciales siguen batiendo nuevos récords.

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El nuevo alcalde no quiere arriesgarse a que otra oleada colapse los hospitales y deje a la deriva el barco que acaba de comandar, pero sabe también que la sociedad está cansada de los sacrificios de la covid. En los próximos meses tendrá que hilar muy fino para no perder el control de una nave que, en Canadá, se ha demostrado muy frágil ante las presiones organizadas de la ultraderecha, que pesca en este río revuelto.

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