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Michelle Obama, en un mitin a favor de los demócratas. Reuters
Michelle Obama rompe la tradición y no asistirá a la investidura de Trump

Michelle Obama rompe la tradición y no asistirá a la investidura de Trump

Obama acudirá solo junto a los matrimonios Clinton y Bush mientras Joe y Jill Biden recibirán a la nueva pareja presidencial en la Casa Blanca para el protocolario té previo a la sucesión

M. Pérez

Miércoles, 15 de enero 2025, 13:32

La ex primera dama Michelle Obama no quiere compartir espacio con Donald Trump. La mujer del primer presidente negro de la historia de Estados Unidos no asistirá el lunes, 20 de enero, a la juramentación del líder republicano en el Capitolio. Aunque su oficina no ha detallado los motivos, todo apunta a sus profundas diferencias con el magnate, a quien no tolera sus comentarios racistas y sexistas ni perdona los bulos que arrojó en 2016 contra su marido, Obama, propagando el rumor de que no había nacido en Estados Unidos.

«El expresidente Barack Obama ha confirmado su asistencia a la 60ª ceremonia de Toma de Posesión. La ex primera dama Michelle Obama no asistirá a la próxima toma de posesión», especifica el comunicado. Esta será la segunda ocasión en la que una primera dama no participa en la ceremonia más importante de la política estadounidense. La anterior fue Melania Trump. Ni ella ni el líder republicano asistieron en 2021 a la investidura del demócrata Joe Biden. Tremendamente enfadado por su derrota electoral y después de intentar frustrar el nombramiento de su sucesor –mediante una cadena de presiones y denuncias que desembocaron en el asalto al Capitolio–, Trump rehusó transferir el testigo a Biden y se marchó a su mansión en Mar-a-Lago (Florida).

En cambio, Joe y Jill Biden sí ejercerán su papel en la ceremonia del próximo lunes. La pareja presidencial recibirá al magnate y a su esposa una hora antes de la juramentación en la Casa Blanca para compartir un té en la residencia presidencial. Se trata de una antigua y breve tradición. Apenas dura un cuatro de hora. Luego, los presidentes saliente y entrante salen en la misma comitiva hacia el Capitolio como simbolo de una transición pacífica.

Organizado al milímetro

Todo está medido con cronómetro. La investidura del líder republicano será a las 11.47 horas (17.47 en España), justo unos minutos después de que su vicepresidente, JD Vance, haya jurado su cargo. El momento ha sido elegido previamente. El minuto simboliza que Trump es el presidente número 47 de Estados Unidos. Si el protocolo para estos casos se mantiene, jurará ante el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, y la atenta presencia de Joe Biden,

A las 17,53 está previsto que el nuevo presidente dé su primer discurso, de unos cuarenta minutos de duración. El magnate ha adelantado a varios medios que quiere hacer una ponencia inaugural «unificadora». Su investidura tiene como lema la perpetuación de la democracia, lo cual no deja de ser una ironía respecto a los sucesos de hace cuatro años, sus intentos de desvirtuar los resultados electorales y su rotunda negativa a participar en la transferencia de poderes.

Aparte de la todavía pareja presidencial, a la ceremonia han confirmado su asistencia Bill y Hillary Clintos y George y Laura Bush. Obama irá solo. La evidencia de que su esposa no está dispuesta a propiciar acercamiento alguno al nuevo mandatario. Aunque tampoco esto es nuevo.

Barack Obama junto a los Trump, y en la misma bancada, los matrimonios Bush y Clinton durante el funeral de Jimmy Carter. AFP

Durante las honras fúnebres por el expresidente centenario Jimmy Carter, Michelle tampoco acudió al funeral de Estado en Washington. Su asiento estaba entre Obama y Donald Trump. Al final pudo verse a los dos exmandatarios mantener una conversación e incluso una actitud amistosa, imagen que el líder republicano resolvió posteriormente en un tuit: Pese a las enormes diferencias ideológicas entre el demócrata y el republicano, «simplemente nos caemos bien», ironizó Trump.

En la misma bancada se sentaron los matrimonios Clinton y Bush, mientras Joe y Jill Biden lo hicieron en la de delante, según señalaba el protocolo. Bien es cierto que los expresidentes de EE UU no tienden a criticarse ni dedicarse malos gestos entre ellos en público, pese a que esta regla se ha roto desde la entrada del líder republicano en la escena política.

Trump tampoco es amigo de Kamala Harris. La vicepresidenta sí acudirá a la juramentación, y también estuvo en el funeral de Jimmy Carter, pero es notorio que las fotografías que publicó luego en las redes sociales omiten voluntariamente al presidente electo. Todas las que eligió fueron tomadas en ángulos que le sacaban del recuadro o permanecía tapado por una columna. No hace falta ser explícito para anunciar quienes figuran entre los amigos y quienes no lo son.

Michelle Obama acompañó en los últimos días de campaña electoral a Kamala Harris para insuflar bríos a su candidatura. Barack, su marido, es un tótem para los demócratas, pero Michelle lo es aún más. En esos discursos atribuyó al líder republicano un «comportamiento errático, un evidente deterioro mental y una historia como delincuente convicto» y pidió a los estadounidenses que se tomasen en serio las elecciones. «Si queremos ayudar a este país a pasar página sobre la política de odio y división, no podemos quedarnos sentados quejándonos», espetó.

Diferencias de antiguo

La aversión que Trump causa en Michelle Obama viene de lejos. Exactamente desde la campaña de las elecciones de 2016, en las que el candidato republicano lanzó duras críticas a Obama, que concluía su segundo mandato. El magnate se hizo eco de las agresivas teorías conspirativas que obviaban el nacimiento de Obama en Hawai y aseguraban que no era natural de Estados Unidos y, por lo tanto, había sido el primer presidente extranjero de EE UuU y, por lo tanto, de alguna manera ilegítimo.

Michelle, que este viernes cumplirá 61 años, relató en su libro de memorias que aquella feroz campaña le hizo mella de manera extraordinaria hasta el punto de temer por la vida de su familia. En 2020, en plena campaña presidencial de Biden, grabó un vídeo en el que definía a Trump como un individuo «moralmente equivocado. Y sí, es racista». En los últimos tiempos ha arremetido contra los republicanos por promulgar normas contrarias al derecho al aborto y aborrece los comentarios «sexistas» del nuevo presidente. En Kamala Harris, la ex primera dama ha encontrado a la amiga y compañera con la que plantar batalla durante la próxima legislatura, especialmente en cuanto a los derechos de la mujer en el nuevo ecosistema republicano.

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