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Kamala Harris y Donald Trump en el debate de esta madrugada. ABC

Kamala Harris devuelve a los demócratas la esperanza perdida

«Hay batalla». Tras la renuncia de Biden, Estados Unidos se debate entre darle el poder a la primera mujer -y de color- o volver al pasado que representa Trump

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 10:24

Hace menos de dos meses, muchos votantes del Partido Demócrata de Estados Unidos habían tirado la toalla: Joe Biden iba a perder las elecciones del próximo mes de noviembre debido a su creciente decrepitud física y -al menos en apariencia- mental. El fiasco de su debate con Donald Trump certificó los peores vaticinios, e incluso en este mismo espacio di por seguro ganador al republicano en un enfrentamiento con el actual presidente.

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Pero la situación ha dado un vuelco. Quizá no se pueda hablar de un giro de 180 grados, pero sí hay razones para pensar que Kamala Harris presentará batalla con renovadas opciones de ganarla. El debate de anoche, en el que la demócrata se comió al republicano, ha servido para certificarlo. Ahora, las encuestas plantean una lucha muy igualada, con dos candidatos rozando el 50% de los votos y una carrera de infarto que seguramente se decidirá en los estados clave de siempre.

Pero lo interesante es ver cómo, a diferencia de lo sucedido en anteriores citas electorales, los estadounidenses tendrán que elegir entre dos candidatos con ideologías sustancialmente más distanciadas entre sí: pueden dar el poder por primera vez a una mujer, además de color -que no negra, como dicen algunos- y nacida en el seno de una familia de clase media, o devolvérselo a un hombre millonario que representa el neoliberalismo más radical y los valores más conservadores.

Las diferencias ideológicas entre los dos candidatos son sustancialmente mayores que las existentes en su día entre Bill Clinton y George Bush padre o Bob Dole, y Barack Obama y John McCain o Mitt Romney. Todos ellos jugaban en el centro del espectro político americano, mientras que ahora las posturas están más distanciadas.

Por eso, hoy nos centramos en este cambio y en las sorpresas que han dado Elon Musk y Vladímir Putin con su irrupción en la campaña.

Estos son los tres temas que abordaremos:

  • La carrera a la presidencia de Estados Unidos cambia por completo.

  • Elon Musk se quita la careta.

  • Putin entra en campaña.

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  1. Los demócratas recuperan la esperanza

    La carrera a la presidencia de Estados Unidos cambia por completo

Los propios estadounidenses, incluidos quienes le votan, reconocen que Donald Trump es un elemento clave de la creciente polarización que vive su sociedad, y que arranca durante la campaña electoral que le enfrentó a Hillary Clinton. En 2020, cuando recorrí parte del país para realizar una serie de reportajes previos al choque entre el magnate y Joe Biden en las urnas, el enfrentamiento había llegado a las manos en muchos casos.

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Ahora, tras episodios tan vergonzosos como el asalto al Capitolio o la larga ristra de juicios por diversos delitos a la que se ha enfrentado Trump -con la condena por algunos de ellos-, la cita en las urnas de este año se prevé de alto voltaje. De hecho, podría dirimirse por un puñado de votos, dando alas de nuevo -si Trump pierde- a quienes afirman que se han amañado los resultados para beneficiar a Harris. Que nadie se sorprenda si eso sucede.

Kamala Harris, antes del debate con Trump. Reuters

Es curioso cómo fuera de Estados Unidos la contienda se interpreta en términos de la izquierda y derecha europeas cuando los preceptos de Kamala Harris -la 'zurda' de los dos- son más cercanos a los del Partido Popular que a los del PSOE, que para los americanos es un partido casi marxista-leninista. Sí, Harris apuesta por unas políticas más sociales y por una visión más progresista, con medidas como la despenalización del aborto, pero siempre dentro de lo que es permisible en el seno del ultracapitalismo estadounidense, en una sociedad mucho más puritana e influenciada por la religión. Lo mismo que sucedió con Obama.

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Trump, por otro lado, no es el PP sino Vox, AfD o el Frente Nacional de Le Pen: quiere reducir los impuestos y el peso del Estado a su mínima expresión, detener en seco la llegada de inmigrantes y retirarse de la escena internacional porque sale caro. Pero puede pesarle el hecho de que repita las promesas con las que llegó al poder hace 8 años. Incluido su eslógan 'Make America Great Again', que ya suena añejo y que se refiere a un mandato en el que demostró su incapacidad para hacer todo lo que quiere. Afortunadamente, la separación de poderes funciona y diferentes tribunales le pararon los pies.

Donald Trump tiene que dar los mítines tras un cristal blindado. Reuters

Ahora, sin embargo, Trump llega con órganos clave mucho más escorados a la derecha, como el Tribunal Supremo, y con el 'proyecto 2025' en mente: un plan para otorgar más poderes a la presidencia y restárselos a las instituciones que hacen de contrapeso. Trump aseguró en el debate que ni siquiera ha leído su contenido, pero su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, parece apoyarlo y eso preocupa en multitud de estamentos del país.

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De momento, lo que Trump necesita es continuar llamando la atención. Porque, como han apuntado diferentes analistas, lo peor que puede hacer es aburrir a sus votantes. Tiene que continuar dando titulares llamativos, porque el halo que le acompaña desde su intento de asesinato puede no durar hasta noviembre. Y eso avanza una campaña sucia y bronca.

Eso sí, Harris ha logrado pillarle con el pie cambiado, y esta madrugada -hora española- ha demostrado que tiene la elegancia que al magnate le falta. Es suficiente para que vayan a las urnas los demócratas que no querían votar a Biden, lo mismo que sucederá con algunos republicanos -ya en 2020 me encontré con unos cuantos- a los que les horroriza el populismo de su candidato.

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Desafortunadamente, la forma de hacer política de Trump está calando en otros lugares. El populismo neoliberal alcanza con el presidente argentino Javier Milei las máximas cotas de histrionismo -capaces de rivalizar con el de Nicolás Maduro en Venezuela-, y cada vez hay más ejemplos en diferentes países. Esa sí que parece una marea imposible de detener.

  1. El poder de las redes

    Elon Musk se quita la careta

Elon Musk nunca había tenido una participación política muy activa. Lo reconoce él mismo. Y cuando la tuvo fue para dar su apoyo al Partido Demócrata. Ahora, sin embargo, ha protagonizado un bandazo digno de ser estudiado. «Si queremos libertad y meritocracia, Trump debe ganar», sostiene. Y para lograr ese objetivo, su cuenta en la antigua Twitter, donde cuenta con casi 200 millones de seguidores, se ha convertido en uno de los principales altavoces del candidato republicano, que ya ha avanzado cuál será el rol de Musk si gana las elecciones: estará encargado de reformar la Administración para que sea más económica y menos redundante. El 'departamento de eficiencia gubernamental', lo ha bautizado Musk, encantado de recibir esa misión.

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Elon Musk y Donald Trump se besan, según imagina la inteligencia artificial. Grok

No es asunto baladí que el hombre más rico del planeta apoye una candidatura concreta en el país donde los comicios se ganan a golpe de talonario. Y más cuando controla una de las principales redes sociales del planeta, donde permite que se publique cualquier mensaje sin apenas moderación, y algunas de las empresas más relevantes de la nueva economía: desde los coches eléctricos de Tesla -que Trump ya ha prometido impulsar, a pesar de que va en contra de su ideología-, hasta la conquista de otros planetas con SpaceX, una de las grandes obsesiones de Musk junto con el colapso demográfico.

Ahora, todos los dardos del milmillonario van hacia la misma diana. «Se me olvida constantemente que, técnicamente, Biden sigue al frente del país», tuiteó el domingo por la noche. «El derecho a portar armas está para proteger la libertad de expresión y evitar que un gobierno tiránico arrebate nuestros derechos», dijo por la mañana. Y así todo el rato. Musk se ha convertido en inesperado adalid del conservadurismo estadounidense. «Con las medidas adecuadas, Estados Unidos entrará en una era dorada», avanzó ayer.

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Y así interpreta la IA de Musk el hipotético beso entre Taylor Swift y Kamala Harris. Grok

En cualquier caso, el empresario sabe que no será fácil lograr su objetivo. «Kamala Harris ha excedido las expectativas de la gente», ha reconocido en X. Además, enfrente tendrá a otro peso pesado que hoy ha dejado claro que hará lo posible para impedirlo: Taylor Swift es el contrapeso a Musk en el bando demócrata.

  1. Desde Rusia con sarcasmo

    Putin trolea la campaña

Más inesperado aún ha sido el apoyo que Vladímir Putin le ha brindado a Kamala Harris, a la que considera su candidata favorita. En teoría tiene poco sentido, y la media sonrisa con la que lo dijo hace pensar que el presidente ruso, acusado de estar detrás de la primera victoria de Trump en 2016, está troleando a la demócrata. Es más, ni siquiera Trump se lo cree. «La invasión rusa de Ucrania nunca se habría producido siendo yo presidente. Conozco bien a Putin, y me ha ofendido mucho que le haya dado su apoyo a Kamala. Pero es un jugador de ajedrez», afirmó.

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Aunque no lo parezca, Putin tiene sentido del humor. AFP

Y puede que en eso esté en lo cierto, porque no hay razón lógica para que Putin prefiera a Harris. Al fin y al cabo, los demócratas han sido mucho contundentes en su apoyo a Ucrania, tanto en el plano militar como en el económico. También abogan por un papel mucho más presente en la esfera internacional, mientras que Trump ya demostró en su mandato que lo que le importa son los asuntos domésticos. Sin embargo, ha prometido «acabar con la guerra de Ucrania antes de llegar a la Casa Blanca» en caso de que sea reelegido, aunque, como es habitual en él, no ha dicho cómo pretende conseguirlo. En Ucrania temen que sea forzando a Kiev a negociar y a ceder parte de su territorio a Moscú, una opción que Volodímir Zelenski siempre ha desechado. Sin duda, como sucedió anoche con el debate presidencial, los comicios se seguirán con mucho interés en todo el planeta, porque son esos en los que, aunque no podamos votar, acabarán salpicándonos.

Es todo por hoy. Espero haberte explicado bien algo de lo que está ocurriendo en el mundo. Si estás suscrito, recibirás esta newsletter todos los miércoles en tu correo electrónico. Y, si te gusta, será de mucha ayuda que la compartas y la recomiendes.

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