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El caso comenzó en 2016 cuando una veintena de personas enfermaron en la sede diplomática de EE UU en Cuba tras escuchar un sonido agudo. AFP
Una investigación acusa a Rusia del 'Síndrome de La Habana'

Una investigación acusa a Rusia del 'Síndrome de La Habana'

Durante ocho años 1.500 diplomáticos y agentes de inteligencia de Estados Unidos desplegados por el mundo han sufrido ataques con ultrasonidos

Asier Quintana

Lunes, 1 de abril 2024

Las incógnitas sobre el gran misterio del 'Síndrome de La Habana' puede que hayan llegado a su fin. Lo que podría ser el título de una novela de Agatha Christie lleva siendo una de las grandes brechas de la inteligencia de Estados Unidos desde 2016, ... cuando 21 personas vinculadas con la sede diplomática de Washington en la capital cubana experimentaron náuseas, mareos, dolor de cabeza y de oído y fatiga tras ser víctimas de un sonido agudo.

Pese a que en la actualidad se hayan notificado alrededor de 1.500 casos en agencias y departamentos de todo el gobierno de EE.UU., según la Comunidad de Inteligencia americana, el año pasado desde la Casa Blanca se publicó un informe donde se daba carpetazo a las especulaciones. Concluyó que era «muy improbable que los ataques sonoros fueran obra de un Estado extranjero», aunque tampoco se estudió una teoría alternativa. Trece meses después, una colaboración entre medios de comunicación ha dado vuelta a la historia y señala como posible autor al Kremlin.

El medio opositor ruso que opera desde el exilio 'The Insider', el 'Der Spiegel' alemán y la CBS americana señalan que hay una conexión de Moscú con los ataques, en concreto la unidad de inteligencia militar 29155, quien habría sido recompensada por su «buena labor» en estos actos, según la investigación realizada. Además, aseguran que estos problemas de salud se vieron en Fráncfort dos años antes que en Cuba, poco después de la invasión de Crimea.

Un elemento clave en esta investigación que acusa al país norteamericano de tapar una posible acometida rusa es que, según alegan estos medios, muchas de las víctimas fueron capaces de identificar en el lugar de los hechos a miembros de la unidad del Kremlin, incluido Albert Averyanov, hijo de Andrey Averyanov, el líder de la organización responsable de múltiples operaciones de sabotaje e intentos de asesinatos por el viejo continente, uno de ellos el envenenamiento con Novichok del exespía ruso Sergei Skripal en Reino Unido.

Si bien miembros de la comunidad de Inteligencia dudan sobre la existencia de una relación causa-efecto, la presencia rusa en los lugares donde se ocasionaron los incidentes ya había sido reportada. 'The Insider' parece que ha logrado recopilar documentos filtrados del Kremlin sobre los servicios rusos. Ellos rastrearon a los miembros de la unidad que presuntamente está detrás de estos ataques y los situaron en Fráncfort en 2014. También localizaron a Alexander Mishkin, uno de los responsables del intento de asesinato a Skripal, en China, cuando se produjeron una veintena de casos en el consulado de los Estados Unidos en Guangzhou.

Un denominador común

Gran parte de la investigación se ha basado en las fuentes que investigaron o sufrieron estos ataques. Uno de los responsables del Pentágono, Greg Edgreen, sitúa el «nexo ruso» como el punto en común entre todas las actuaciones. Asegura que la propia Inteligencia americana puso el baremo muy alto para poder lanzar una acusación formal contra Moscú. «Una de las causas de las que empecé a darme cuenta era el calibre de los oficiales afectados. Los afectados por los síntomas son los oficiales más importantes de la inteligencia americana», proclama.

Una afectada fue la oficial de contrainteligencia del FBI identificada como Carrie. Ella fue presuntamente atacada en 2020 hasta en dos ocasiones tras participar en los interrogatorios del espía ruso Vitalii Kovalev detenido en Florida tras una persecución automovilística digna de cualquier película de acción. El abogado de la agente, Mark Zaid, asegura que existen más casos como el de ella entre los miembros del cuerpo norteamericano y todos ellos tienen un denominador común. Están involucrados en investigaciones sobre Rusia.

En la información publicada, 'The Insider' desempolva la documentación que prueba la existencia de un programa soviético llamado 'Reduktor', creado en 1984 para estudiar el uso de la radiación electromagnética «para influir en el comportamiento y las reacciones de objetos biológicos, incluidas personas».

El medio ruso teoriza con la posibilidad de que Putin haya recuperado esta exploración y convertida en arma, ya que, el coronel Ivan Terentiev, presente en los incidentes en China, recibió un pago por «derechos de propiedad intelectual por sus investigaciones en el Ministerio de Defensa», donde según las informaciones indagó sobre «las capacidades potenciales de armas acústicas no letales en actividades de combate en entornos urbanos».

Esta información, según lo contado por esta alianza de medios, era más que conocida por la inteligencia norteamericana que, según el abogado Zaid, ha decidido encubrirlo. Esta publicación hace que la historia del síndrome de La Habana permanezca a medio escribir.

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