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El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha trasladado un emotivo mensaje a la nación tras conocer los decretos de Trump. EP
La guerra arancelaria está en marcha: Trump firma la subida de tasas mientras Canadá y México responden con medidas recíprocas

La guerra arancelaria está en marcha: Trump firma la subida de tasas mientras Canadá y México responden con medidas recíprocas

«Una nación sin fronteras no es una nación», proclama el presidente estadounidense, que sacude el mercado de América del Norte al imponer gravámenes del 25% a sus países vecinos

Domingo, 2 de febrero 2025, 10:31

Donald Trump firmó este sábado los tres decretos ejecutivos que imponen fuertes aranceles a Canadá, México y China en su estrategia de forzar a estos países a tomar medidas contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas querecalan en Estados Unidos. Las órdenes están provocando una fuerte conmoción en el potente bloque comercial de América del Norte y la reacción de los fabricantes y grandes grupos empresariales, que pronostican un impacto de envergadura en las tres grandes economías de la región. Los analistas se han aprestado a advertir que ni México, Canadá, ni la propia solvencia de Estados Unidos se librarán de los efectos de una subida impositiva que disparará los precios de las mercancías y amenaza a las cadenas de suministro.

Los decretos establecen un gravamen del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas, y de un 10% de las procedentes de China, a cuyas mafias la Administración de Trump considera responsables de la entrada de fentanilo en suelo estadounidense. Lo mismo reprocha a México y Canadá, a cuyos gobiernos exige además que acepten deportacione y cierren sus fronteras a la inmigración ilegal. Mientras tanto, el presidente, que ha invocado razones de emergencia economóca para justificar sus decretos, mantendrá las tasas especiales.

Los aranceles entrarán en vigor a medianoche del martes, 4 de febrero, El miedo de los importadores es muy claro. Una gran cantidad de productos mexicanos y canadienses no pagan estos gravámenes en función de los acuerdos comerciales firmados entre los tres socios del bloque norteamericano. Precisamente, fue Trump durante su primer mandato hace cuatro años quien firmó estas exenciones. «Pasar de cero a un 25% es evidente que causará un efecto traumático en la economía», advierten los expertos. Los estadounidenses se han levantado este domingo con las pesimistas previsiones del Instituto Yale, de que el coste de sus gastos domésticos subirá unos 1.300 dólares anuales por este motivo. En el caso de China, muchas de sus exportaciones ya sufren fuertes aranceles, y a ellos se sumará el nuevo 10% durante esta semana entrante.

Cuando Colombia rechazó los vuelos de deportados hace unos días desde EE UU, la Casa Blanca ordenó de inmediato fijar nuevos y altos gravámenes a su productos. El pulso del líder colombiano, Gustavo Petro, solo duró unas horas. En cambio, este caso resultará bastante más caótico. Canadá y México ya han puesto en marcha sus propias contramedidas a la imposición de Trump.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau , ha anunciado esta madrugada (hora española), que su Gobierno establecerá un impuesto especial del 25% a las importaciones de Estados Unidos. Lo hará en dos fases. La primera comenzará el mismo martes y afectará a una serie de productos valorados en 20.000 millones de dólares. En las tres semanas siguientes, los aranceles se extenderán a otras mercancías hasta un montante de 106.000 millones de dólares. La lista abarca desde comestibles, perfumes y calzado hasta textil, equipos deportivos y muebles. Resulta significativo que entre los primeros productos que Ottawa gravará figuran el umo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la mantequilla de cacahuete de Kentucky, todos ellos producidos en Estados gobernados por el Partido Republicano.

Trudeau se ha dirigido en un mensaje a los ciudadanos cargado de emoción y un tono de reproche a su vecino. «No queremos estar aquí», ha dicho el primer ministro. «No pedimos esto». A continuación, ha subrayado que con las medidas de su Ejecutivo no busca una «escalada» de la tensión, sino la defensa de «Canadá, los canadienses y los empleos canadienses».

Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum , ha lanzado un mensaje en la red social X donde rechaza «categóricamente la calumnia de la Casa Blanca de que el Gobierno mexicano tiene alianzas con organizaciones criminales» e insta a la Casa Blanca a combatir la venta de drogas «en las calles de sus propias ciudades, cosa que no hacen». Su Gobierno se tomará esta jornada para estudiar qué represalias adoptará frente al aumento arancelario de Trump, aunque las patronales americanas estiman que irán en la línea de reciprocidad. Falta conocer los bienes sobre los que recaerán los gravámenes.

Las organizaciones empresariales de EE UU ya han anunciado que el coste de los gravámenes se trasladará al menos en parte a los precios al consumo. Y advierten de un posible efecto devastador en las propias cadenas de producción de miles de artículos que se fabrican de manera simbiótica a los dos lados de la frontera. Por ejemplo, los estadounidenses son los mayores consumidores de cerveza méxicana. Sin embargo, ésta se elabora con la cebada cultivada en Montana, con lo que el beneficio multimillonario de esta bebida se comparte entre los dos países. México, de hecho, es la mayor fuente de importaciones de Estados Unidos, seguido de China y Canadá. Suman el 43% de los 3,1 billones de dólares que EE UU invierte anualmente en comprar bienes fuera de sus fronteras.

China recurre a la OMC

La nueva guerra comercial del presidente Trump afectará a miles de productos y solo se relajará con el petróleo, al que la Administración cargará con un 10% de tasas a partir del 18 de febrero. Nadie sabe con el presidente republicano si habrá una espiral de consecuencias impredecibles. Fuentes de la Casa Blanca no descartan incluso que haga frente a las represalias de sus socios comerciales con un nuevo aumento arancelario, dado su aparente convencimiento de que solo con medidas así puede doblegar las voluntades de otras naciones en el escenario internacionales. China ha anunciado este domingo que recurrirá a la Organización Internacional del Comercio (OMC).

«Una nación sin fronteras no es una nación en absoluto. No me quedaré de brazos cruzados y permitiré que se erosione nuestra soberanía, que se pisoteen nuestras leyes, que se ponga en peligro a nuestros ciudadanos o que se falte el respeto a nuestras fronteras», ha señalado Trump esta madrugada en un mensaje en su red social.

Horas antes, el presidente lanzó otro tuit en el que consideró: «Los aranceles nos harán muy ricos y muy fuertes». Trump relativiza los costes de un proteccionismo de esta envergadura para el empleo nacional, la economía y el comercio en el bloque de América del Norte. «Creo que podría haber algún trastorno temporal, de corto plazo, y la gente lo entenderá», confió a los periodistas en una rueda de prensa en el Despacho Oval durante la noche del viernes.

Lo entienda o no, lo cierto es que la población estadounidense sí parece en alerta ante el presumible aumento de precios en los mercados. Trump adelantó en noviembre sus intenciones y en diciembre las estadísticas de consumo revelan un sustancial incremento de compras de ordenadores, pantallas o frigoríficos, artículos tradicionalmente importados de México. También las empresas han hecho acopio de reservas mientras los sectores nacionales más potentes, como los del automóvil y la energía, han insistido al Gobierno para establecer exenciones parciales ante el temor al desabastecimiento, un aumento desmesurado de los precios y el cierre de cadenas de suministro.

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