Los fallos de seguridad en el atentado contra Trump obligan a dimitir a la directora del Servicio Secreto de EE UU

«¿Que ha dimitido ya? Estaría viendo nuestra conferencia de prensa. ¡Tenía que haber renunciado hace una semana!», respondió esta martes el portavoz del Congreso, Mike Johnson, al enterarse por la prensa de la dimisión de la directora de los Servicios Secretos, Kimberly Cheatle, poco después de que líderes demócratas y republicanos lo pidieran.

Su comparecencia el día anterior ante el Comité de Supervisión de la Cámara Baja para explicar los fallos de seguridad que permitieron a un joven de 20 años disparar contra el expresidente Donald Trump nueve días antes había resultado decepcionante para todos. Con el argumento de que el FBI tiene una investigación en curso a la que hay que esperar, Cheatle no quería compartir detalles que en realidad parecía no tener. Los dos partidos estaban indignados con la vaguedad de sus respuestas.

Dado que el tirador estaba situado a menos de 135 metros del escenario con un arma de entre 350 y 550 metros de alcance, «respetuosamente, ¿por qué el perímetro de seguridad era más pequeño de la distancia de tiro de uno de los rifles semiautomáticos más utilizados en los tiroteos masivos que se han registrado en Estados Unidos?», preguntó la congresista de Nueva York Alexandra Ocasio-Cortez.

«Hay todo tipo de armas ahí fuera con diferentes alcance», le respondió la directora de los servicios secretos. «El tamaño del arco de seguridad se determina conforme al reconocimiento que se ha hecho, los activos y los recursos disponibles». El tirador había reconocido la zona esa misma mañana con un dron y fue avistado antes incluso de que Trump saliera al escenario.

La explicación de la falta de recursos en el cuerpo encargado de la seguridad de los más altos cargos del Gobierno de Estados Unidos hace pensar en una falta de liderazgo. Los legisladores creen que era su obligación haber luchado por lo que necesitaba para garantizar los resultados. Cheatle es una veterana agente de los Servicios Secretos, con veintisiete años en el cuerpo, que estuvo encargada de la seguridad de vicepresidentes como Dick Cheney durante los atentados del 11-S y durante la Administración de Obama de la del propio Biden, quien la reclutó para el cargo al sentarse en el Despacho Oval. A él le corresponde también nombrar a su sustituta.

La sorpresa fue que no llegara preparada con las respuestas necesarias para la importante audiencia en el Congreso que ha puesto fin a su carrera. La alternativa de esperar sesenta días al informe del FBI era «totalmente inaceptable en el actual clima político», le respondió Ocasio Cortez, una de las diputadas que más amenazas recibe por sus posiciones de izquierda.

Por una vez ambos partidos se han puesto de acuerdo en investigar lo ocurrido concienzudamente para extraer lecciones al respecto. La comisión bipartidista que había anunciado Johnson esa misma mañana tendrá siete miembros del Partido Republicano, al que pertenece Trump, y seis del Demócrata liderado por Biden. La seguridad de unos y otros parece ser el santo grial del consenso.

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