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En todos los eventos deportivos de Estados Unidos suena el himno nacional. Espectadores, jugadores, árbitros y entrenadores se levantan respetuosos, pero la tendencia se rompió en septiembre de 2016. Hartos de las muertes de jóvenes negros a manos de las fuerzas de la ley, jugadores ... de la NFL, la liga profesional de fútbol americano, con Colin Kaepernick de adalid, comenzaron a protestar. ¿Cómo? Alzando el puño, poniéndose de rodillas e incluso quedándose en el banquillo mientras sonaban los acordes del himno.
Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, esta protesta de los jugadores afroamericanos -secundados por muchos compañeros blancos- le pareció una «vergüenza». Y reclamó medidas: quien se arrodillara por primera vez, fuera del partido; si era reincidente, fuera de la temporada. Los dueños de los equipos decidieron en mayo que multarían a todos los profesionales que protestaran, pero no iban a hacer nada si todo el equipo, entrenadores y jugadores, se quedaban en el vestuario durante la interpretación. Pero el verbo protestar tiene matices y se decidió que sólo se multaría a los que se arrodillasen.
Al presidente le pareció poco. Quiere más sanciones contra los desconsiderados, muy en la línea de lo que piensa esos millones de votantes de la América profunda y devotos seguidores del fútbol americano. La primera jornada de partidos de pretemporada, este pasado jueves, no hizo más que azuzar a Trump. Los jugadores hicieron caso omiso de las posibles multas por parte de la NFL y se arrodillaron, alzaron los puños, se quedaron sentados en el banquillo o simplemente no saltaron al campo para escuchar el himno. Y el presidente estalló.
«Los jugadores de la NFL están de nuevo en acción, arrodillándose cuando deberían estar orgullosos del himno nacional. Numerosos jugadores, de diferentes equipos, quisieron mostrar su 'indignación' por algo que la mayoría de ellos no puede definir. Hacen una fortuna haciendo lo que aman», escribió Trump en su cuenta de Twitter. «Un partido de fútbol, que los aficionados están pagando tanto dinero para ver y disfrutar, no es un lugar para protestar. La mayor parte de ese dinero va a los jugadores de todos modos. Encontrad otra manera de protestar. ¡Que se mantengan orgullosamente de pie durante el himno nacional o que sean suspendidos sin sueldo!», exclamó el presidente en un nuevo capítulo en contra de los deportistas profesionales, no solo de fútbol americano.
Trump ha dudado de la inteligencia de LeBron James, se ha metido con Stephen Curry o Kobe Bryant. Los jugadores de la NBA le han tildado de racista y ni Golden State Warriors ni Cleveland Cavaliers acudieron a la Casa Blanca en la tradicional visita de los campeones de la NBA. Tampoco estuvieron los Philadelphia Eagles, último campeón de la NFL: Trump retiró la invitación tras comprobar que la mitad del equipo no quería verle.
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