Mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York (EE UU)
Lunes, 29 de julio 2019, 08:45
Un joven de 19 años cuyo nombre se prefiere no publicar porque «no merece ni la notoriedad ni el reconocimiento» que buscan estos asesinos, precisó Scott Smithee, jefe de policía de Gilroy (California), se llevó por delante el domingo tres vidas tan jóvenes o más ... que la suya. Un niño de 6 años, una adolescente de 13 y un veinteañero, además de una docena de heridos, entre ellos la madre y la abuela del niño.
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Steven Romero, siempre sonriente, se convirtió rápidamente en el rostro de la Masacre del Ajo, que consternó a la ex primera dama Hillary Clinton, cuya nieta mayor está a punto de cumplir los cinco. «EE UU no puede seguir así», escribió en Twitter. «Por el bien de nuestros hijos, tenemos que cambiar».
Nadie está ya a salvo de la epidemia de tiroteos masivos y aleatorios que hace tiempo que dejaron de enfocarse en las escuelas para sorprender en los lugares más insospechadas. Un cine (Aurora, 2012), una discoteca gay (Orlando 2016) un concierto de country (Las Vegas, 2017) y ahora, un festival de ajo.
Gilroy, una ciudad rural de 57.000 habitantes situada a una hora al interior de California desde San Clara, se le considera la capital mundial del ajo. Sus productores cuentan la cosecha en centenares de millones, pero ni todo el ajo del mundo pudo salvar la escena familiar en la que el pistolero decidió descargar su odio. Bien preparada para un festival que el año pasado recibió 80.000 visitantes, la policía los hizo pasar por detectores de metales e instaló una base dentro del perímetro. Eso le permitió responder al incidente en un minuto, literalmente. Tres agentes con pistolas se enfrentaron al joven vestido de faena con un rifle automático estilo AK-47, que había cortado la valla para entrar con unos alicates. Los disparos certeros de los agentes acabaron con su vida, pero en tan poco tiempo ya había dejado un reguero de sangre y de muerte.
Toda una lección que no quieren oír los que defienden que hacen falta más armas para combatir las armas. El FBI estudia la interacción del joven en las redes sociales en las que, según Los Angeles Times, dejó una foto de Smokey Bear, el oso que sirve de mascota a los servicios forestales desde mitad del siglo pasado. La frase al pie insta a leer Might is Right (traducido como El poder es la Razón o Supervivencia del Más Apto). El libro que Ragnar Redbeard, representante del darwinismo social, escribió en 1890 contiene ideas misóginas y racistas. «¿Por qué haces esto? Porque estoy enfadado, muy enfadado», dice Associated Press que escuchó un testigo.
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