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Kamala Harris y Beyoncé AFP
Beyoncé provoca el delirio demócrata

Beyoncé provoca el delirio demócrata

La megaestrella compartió escenario con Kamala Harris en Houston, en un nuevo megamitin que se centró en el derecho al aborto y la necesidad de garantizar un futuro a todas las mujeres

M. Pérez

Sábado, 26 de octubre 2024, 12:22

Beyoncé acudió este viernes a Houston no para cantar sus éxitos ni hacer promoción de su último disco, 'Cowboy Carter. Lo hizo para mostrar su más severo perfil de activista y mujer preocupada por el futuro de los suyos.

«No estoy aquí como una celebridad. No estoy aquí como una política. Estoy aquí como madre. Una madre que se preocupa profundamente por el mundo en el que viven mis hijos y todos nuestros hijos. Un mundo donde tenemos la libertad de controlar nuestros cuerpos», exclamó ante un auditorio numeroso, enardecido, dispuesto a contemplar la magia de dos de las mujeres más famosas de Estados Unidos en este momento: la cantante y la política. Beyoncé y Kamala Harris. Fue su primer mitin juntas. En Houston (Texas), una plaza complicada donde las dos arremetieron contra las normas estatales que regulan hasta casi la asfixia el derecho al aborto.

La estrella afroamericana reclamó «unidad» en torno a la candidata demócrata para que EE UU «cante una canción de diginidad y de oportunidades». «Imaginen a nuestras hijas creciendo y viendo lo que es posible sin límites ni barreras. Imaginen a nuestras abuelas, imaginen lo que sienten ahora mismo», añadió la cantante, que habló en su tierra natal de una manera rara vez contemplada en sus entrevistas. Beyoncé es demócrata y ha apoyado sus campañas. De hecho, Kamala Harris utiliza su tema 'Freedom' como banda sonora de su campaña. Sin embargo, es muy posible que nunca como esta noche se haya explayado en un discurso político tan amplio.

Hubo mucha emoción. Si la noche anterior en Atlanta los demócratas pudieron asistir a lo que podría denominarse una gala política, un espectáculo brillante cuajado de estrellas lanzando mensajes de ánimo, con Obama, Bruce Springsteen, Samuel L. Jackson o Spike Lee en el escenario, Houston ha constituido la parte emocional y sentimental del programa de la candidata. Beyoncé ha hablado del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y su futuro. Pero también en el estrado se ha escuchado la voz de un grupo de mujeres que han relatado cómo estuvieron al borde de la muerte tras serles negado el derecho al aborto en embarazos de alto riesgo.

Beyonce y Kelly Rowlands, en el escenario que compartieron con Willie Nelson. Reuters

Entre las oradoras ha figurado la madre de Amber Thurman, una joven de 26 años ingresada en un hospital de Georgia que murió mientras se debatía si tenía derecho o no a un aborto legal. El acto ha reunido además a varios médicos que explicaron cómo las leyes de Texas les obligaban a marchar a otros Estados ante las trabas impuestas a su labor sanitaria.

«Si cree que está protegido contra las prohibiciones al aborto de Trump porque vive en Michigan, Pensilvania, Nevada, Nueva York, California o cualquier Estado donde los votantes o legisladores han protegido la libertad reproductiva, tenga en cuenta que nadie está protegido», ha sentenciado Kamala Harris en su discurso. Seria, muy seria, la candidata demócrata advirtió que «si Donald Trump gana nuevamente, prohibirá el aborto en todo el país», y alertó sobre el advenimiento de una época de restricción de »derechos y libertades« en caso de que el líder republicano llegue a la Casa Blanca. En cambio, con los demócratas, Harris afirmó que »la libertad ganará«.

La candidata está embarcada en una gira final de mítines de gran resonancia pública. Su equipo quiere que tengan un profundo impacto en el electorado y que se recuerden hasta el 5 de noviembre para mantener movilizado al electorado de casa y atraer a votantes indecisos. En una campaña no hay puntada sin hilo. En Houston, una de las misiones ha sido convencer a mujeres republicanas moderadas de que los demócratas garantizan mejor sus derechos.

De todas maneras, esto es América. Y era evidente que la presencia de Beyoncé debía desatar el show. Hubo largas colas para entrar al Shell Energy Stadium en Houston, anteriormente conocido como BBVA Compass y sede de los equipos de fútbol Houston Dynamo y Houston Dash. El recinto alojó a 30.000 personas. Miles de ellas esperaron hasta diez horas para intentar ser los primeros y acercarse lo más posible al escenario. La noche tampoco salió barata. Aparcar en las miles de plazas habilitadas cerca del estadio costaba 45 dólares. Dos botellas de agua en el recinto salían a 20 dólares. No se expendió alcohol.

El show no defraudó. Hubo DJ's que pusieron al público en situación con los éxitos de la megaestrella local. Beyoncé declinó cantar. Era una noche para hablar. Para los discursos. Su propia madre dio uno de ellos. Ella salió al escenario con su excompañera en Destiny's Child, Kelly Rowland. «Todos dicen que Texas juega un papel fundamental para cambiar el curso de nuestro futuro», señaló Beyoncé, antes de animar a los asistentes a votar por el Partido Demócrata. «Todos tenemos un papel que desempeñar para que esto sea una realidad», añadió. Kelly Rowland se sumó al llamamiento: «Houston, ya participaste en la creación de 'Destiny'. Así que haz lo que haces y vuelve a hacerlo», exclamó antes de afirmar que «estamos recuperando el control».

Hubo además otras celebridades. Actrices como Jessica Alba, que abrió la larga noche de comunión demócrata repitiendo la frase: «No vamos a volver atrás». Sin embargo, fue Willie Nelson, la institución de la música americana, quien acabó poniendo el punto emocional, nostálgico y crepuscular al mitin. Quizá ni la misma Kamala Harris pudo imaginarse cuando fue nominada a candidata en sustitución que Joe Biden que en dos días consecutivos compartiría escenario con Bruce Springsteen, Beyonce y Willie Nelson. Éste apareció en el Shell Energy Stadium ataviado con una camiseta serigrafiada como en los mejores tiempos del verano del amor con las palabras 'Harris Walz' en honor a los dos candidatos. El público echó abajo el pabellón con gritos de 'Willie Willie'. Al grito de «¿Estamos listos para decir 'señora presidenta'?», el veterano cantante de 91 años defendió un repertorio breve pero lisérgico de esperanza e ilusión armado con su guitarra y una banda base formada por contrabajo, guitarra, armónica y batería de una sola pieza. Sonaron 'Mammas Don't Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys' y 'On the Road Again'. Pocos mitines habrán tenido un final tan de leyenda.

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