Los conductores británicos agotan los surtidores de gasolineras

Colas en las gasolineras a las cinco de la mañana, peleas por el acceso a los surtidores, temor a que el personal de los servicios sanitarios no pueda acudir a su trabajo si no se le da prioridad y una reducción radical del tráfico. Esos son algunos rasgos de las circunstancias que se viven en Reino Unido, después de que el viernes se filtrase un mensaje de alarma de British Petroleum sobre el suministro de combustible por falta de transportistas.

El Gobierno habría considerado la idea de recurrir al Ejército para suplir la carencia de conductores de camiones cisterna, pero la idea se ha descartado porque no hay soldados capacitados para llenar las tanques o los surtidores. El ministro de Transportes ha enviado una carta a un millón de británicos con carnet para conducir camiones, pidiéndoles que se reincorporen a su antiguo oficio.

El Ejecutivo de Johnson ha alterado también sus principios restrictivos sobre la inmigración y ofrecerá 5.000 visados a camioneros extranjeros. El permiso durará tres meses, de tal modo que los atraídos por la oportunidad podrán rescatar a Reino Unido de sus delicadas circunstancias, para ser despedidos y expulsados del país en las fechas navideñas.

Los sindicatos han advertido de que es improbable que camioneros de la Unión Europea regresen. El problema no es solo el 'brexit'. Continuos testimonios en los últimos días señalan que la contratación de empresas de logística por grandes supermercados o propietarios de gasolineras ha reducido los costes a esos conglomerados, pero a cargo de la pérdida de poder adquisitivo de los camioneros y al deterioro de sus condiciones laborales.

En los días anteriores al 'brexit', el pasado diciembre, testimonios de transportistas españoles obtenidos en la ruta hacia el puerto de Dover- principal avenida del comercio entre Reino Unido y la Unión Europea- incidían en que el trato a su gremio en Inglaterra es muy malo. Se quejaban de falta de aparcamientos con infraestructura para el descanso o la higiene personal. Camioneros británicos mencionan ahora esos mismos aspectos como causas del porqué dejaron el oficio.

Incluso la prensa en favor del 'brexit', como el diario 'The Sun', mostró entonces su asombro porque, tras la prohibición súbita del Gobierno francés a la entrada en el país de personas procedentes de territorio británico- cuando las cifras de infectados por la variante delta subía vertiginosamente-, la policía de tráfico de Kent multó por aparcamiento indebido a conductores alineados en ambos arcenes de la autopista M20, atrapados contra su voluntad, sin comida ni higiene, en monumentales colas.

El Gobierno británico toma ahora iniciativas para aumentar el número de plazas en cursos para conductores de camiones. Lejos de achacar el problema al 'brexit', Eustice y otros ministros señalan que la crisis es un correctivo para el sector. Argumentan que tendrá que aumentar la paga y mejorar las condiciones de trabajo para atraer a británicos, sin refugiarse en la abundante demanda de empleo que llegaba de Rumanía, Bulgaria o Lituania.

Es un argumento repetido por los 'brexiters', también para otros sectores, y conectó con las bases populares que apoyaron la marcha de la UE. Un análisis del Banco de Inglaterra, en 2015, evaluó en un descenso del 0.3% el impacto en los salarios de un aumento del 10% en las cifras de la inmigración comunitaria. El impacto era mayor, -2%, en empleos que requieren baja capacitación profesional.

La oposición laborista- cuya conferencia anual pasa ahora inadvertida como consecuencia del espectáculo morboso de las gasolineras- se mueve en terreno pantanoso sobre esta cuestión, por el apoyo al 'brexit' en viejos bastiones del partido. Critica al Gobierno por no haber planeado con antelación la carencia de personal en diversos sectores. El líder del partido, Keir Starmer, ha asegurado que él daría visados a 100.000 camioneros.

Los sondeos indican que Johnson y los conservadores están siendo afectados por la suma de problemas domésticos. Subida drástica de la factura de electricidad y gas, subida también del combustible, subida de la cesta de la compra, estanterías vacías en algunos supermercados,… El siguiente paso es desafiante: el Gobierno eliminará el aumento, durante la pandemia, de 23 euros semanales a los receptores de la subvención a personas de renta baja.