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Emmanuel Macron ha tenido que recorrer medio mundo para tratar de calmar los ánimos. Reuters
El colonialismo le estalla a Francia en Nueva Caledonia

El colonialismo le estalla a Francia en Nueva Caledonia

Los disturbios por la propuesta para modificar la ley de votación ponen el foco en los territorios aún no descolonizados de las antiguas potencias europeas

Miércoles, 5 de junio 2024, 10:44

Aún quedan vestigios de la colonización europea. Nueva Caledonia es uno de los 17 que aparecen en la agenda del Comité Especial para la Descolonización de Naciones Unidas: un pequeño archipiélago de 140 islas entre Australia y Nueva Zelanda -pero a dos horas de avión de cada uno de esos países- que sigue siendo territorio francés. La anexión se produjo en 1853 y en 1946 pasó a formar parte de los territorios de ultramar galos, en los que Emmanuel Macron no es presidente sino jefe de Estado representado por un alto comisionado.

Hasta ahora, el gobierno regional se ha elegido por aquellos que residían en Nueva Caledonia antes de 1998 y sus descendientes, una medida dictada tras disturbios anteriores para proteger la representación de la etnia indígena kanak. Sin embargo, ahora Francia ha planteado una modificación legal para permitir que cualquier ciudadano que lleve más de una década residiendo en la isla pueda votar. Y eso ha provocado una revuelta que ha forzado a decretar el Estado de Emergencia y a desplegar un nutrido número de tropas.

Por eso, hoy ponemos la vista en este pequeño trozo de Oceanía.

Estos serán los tres temas que abordaremos:

  • Nueva Caledonia vuelve a debatir sobre su independencia.

  • Cambio de régimen en Sudáfrica.

  • Menos ceros, más ZiGs.

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  1. Imagen principal - Nueva Caledonia vuelve a debatir sobre su independencia
    Descolonización inacabada

    Nueva Caledonia vuelve a debatir sobre su independencia

Nueva Caledonia tiene una población similar a la de Vitoria o Valladolid, muy pocos sabrían ubicarla en el mapa y, sin embargo, su estallido social ha copado titulares en todo el mundo. Sobre todo en Francia, país al que todavía pertenece. Según Naciones Unidas es un 'territorio no autónomo', como el Sáhara Occidental o Gibraltar. O sea, un lugar que aún no ha sido descolonizado.

Los 17 territorios pendientes de descolonizar. ONU

Hay 17 en todo el mundo, y en la gran mayoría ondea la Union Jack del Reino Unido. Pero la que ahora ha dicho basta es una de las dos bajo control francés. Y el de Nueva Caledonia es un caso especialmente curioso, porque en tres ocasiones ha votado para decidir su independencia y en todas ha decidido continuar perteneciendo a Francia. La última se celebró en 2021 y fue especialmente polémica, porque los partidos independentistas se opusieron a organizar el referéndum en medio de la pandemia y pidieron su boicot. Participó solo el 43,9%, muy lejos de los porcentajes registrados en 2018 y 2020, cuando se superó el 80%.

Ahora, sin embargo, la propuesta hecha en abril para una reforma en la normativa electoral ha provocado media decena de muertos, ha dejado la capital -Noumea- en llamas, y ha vuelto a dar alas a los partidos independentistas, que reclaman volver a organizar un referéndum. Sus partidarios son sobre todo miembros de la etnia kanak, que componen en torno al 40% de la población de las islas. En torno a una cuarta parte son europeos que llegaron atraídos por una de las principales riquezas del archipiélago, que es el tercer productor mundial de níquel.

Noumea tras los disturbios. AFP

Macron sin embargo, lo que quiere llevar a referéndum es la propia modificación de la ley. Pero a una votación en la que pueden participar todos los ciudadanos franceses, un hecho que provoca un claro rechazo entre la población de Nueva Caledonia. Es una situación que reabre el debate sobre el derecho de autodeterminación y que, independientemente de cómo se resuelva, puede tener repercusión en el resto de territorios que aguardan su descolonización.

  1. Imagen principal - Cambio de régimen en Sudáfrica
    Adiós a la mayoría del ANC

    Cambio de régimen en Sudáfrica

El Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) ha vuelto a ganar las elecciones en Sudáfrica. Pero la del domingo fue una de esas victorias que saben a derrota, porque el ANC llevaba exactamente tres décadas acostumbrado a la mayoría absoluta. La votación ha demostrado que el poder desgasta incluso al partido que acabó con el 'apartheid' en el país, un hito que cada vez queda más lejano para los jóvenes, que sufren una de las tasas de paro más altas del mundo y ven cómo el país continúa con carencias en infraestructuras básicas propias del Tercer Mundo.

Un momento de la votación en Sudáfrica. Reuters

Ahora el ANC se ha quedado con 159 escaños en un hemiciclo de 400 y tendrá que jugar bien sus cartas para gobernar en coalición, algo cada vez más habitual en el mundo. Las mayorías absolutas son cada vez más algo del pasado, muestra de la creciente fragmentación sociopolítica, y se ven relegadas a países autoritarios o democracias poco asentadas.

En el caso de Sudáfrica, el ANC tendrá que dejar clara su posición respecto a las principales fricciones geopolíticas, ya que ha promovido la condena a Israel en la Corte Internacional de Justicia y se ha posicionado del lado de Rusia y de China en un tablero global crecientemente bipolar. Sin embargo, esta postura no es compartida por algunos de los partidos con los que el ANC podría gobernar. Sobre todo por la Alianza Democrática, uno de los tres grandes partidos con los que podría pactar. De lo que no hay duda es de que se avecina un necesario cambio de régimen en el país más desarrollado -y también más desigual- de África. Poque la alternancia política es sana.

  1. Imagen principal - Menos ceros, más zigs
    Hiperinflación

    Menos ceros, más zigs

Tradicionalmente, una de las fórmulas más socorridas para enmascarar la depreciación -a menudo acompañada de hiperinflación- que sufren las divisas de países con economías endebles e inestables ha sido ir quitando los ceros que se iban acumulando en los billetes. En el caso de Zimbabue, el asunto había alcanzado dimensiones surrealistas. La denominación más alta de su dólar llegó a los cien trillones (anglosajones): o sea, un uno seguido de catorce ceros.

Quitarle algunos serviría de poco, porque la realidad se los iba a añadir pronto. No en vano, entre enero y abril el dólar de Zimbabue perdió tres cuartas partes de su valor. Así que esta medida no sirve de nada si no va acompañada de otras mucho más contundentes en política monetaria. Por eso, el pasado 5 de abril el país decidió cambiar de moneda y acuñar el ZiG, Zimbabue Gold Dollar. El Banco Central hace hincapié en que está sustentado en las reservas de oro y que la sustitución, cuyo plazo acaba de concluir, da confianza tanto a ciudadanos como a inversores. Porque se compromete a no imprimir billetes como loco.

No obstante, ha sido curioso que uno de los cantantes que han compuesto una oda al nuevo ZiG haya recibido el pago en dólares estadounidenses. Y algunos lo han utilizado para reírse de una divisa a la que no le dan ningún futuro. De hecho, el dólar estadounidense se utiliza en un 85% de las transacciones del país, lo que demuestra que el gran reto es convencer a la gente de que abandone esta dolarización informal que se repite en otros países caracterizados por la inestabilidad de sus monedas y adopte una moneda nacional «para que no muera».

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