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La rápida recuperación tras la covid y el Brexit. Son dos de los factores a los que el burgalés Óscar Sánchez achaca la situación que se está viviendo desde hace unas semanas en Reino Unido. Un desabastecimiento en determinados productos que ha sembrado de «incertidumbre» ... a los ciudadanos británicos.
«Tras la covid, se recuperó muy rápida la normalidad. A eso se ha unido la realidad del Brexit y ahora hay muchos menos camioneros. Ya no puede encontrar trabajo cualquiera que cruce la frontera. Hay que buscar una empresa, te tienen que hacer una propuesta de trabajo... y todo eso hay que tramitarlo con el Ministerio. Sucede lo mismo que en Estados Unidos o en Australia. Ya no es como antes. Antes podía venir cualquiera a trabajar a Londres», apunta Sánchez, que trabaja en un restaurante de Londres.
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La realidad de Reino Unido es que «ahora se buscan trabajadores por las esquinas». Se estima que alrededor de 1.300.000 personas hayan abandonado el país durante la pandemia. Y ahora ya es más complicado volver a entrar. Una mano de obra «barata» que repercute en el día a día de los que viven en las fronteras de Reino Unido. «A los británicos no les gustan estos trabajos y el Gobierno pensaba que se iban a suplir esos puestos, sobre todo en hostelería, supermercados, camioneros... En este país el que no trabaja es porque no quiere», continúa este joven burgalés.
Y ese déficit de personal ha derivado en una falta de determinados suministros en gasolineras, supermercados..., mientras que ya se habla del posible sacrificio de animales sanos ante la falta de personal cualificado. «En el supermercado hay de todo, pero no a tiempo. Por ejemplo, agua embotellada no hay, pero tenemos la mayoría de las cosas. También se han visto largas colas en las estaciones de servicio, pero todo viene de la falta de conductores para repartir los suministros», desgrana Sánchez.
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Las últimas semanas, ante un incierto futuro, se ha desatado el pánico y ya se habla del Invierno del Descontento, como en 1978. «Es posible que esto sea la punta del iceberg. El Gobierno está huyendo hacia adelante y mirando hacia otro lado. Ha habido una convención de los más conservadores y no han abordado el problema», prosigue el hostelero burgalés en tierras anglosajonas.
Esta situación también la ha palpado en el negocio en el que trabaja, aunque de momento no se ha visto muy afectado. «Algún producto se retrasa. Hace poco estábamos a la espera de presa ibérica de España y el camionero, por ejemplo, estuvo más de dos horas parado en una gasolinera para echar combustible. Además, nos ha llegado un correo desde la comunidad de vecinos del edificio porque estaban acumulando gasolina en sus casas. Eso es muy peligroso, pero está sucediendo», concluye Óscar Sánchez.
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