Reino Unido registra el menor número de muertes diarias en hospitales desde finales de marzo

Aunque portavoces del Gobierno sembraron dudas sobre el regreso de Boris Johnson a Downing Street este lunes- el primer ministro no estaría aún recibiendo los maletines rojos diarios, repletos de documentos, que son una parte importante de la tarea de gobernar-, se espera que esta noche regrese de Chequers, la residencia campestre en la región de Buckinghamshire donde ha pasado su convalecencia.

Un día en cuidados intensivos, una semana de convalecencia, se ha dicho en esta crisis. Johnson estuvo dos días en la antesala de la intubación y se cumplen dos semanas desde su salida del hospital. El primer ministro habló telefónicamente con Donald Trump y mantuvo el viernes un encuentro de tres horas con Dominic Raab, que ejerció sus funciones, y el ministro de Hacienda, Rishi Sunak.

El contexto es complicado. El número de hospitalizaciones no desciende a la velocidad que tranquilizaría a los epidemiólogos. Y el anunciado programa de test e identificación inmediata de las personas con las que han estado quienes dan positivo- que algunos expertos consideran que no tiene suficiente personal planeado- podría ser inmediatamente desbordado, según otros, si se pone fin ahora al confinamiento parcial.

Los diarios dominicales recogen, por otro lado, muestras de lo que es un sentir extendido en la sociedad. Donantes del Partido Conservador y ministros del Gabinete(estos sin identificarse), dicen que el regreso de la actividad económica es imprescindible. Hay también indicios en los últimos días de que la población, disfrutando de un tiempo primaveral espléndido, está saliendo más de sus casas.

Una novedad para el Johnson que regresa serán las sesiones parlamentarias con el nuevo líder laborista, Keir Starmer. Está siendo elogiado en sus primeros pasos. Pide persistentemente al Gobierno, de nuevo ayer por carta, que trate al público como adultos y publique su plan de relajación del confinamiento. Starmer está corriendo el riesgo de que se le pida el suyo, como contribución ciudadana a la crisis sin interés partidista.

El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, ha advertido a los países europeos contra la reactivación precipitada de su sector turístico en plena crisis del coronavirus. «Una competición europea para ver quien es el primero en autorizar los viajes turísticos conduce a riesgos injustificables», señala Maas en declaraciones al dominical Bild am Sonntag. En ellas se refiere concretamente a la estación de esquí austríaca de Ischgl, desde donde el Sars-Covid-19 se extendió por todo el continente: «ya hemos comprobado lo que un cluster infeccioso puede provocar en los países de origen. Esto no debe repetirse». Tras comentar que los países europeos deben consensuar criterios comunes para el retorno a la libertad de viajar, Maas afirma que «no podemos echar por tierra los éxitos duramente conseguidos en las últimas semanas«.

Entre tanto, el 60% de las agencias de viajes y turoperadores alemanes están amenazados de insolvencia, según una encuesta entre sus miembros de la Confederación Turística Alemana (DRV). Una de cada cinco empresas se ha visto obligada ya a despedir empleados. Norbert Fiebig, presidente de la DRV, reclama ayudas estatales para el sector ante la pérdida ya de 4.800 millones de euros en facturación.

El ministro alemán de Transportes, Andreas Scheuer, ha afirmado a su vez que la crisis del coronavirus tendrá consecuencias inevitables a largo plazo para las aerolíneas de todo el mundo. «Habrá un reordenamiento mundial», señala Scheuer en declaraciones al dominical Welt am Sonntag, en las que reclama amplias subvenciones para el sector aéreo germano: «debemos apoyar y proteger los aeropuertos, constructores de aviones, y aerolíneas alemanes».

Las declaraciones tienen lugar poco antes de la prevista reunión de crisis del ejecutivo alemán con la dirección de la aerolínea Lufthansa, la mayor de Europa, gravemente afectada por la crisis y que ya ha anunciado que reducirá su flota en 100 aparatos y se verá obligada a recortar 10.000 empleos en su plantilla. Scheuer subrayó que tras la crisis cambiarán los hábitos viajeros, sobre todo en lo que se refiere a los viajes de negocios: «las videoconferencias se convertirán en normalidad«.

La crisis del coronavirus ha hecho que se duplique en Alemania el número de personas que trabajan desde el hogar hasta alcanzar el 25% del total. Un «logro» que el gubernamental Partido Socialdemócrata quiere conservar con una legislación que apoye esta tendencia una vez superada la crisis. «Todo el que quiera y al que su puesto de trabajo lo permita debe poder trabajar desde el hogar, también cuando la pandemia de Covid-19 haya sido superada», señala el ministro alemán de Trabajo, Hubertus Heil, en el dominical Bild am Sonntag. La empresas en las que es posible trabajar desde el hogar deben autorizarlo si los empleados lo desean, subraya el ministro, quien reconoce también que el trabajo desde el hogar puede «devorar la vida privada». Por ello anuncia una iniciativa legislativa con «reglas justas» para impedir efectos indeseados.

La primera ministra de Renania Palatinado, Malu Dreyer, ha advertido contra un alivio precipitado de las restricciones sociales dictadas para luchar contra el coronavirus. Anteriormente la canciller federal, Angela Merkel, había anunciado que hasta el próximo 6 de mayo no se discutirá sobre esa posibilidad. Ese día tendrá lugar la próxima reunión de crisis del ejecutivo de Berlín con los jefes de gobierno de los 16 estados federados alemanes y en ella se analizarán las consecuencias de la reapertura del comercio en todo el país el lunes pasado. «Hemos alcanzado mucho, lo que debemos agradecer a la gran disciplina de la población y eso es algo no no debemos poner en juego», afirma Dreyer en una entrevista con la agencia alemana DPA. «Nuestra meta común es mantener bajo control el aumento de la tasa de infecciones y a la vez acordar cautelosamente nuevos alivios», señala la primera ministra socialdemócrata.

El Sindicato de la Policía alemana (GdP) considera sumamente peligroso reactivar la temporada de la Bundesliga de fútbol con encuentros a puerta cerrada por la posibilidad de que los aficionados se concentren a las puertas de los estadios. «Por mucho que los organizadores se esfuercen en los estadios a mantener los preceptos de higiene y mantener al mínimo los riesgos de infección, los partidos a puerta cerrada no dejan de ser un gran peligro», afirma el vicepresidente del GdP, Jörg Radek, en el dominical Frankfurter Allgemeinen Sonntagszeitung. Añade que la Liga Alemana de Fútbol está en su derecho de elaborar un plan para reanudar la temporada, pero «me da la impresión de que no tienen en cuenta todos los aspectos». Aunque es posible controlar el interior de los estadios, «no sucede lo mismo con el espacio público a sus puertas, que pueden convertirse en meta de los aficionados que quieren animar a sus equipos, lo que sería devastador. No deben producirse grandes concentraciones humanas ante las puertas de los estadios. Eso no solo está prohibido, sino que sería también irresponsable», subraya Radek. La Liga Alemana de Fútbol tiene intención la semana entrante de abordar con el gobierno alemán la reapertura de la temporada con partidos a puerta cerrada.

El gobierno francés presentará el próximo martes los detalles de su plan de salida progresiva del confinamiento, una tarea difícil que requiere de equilibrios para reactivar la economía sin reactivar a su vez la epidemia. El gobierno se apoya en los consejos del comité científico, que anoche entregó sus recomendaciones, en las que afirmaba que ellos hubieran preferido que los colegios y guarderías siguieran cerrados hasta septiembre. El Ejecutivo ha optado por que abran a partir del 11 de mayo.

El grupo de expertos también recomienda el uso de mascarilla generalizado en los meses siguientes al levantamiento del confinamiento, uso que debería ser obligatorio para los alumnos de secundaria y bachillerato. Las farmacias han sido autorizadas desde hoy a vender mascarillas de tela reutilizables y lavables, que el comité recomienda para el público en general.

Los padres deberían tomar la temperatura de los niños cada mañana antes del ir al colegio, pero el comité considera que hacer tests de forma masiva a todos los alumnos y profesores no es factible porque afectaría a más de 14 millones de personas y habría que hacerlos de forma regular cada 5-7 días para que la medida fuera eficaz. Los alumnos deberían, además, almorzar en sus pupitres, para evitar las aglomeraciones de los comedores escolares.

El comité también recomienda que las empresas continúen con el teletrabajo en la medida de lo posible, «en la totalidad o más de la mitad del horario de trabajo», que se escalonen las horas de entrada, para evitar la saturación de los transportes públicos. Los viajes entre regiones podrían ser autorizados, pero se desaconsejan vivamente los internacionales hasta el verano para evitar el riesgo de reintroducción del virus en el país. Los científicos también aconsejan a las personas mayores de 65 años y a las más vulnerables que guarden un confinamiento estricto y voluntario.

Bélgica ha superado la barrera psicológica de los 7.000 fallecimientos con la Covid-19 tras incrementar en 178 personas las últimas veinticuatro horas. Es una cifra inferior a la de los últimos días, pero no por ello menos trágica. 7.094 decesos desde el estallido de la crisis pandemia, de los que el 45% se han notificado desde los hospitales y el 53% en residencias de ancianos (con un 10% de casos confirmados de coronavirus y un 90% por sintomatología sospechosa). Las autoridades sanitarias han insistido este domingo en que «el número de nuevas hospitalizaciones se está estabilizando y el pico en el número de muertes parece haber quedado atrás, aunque el número de infecciones en nuestro territorio continúe aumentando».

Con respecto a la información aportada el sábado por los expertos, se han producido 204 nuevas hospitalizaciones, lo que lleva el global a 3.959 pacientes ingresados, 891 pacientes en cuidados intensivos (43 menos en las últimas horas). Hasta la fecha, se confirman 10.785 altas hospitalarias desde el pasado 15 de marzo (368 se han sumado en las últimas horas).

El número de personas infectadas en el último mes y medio se sitúa en las 46.134, más de la mitad del total se han detectado en el norte del país (Flandes), el 33% en Valonia y el 10% en Bruselas.

A partir del 4 de mayo el país entrará en la primera de la primera fase de un desconfinamiento gradual que se prolongará semanas. Ya ese día será obligatorio el uso de mascarillas en el transporte público, aunque desde el Gobierno se ha reconocido que será difícil proporcionar a todos los ciudadanos para esa fecha una máscara. En una entrevista en la televisión flamenca, el responsable de justicia, Koen Geens, aseguró que el Ejecutivo federal ha encargado la fabricación de 22 millones de filtros lavables y reutilizables que se podrían acoplar en la máscara protectora y de los que cada belga debería recibir al menos dos, entre el 4 y el 20 de mayo.