Viernes, 21 de octubre 2022, 18:23
La propuesta de un sector republicano de recortar la ayuda estadounidense a Ucrania en caso de ganar la mayoría en la Cámara durante las elecciones intermedias de noviembre ha obtenido la réplica del presidente Joe Biden, quien ha asegurado que «los del otro 'equipo' (en ... referencia a la oposición a su Gobierno) no entienden que lo que haga Estados Unidos determinará lo que haga el resto del mundo». Según el inquilino de la Casa Blanca, la financiación a la exrepública soviética y la actitud de EE UU tras la invasión rusa «es mucho más que Ucrania. Se trata de Europa del Este. Se trata de la OTAN», ha remarcado durante un acto celebrado en Pittsburgh (Pensilvania) destinado a recaudar fondos donde utilizó un puente en construcción como símbolo de su plan histórico de inversión en infraestructuras. Pensilvania es uno de los Estados clave para que los demócratas retengan el control del Senado
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Sus declaraciones se producen después de que el líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, advirtiera el pasado martes que, en caso de una victoria en las elecciones legislativas, su partido no extenderá un «cheque en blanco» al Gobierno de Kiev. McCarthy sintoniza con una corriente del conservadurismo norteamericano que considera que los planes de Biden de apoyar a Ucrania «hasta el final» y la prestación de miles de millones de dólares en ayudas y armamento colisionan con la situación económica de los estadounidenses y contribuyen a «perpetuar» la guerra en Ucrania. «La gente va a estar sentada en una recesión y no va a extender un cheque en blanco a Ucrania», dijo McCarthy en su intervención, realizada en el marco de una campaña electoral con grandes reminiscencias del duelo Biden-Trump que llevó al primero al Despacho Oval hace dos años.
Las elecciones de medio mandato que tendrán lugar el próximo 8 de noviembre son de carácter legislativo, servirán por tanto para renovar las principales instituciones de EE UU y, sobre todo, marcarán la futura gestión del presidente según la mayoría caíga del lado demócrata o republicano. La última encuesta, realizada esta misma semana por 'The New York Times', no ofrece buenas noticias al veterano jefe del Ejecutivo. Señala que un 49% de los electores votará por los republicanos mientras un 45% lo hará por los representantes demócratas.
En un discurso preventivo ante la posibilidad de que los sondeos acierten, Biden ha destacado ante los donantes de su partido los «enormes» perjuicios de un posible recorte de las aportaciones a Ucrania por parte de sus rivales. «Son consecuencias realmente graves», ha asegurado tras arremeter contra los republicanos con un contundente «no tienen ni idea de política exterior estadounidense». Según él, el resto de países ven a Washington como un líder. «Nos miran porque no son tan grandes o poderosos», ha aseverado, según recoge Europa Press, en un discurso que a priori sorprende tanto por su catalogación de los aliados como por su contraste con el esfuerzo de la Unión Europea y de los gobiernos occidentales para librarse del marchamo de «hacer seguidismo» de la política de EE UU.
La proximidad de los comicios ha exacerbado el debate sobre el respaldo estadounidense a Kiev y, sobre todo, ha ensanchado la grieta entre el republicanismo tradicional y el ala más radical afín al expresidente Donald Trump. Son una minoría dentro de este partido quienes apuestan por «cortar el grifo» a Ucrania, pero no deja de ser una minoría relevante de legisladores y de referentes del conservadurismo revestidos de gran influencia. Unos y otros ejercen además su presión sobre las tripas de los extremistas, los reacios a las políticas de Biden y el sector de la sociedad más golpeado por la crisis económica.
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El debate tiene visos de emponzoñarse a medida que se acerca el 8 de noviembre. Un ejemplo: la pasada primavera la Administración aprobó en dos meses, con el consenso mayoritario de las Cámaras, sendos paquetes económicos valorados en 53.000 millones de dólares (más de 50.000 millones de euros) para armar al Ejército ucraniano y enviar suministros humanitarios al país en guerra con Rusia. Esta dotación equivale casi al presupuesto anual de Francia o de Alemania en Defensa, pero apenas nadie dudó de su conveniencia para hacer frente a la agresión rusa. Una de las partidas, de 40.000 millones, contó con el voto a favor de medio centenar de senadores republicanos y el rechazo de once. En la Cámara de Representantes, 210 diputados de este partido le dieron su beneplácito frente a 57 que lo desaprobaron. La influencia de este reducido grupo de discrepantes es, sin embargo, lo suficientemente notable como para haber profanado el entendimiento y convertir este tema en una piedra angular de la campaña.
Algunos expertos se preguntan hasta qué punto pueden tomarse en cuenta las declaraciones de McCarthy cuando el martes apostó por no entregar un «cheque en blanco» al Gobierno de Zelenski. Resulta dudoso cuando la propia población estadounidense manifiesta un elevado grado de solidaridad con Ucrania e incluso está dispuesta a asumir gastos energéticos extra derivados de la guerra, según las encuestas. Hay tertulianos que aportan la teoría de que McCarthy no se pronunció en realidad por acabar con las ayudas a Kiev sino por mejorar su supervisión y control en destino. Lo que sí parece claro, según la web especializada en asuntos militares Defence News, es que este tipo de declaraciones pueden minar la confianza política en que los legisladores republicanos mantengan el flujo de suministros si logran el control del Congreso.
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Los mensajes que circulan desde hace semanas entre los republicanos recalcitrantes y los afines al trumpismo resultan demoledores e incluso dolorosos. Tras el huracán que barrió su distrito en Florida, el legislador Matt Gaetz difundió una nota en Twitter sembrando dudas sobre si el dinero enviado a Ucrania (en las últimas semanas han sido aprobadas nuevas partidas millonarias) detraía ayuda de las víctimas de la tormenta. Su compañera de filas Marjorie Taylor Green se refiere a la exrepública invadida por Rusia como el «Estado número 51» de EE UU y se pregunta si «estamos financiando» a Moscú una vez que el Kremlin se ha anexionado cuatro regiones. El senador Josh Hawley, camarada político de Trump, acusa directamente a Europa de «gorronear».
En un espacio más sensorial y moderado del republicanismo, el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, asegura que su partido cierra filas con Ucrania y «todavía cree que la OTAN es importante», en contraposición con las opiniones del anterior presidente. McConnell ha sido una de las figuras conservadoras que ha visitado a Volódimir Zelenski en Kiev.
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El Gobierno ucraniano se ha convertido en un espectador de excepción de las próximas elecciones intermedias de EE UU y lo que no quiere es transformarse en protagonista involuntario. Varios cargos han mostrado el «temor» a que una eventual derrota demócrata marque un antes y un después en la política de Washington, que llegaría en el peor momento posible, con una dependencia militar absoluta de los arsenales americanos y en vísperas de una reconstrucción casi billonaria del país imposible de desarrollar sin los fondos estadounidenses.
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