Beso ilegal del ministro de Sanidad británico

Hancock está bajo sospecha por su gestión de la pandemia. Dominic Cummings, exasesor de Boris Johnson, le ha acusado en el Parlamento y en su blog de mentir a sus colegas sobre los test a enfermos de Covid ingresados en hospitales, que eran enviados a residencias de mayores en marzo y abril de 2020. Tales prácticas habrían extendido el virus en las residencias.

Que ahora se descubra que fue infiel a su esposa, y madre de sus tres hijos, no avala la defensa de su honestidad que ha mantenido ante las graves acusaciones de Cummings. La clase política británica, también la oposición, reconoce que la relación con su familia y con otras personas es un asunto privado, pero el 'affair' plantea otras cuestiones.

En primer lugar, que el ministro y su asesora incumplieron el 6 de mayo, cuando fueron filmados, la ley que el propio Hancock había introducido en el Parlamento prohibiendo el encuentro de dos personas de diferentes viviendas en un entorno cerrado, salvo por obligación laboral «razonable». La segunda es la contratación de su pareja furtiva, Gina Coladangelo, amiga de la Universidad de Oxford y ahora madre de tres hijos.

Fue contratada por Hancock el pasado año, y cumple su tarea sin funciones ejecutivas por una compensación que los medios estiman en unos 23.000 euros. Su principal actividad es la de socia y directiva de una compañía que se dedica al asesoramiento y representación de clientes en la maquinaria del Gobierno. Es también relaciones públicas de la firma de decoración Oliver Bonas, que creó su marido.

El ministro de Transportes, Grant Shapps, ha afirmado que la contratación, que plantea cuestiones sobre la incompatibilidad de inteeses de Coladangelo siguió un procedimiento de «un rigor increíble». Hancock ya tuvo que defenderse de la adjudicación sin concurso de un contrato millonario para la provisión de equipamiento médico a un exvecino sin experiencia profesional que avalase el encargo.