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Zigor Aldama
Shanghái
Sábado, 11 de enero 2020, 19:41
Tsai Ing-wen continuará gobernando Taiwán durante los próximos cuatro años. Los 19 millones de electores de la isla renovaron hoy su confianza en ella otorgándole la victoria más abultada de la historia del país: más de ocho millones de votos, casi el 58% del ... total. El Partido Demócrata Progresista que lidera Tsai logró la mayoría en el Parlamento y ha culminado un notable vuelco electoral: cayó derrotado en los comicios locales de 2018, y hasta mediados del año pasado aparecía por detrás de su principal rival, el Partido del Kuomintang, en las encuestas de intención de voto.
Que Tsai decidiese convertir a Taiwán en el primer país asiático que legaliza el matrimonio homosexual -aunque la población votó en contra en referéndum- y que redujese las pensiones de los veteranos del Ejército hicieron que se desplomase su popularidad. No obstante, varios factores han sido decisivos en la victoria de Tsai. Uno de los más importantes ha llegado desde Hong Kong, donde los siete meses de manifestaciones prodemocracia se han convertido en una llamada de atención para quienes ven a China como una amenaza.
Tsai aboga por preservar la independencia de facto de la isla y mantener a Pekín a raya. De hecho, hoy rechazó de nuevo la reunificación de Taiwán, cuya soberanía China reclama desde la partición del país en 1949, utilizando el mismo modelo por el que se rige Hong Kong. «Los resultados demuestran que, cuando la soberanía y la democracia se ven amenazadas, el pueblo taiwanés deja todavía más clara su determinación de preservarlas», sentenció Tsai tras la publicación de los resultados.
Su principal rival, el exalcalde de Kaohsiung, Han Kuo-yu, ha apostado por un discurso más conciliador y por tender puentes con la China continental para rebajar la tensión y espolear la economía. Pero en su contra ha tenido, precisamente, el sólido crecimiento económico registrado en la antigua Formosa, que en 2019 quedó cerca del 3%. La población joven también se identifica cada vez más como taiwanesa y aplaude la audacia progresista de Tsai. Así, Han tuvo que conformarse con el 38% de los votos y reconoció su derrota incluso antes de que acabase el escrutinio.
Lógicamente, este resultado no va a agradar a los dirigentes comunistas al otro lado del Estrecho. El presidente chino, Xi Jinping, ha subrayado en repetidas ocasiones su intención de que ambas chinas -la denominación oficial de Taiwán es República de China- se reunifiquen. Pero los taiwaneses han dejado claro que prefieren mantener el 'status quo' actual. Tampoco faltan quienes consideran que la isla podría convertirse en punto de fricción para un conflicto bélico entre China y EE UU, principal aliado militar de Taiwán.
«Nuestra actitud no ha sido ni provocativa ni aventurera. Las relaciones con China deben basarse en la paz, el respeto y la democracia, no en amenazas. Pero no nos queda otra salida que continuar reforzando nuestra defensa», señaló Tsai hoy. Afortunadamente, desde que accedió a la presidencia, en 2016, nunca han sonado los tambores de guerra.
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