La presión popular consigue finalmente la dimisión del presidente de Kirguistán

Tras prometer en un primer momento renunciar a su cargo, Zheenbékov, que llevaba en al frente del país desde noviembre de 2017, rectificó el miércoles y dijo que su dimisión se produciría una vez se celebrasen unos nuevos comicios parlamentarios. Pero las manifestaciones en demanda de su partida no han cesado, así que hoy ha tomado la decisión de hacer caso a la multitud e irse. Con él son ya tres los presidentes de Kirguistán que, desde 2005, cuando se produjo la llamada Revolución de los Tulipanes, se ven obligados a dejar la jefatura del Estado bajo la presión de la ciudadanía.

Zheenbékov anunció hoy su dimisión en un mensaje a la nación y explicó que, pese al nombramiento de Sadir Zhapárov como primer ministro, como exigía la oposición y sus partidarios en la calle, y a la formación de un nuevo Ejecutivo, «la situación en Bishkek -la capital- sigue siendo tensa». «Desgraciadamente, los disturbios y agresiones no remiten y las demandas para que yo dimita de forma inmediata continúan», se lamentó en su alocución.

Según sus palabras, «estamos al borde de un serio conflicto (...) de un lado están los manifestantes y del otro las fuerzas de seguridad, que están obligadas a emplear sus armas para proteger los edificios oficiales». En tal situación, añadió el dimitido presidente, «el derramamiento de sangre sería inevitable» y subrayó que «la paz, la unidad y la integridad de Kirguistán están por encima de todo». «No quiero pasar a la historia como el presidente que derramó sangre y disparó contra sus ciudadanos, por esta razón, he tomado la decisión de dimitir», declaró solemnemente. Pidió finalmente a todas las fuerzas políticas que retiren a sus partidarios de las calles de Bishkek y devuelvan la normalidad a la capital. Zheenbékov estableció el estado de emergencia en el país el pasado viernes y el toque de queda en Bishkek, pero el Parlamento no lo ratificó.

A tenor del artículo 68 de la Constitución de Kirguistán, el presidente del Parlamento, el recién nombrado Kanat Isáev, deberá ahora asumir interinamente las funciones de jefe del Estado hasta la celebración de elecciones presidenciales. Se tendrán también que convocar comicios legislativos, probablemente, en la misma fecha de aquí a tres meses.

El opositor Zhapárov, ahora nuevo jefe del Gobierno, estaba en la cárcel y fue puesto en libertad el pasado martes, en medio de los desórdenes que estallaron después de los comicios del día 4. Podría ser uno de los candidatos a la Presidencia, ya que cuenta con un gran apoyo popular.

En 2005, durante la Revolución de los Tulipanes, fue el legendario Askar Akáev, líder del país ya en la época soviética, quien tuvo que dimitir y refugiarse en Moscú. Le sustituyó Kurmanbek Bakíev, quien acabaría igual en 2010 por el descontento social provocado por su política. Reprimió duramente las protestas y tuvo al final que huir del país a Bielorrusia, en donde se encuentra actualmente.