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Un 40% del territorio de Yakarta se encuentra ya por debajo del nivel del mar. Adi Weda/EFE
Nusantara o cómo construir una capital desde cero

Nusantara o cómo construir una capital desde cero

Indonesia ha elegido un rincón en la isla de Borneo para trasladar su sede administrativa en vista del negro futuro que le espera a Yakarta, que se hunde siete centímetros cada año. El objetivo es inaugurar la nueva ciudad en 2024

Martes, 30 de mayo 2023

Indonesia se asoma a una enorme mudanza. Tan grande, que el país deberá meter cerca de un siglo de historia en una caja para trasladar su capital desde Yakarta a un rincón de la isla de Borneo que tras analizar decenas de posibles nombres -hasta 80- se llamará Nusantara. No es la primera vez que un Estado cambia de centro administrativo (lo hicieron antes Brasil, Kazajistán, Nigeria...) pero, en esta ocasión, el proyecto resulta de tal ambición que no estará rematado hasta 2045. Para entonces, la actual sede del poder civil de los indonesios se habrá hundido más de metro y medio. Una amenaza que ha motivado la construcción de una nueva capital desde cero.

Yakarta parece condenada a ser engullida por la sobreexplotación de sus aguas subterráneas. No se sabe la fecha, ni si llegará a desaparecer por completo, pero el Gobierno de Indonesia no quiere esperar a que la megaurbe -que ejerce como capital desde mediados del siglo pasado- se ahogue en el mapa para mover ficha. En 2019, el presidente Joko Widodo puso sobre la mesa su plan para construir un nuevo centro para el país, a 2.000 kilómetros de la actual sede, en un lugar mucho menos propenso a los desastres naturales como es la isla de Borneo. La idea encalló por la irrupción del covid pero se reactivó en el otoño de 2022. Y, si los plazos se cumplen, Nusantara quedará inaugurada en agosto del año que viene -Widodo acaba su mandato ese ejercicio- con el palacio presidencial y otros edificios gubernamentales operativos.

La decadencia de Yakarta, con unos 10 millones de vecinos en su censo, el triple si se tiene en cuenta toda su área metropolitana en la isla de Java, comenzó hace tiempo. El problema viene en parte del diseño urbanístico que realizaron los neerlandeses -Indonesia estuvo bajo su dominio más de tres siglos- a su estilo, con canales pensados para regular las inundaciones que, en la práctica, impiden que el suelo se compacte de forma natural. La aparente solución se convirtió en una trampa. Los sedimentos procedentes de los ríos -hasta 13 desembocan en la capital- no consiguen fijarse con estos 'obstáculos' por el camino y el terreno, al final, se hunde. Según los últimos estudios, a razón de 7,5 centímetros cada año.

Zuriati, junto a su hija Syifa, en el puesto donde trabaja en el puerto yakartés de Muara Angke, inundado por las mareas altas. Willy Kurniawan/Reuters
Imagen - Zuriati, junto a su hija Syifa, en el puesto donde trabaja en el puerto yakartés de Muara Angke, inundado por las mareas altas.

Tampoco ayuda que el sistema de agua corriente de la urbe abastezca a menos de un millón de hogares y que al resto no le quede más remedio que la compra de bidones para beber, cocinar o lavarse o, como alternativa, el bombeo de las aguas subterráneas. En las zonas costeras, como el norte de Yakarta, los habitantes perforan pozos de hasta 150 metros de profundidad. Un 40% de la capital ya se encuentra bajo el nivel del mar y calles, hogares y negocios sufren inundaciones crónicas. En 2007, por ejemplo, un muro no resistió la riada y la ciudad lamentó ochenta muertos y daños valorados en cientos de millones de euros. Las obras llevadas a cabo en las últimas décadas (para dragar, despejar barrios marginales, acondicionar los ríos, levantar diques de hormigón...) no han sido suficientes. Con ese panorama, y la pasión de Widodo por la construcción, la búsqueda de un nuevo centro para Indonesia era sólo cuestión de tiempo.

Entre las más de 17.000 islas que componen el país se eligió a Borneo no sólo por su situación, en el centro, sino también por su menor riesgo de sufrir catástrofes naturales. La zona es famosa por la presencia de orangutanes, sus plantaciones de palma para la extracción de aceite y las reservas de carbón, y los residentes no se han tomado nada bien el proyecto para fijar allí la futura capital indonesia por la amenaza de deforestación. «El peso que Yakarta soporta como centro de gobierno, servicios, finanzas y comunicaciones es demasiado», ha advertido Widodo sobre la necesidad de una nueva sede. A la ciudad le falta ya incluso espacio -es la urbe con más centros comerciales en el mundo y la duodécima en número de rascacielos- donde construir y sufre importantes atascos y una asfixiante polución.

La maquinaria trabaja desde septiembre de 2022 en los terrenos que ocupará la futura Nusantara. Mast Irham
Imagen - La maquinaria trabaja desde septiembre de 2022 en los terrenos que ocupará la futura Nusantara.

Nusantara no tiene nada que ver con Yakarta, al menos, sobre los planos. El presidente de Indonesia quiere dejar como legado una ciudad 'eco' que funcione con energías renovables, puntera a nivel tecnológico, sin problemas de tráfico, pensada para que sus vecinos se muevan, sobre todo, a pie o en bicicleta. «Queremos construir una nueva industria. Esto no es mover físicamente los edificios. Queremos una nueva ética de trabajo, una nueva mentalidad, una nueva economía verde», dibuja Widodo. Cerca de 300 empresas aceptaron el reto y se postularon para llevar a cabo el plan maestro de la futura capital que, finalmente, ha esbozado el arquitecto local Sibarani Sofian con la naturaleza como inspiración.

La sustituta de Yakarta toma ya forma en la isla de Borneo, donde ocupará unos 2.600 kilómetros cuadrados bajo el nombre de Nusantara, que en javanés antiguo significa archipiélago. Se barajaron decenas de denominaciones para bautizar a la futura urbe, como Negaya Jaya (que se traduce como país glorioso) o Nusa Karya (creación de la patria). Cada detalle de la nueva capital se mima al milímetro, y el Ejecutivo indonesio quiere incluso lanzar su candidatura para que acoja los Juegos Olímpicos de 2036. Y eso que la ciudad no estará finiquitada hasta casi una década después.

La obra para levantar Nusantara se desarrollará en cinco fases y los primeros habitantes llegarán en el verano de 2024. Mast Irham

La capital, a la que se conoce ya con las siglas IKN, se desarrollará en cinco fases. La primera se espera que esté lista en agosto de 2024 con la apertura del palacio oficial de la Presidencia y algunos edificios gubernamentales, y la llegada de unas 60.000 personas para empezar a 'colonizar' sus calles. Por ahora, eso sí, no hay ni un edificio residencial en pie. Los funcionarios ya han mostrado su inquietud por un posible traslado a Nusantara y otros vecinos de Yakarta, millones de ellos, tampoco están dispuestos a hacer una mudanza que no saldrá barata. Un mal antecedente para una ciudad construida de la nada cuyo alumbramiento costará alrededor de 30.000 millones de euros.

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