La habitación 502 del hotel Grand Hyatt Erawan de Bangkok esconde más que lujo. En esta suite con vistas panorámicas, y más metros cuadrados que muchos pisos, se produjo hace unos días un misterioso crimen que la Policía tailandesa trata de resolver con ayuda del FBI. El personal de limpieza halló el martes en su interior los cadáveres de seis turistas, varios platos de comida sin probar y un par de termos rodeados de tazas de té donde, según las primeras investigaciones, se encontraría la clave del caso. Había restos de cianuro. «Uno de los muertos causó el incidente», sostiene el comandante Noppasil Poonsawas, «seguro» de esta hipótesis.
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El crimen se habría producido un día antes del macabro hallazgo, cuando el hotel tuvo por última vez noticia de los huéspedes, que habían reservado varias habitaciones en este cinco estrellas situado en el corazón de la zona más turística de Bangkok. En el grupo había tres mujeres y tres hombres de entre 37 y 56 años procedentes de Vietnam y EE UU cuyo nexo de unión, más allá de su muerte en extrañas circunstancias, no ha trascendido. Chong Sherine, la mayor, se puso el lunes al mediodía en contacto con el servicio de habitaciones. Quería comida tailandesa para varias personas y también té, que ella misma se encargó de preparar antes de que llegara el resto.
Fue varias horas después, el martes, cuando el personal de limpieza accedió a la suite 502 tras comprobar que ninguno de los seis huéspedes había completado el registro de salida. Estaban todos dentro de la habitación, sin vida y sin signos de violencia. La Policía descartó un tiroteo, pese a los rumores iniciales. Los primeros resultados de las autopsias apuntan a un envenenamiento por cianuro, una sustancia altamente tóxica que, además, actúa muy rápido en el organismo humano. En el té había restos de este veneno y las víctimas presentaban síntomas compatibles con su consumo, como labios y uñas teñidos de un púrpura oscuro y los órganos internos con un rojo intenso. El viernes estará listo el informe completo.
La Policía señala a Sherine, quien se habría suicidado de la misma manera que mató al resto, como principal sospechosa del asesinato de este grupo de extranjeros en el que viajaba una persona más -hermana menor de una de las víctimas- que casi una semana antes salió de Tailandia y que por ahora no se relaciona con el suceso. El comandante Poonsawas cree que el móvil del crimen estaría vinculado a una deuda millonaria, aunque no precisó la cantidad.
Las autoridades tailandesas tratan de resolver el caso cuanto antes conscientes del daño que puede causar al turismo en el país, que hace menos de un año se vio sacudido por otro mediático asesinato con el español Daniel Sancho como acusado de quitar la vida y desmembrar al colombiano Edwin Arrieta. Unas décadas antes, en los setenta, fue el francés Charles Sobhraj quien sembró el terror en Tailandia tras cometer supuestamente una veintena de homicidios, lo que le ha hecho recientemente saltar a la pequeña pantalla con una serie en Netflix.
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