mikel ayestaran
Estambul
Jueves, 27 de octubre 2022, 19:32
Después de dos años de negociación, Israel y Líbano firmaron el acuerdo marítimo que abre la posibilidad de la explotación de yacimientos de gas en el Mediterráneo. Se trata de un acuerdo histórico entre dos vecinos que están técnicamente en guerra y que acuerdan establecer ... por primera vez, y gracias a la mediación de Estados Unidos, una frontera marítima para repartirse los recursos energéticos de alta mar.
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Dirigentes de ambos lados se mostraron contentos con el pacto. El jefe negociador libanés, Elias Bou Saab, habló del inicio de «una nueva era» y el ministro de Exteriores, Abdallah Bou Habib, declaró a la cadena Al-Jazeera que «nuestro pueblo tiene la gran esperanza de ver a su país convertido en un productor de gas». Los libaneses están asfixiados por la grave crisis económica que sufre el país y se agarran a este acuerdo como una vía para obtener recursos, aunque los dirigentes advierten que llevará tiempo comenzar a extraer gas.
En Israel se hizo una lectura más política que económica. El Gobierno ratificó el texto definitivo y el primer ministro, Yair Lapid, habló de «logro político» porque «no todos los días un estado enemigo reconoce al Estado de Israel, en un acuerdo escrito, frente a toda la comunidad internacional». Lapid está en plena carrera electoral y su gran rival en la cita del martes, Benjamín Netanyahu, fue la voz más crítica con un pacto que tildó de «ilegal». El líder del Likud advirtió que en caso de victoria en las urnas no se sentirá obligado a respetar lo firmado.
Gracias a este pacto libaneses e israelíes comenzarán a trabajar en un área de 860 kilómetros cuadrados donde se encuentran Karish, un pozo de gas ya confirmado, y Qana, otro pozo en el que se estudian sus reservas. El Estado judío es el responsable de explotar Karish y Líbano tendrá los derechos sobre Qana, aunque deberá compartir beneficios futuros con su vecino porque parte del yacimiento se encuentra en su terreno.
Al no haber relaciones diplomáticas entre los dos países, el acuerdo se formalizó a través de documentos que se cruzaron por medio de responsables estadounidenses desplegados en la base de la ONU en Naqoura, en plena frontera. Beirut insiste en que lo acordado no significa ningún tipo de normalización con Israel, pero los israelíes lo ven como un gran paso adelante para evitar posibles futuros conflictos con la milicia chií de Hizbolá.
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