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Iwao Hakamada, en su casa de Shizouka en compañía de su hermana Hideko. EFE

Inocente después de 46 años en el corredor de la muerte

El japonés Iwao Hakamada ha sido absuelto tras demostrarse que fue obligado a confesar por la Policía el asesinato de su jefe y la familia en la fábrica en la que trabajaba

Daniel de Lucas

Jueves, 26 de septiembre 2024, 14:56

El preso con más años en el corredor de la muerte del mundo ha sido declarado inocente. El japonés Iwao Hakamada ha sido absuelto este jueves por un tribunal nipón más de medio siglo después de ser sentenciado a la cadena capital por el asesinato de su jefe, la esposa y dos hijos adolescentes de éste.

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Un crimen que se remonta a 1966 y nunca cometió. Supone una absolución histórica que llega después de que la corte hallara indicios de que los investigadores a cargo del caso falsificaron las pruebas.

Este exboxeador del distrito de Shizouka, al oeste de Tokio, pasó 46 de sus 88 años en el corredor de la muerte hasta que fue liberado en 2014 a la espera de un nuevo juicio tras la aparición de nuevas pruebas. Su delicado estado de salud impidió a Hakamada estar presente en el momento en que el tribunal anunció su absolución. La Fiscalía tiene dos semanas para apelar, según los medios locales.

Confesión forzada

Fue acusado del asesinato de la familia de su jefe en 1966, un época en la que trabajaba en una fábrica de miso, un condimento japonés. En un primer momento confesó el crimen, pero en el juicio se retractó alegando que su inculpación fue forzada por un brutal interrogatorio de veinte días, en el que fue amenazado y golpeado por los agentes. Sus abogados también alegaron que algunas pruebas usadas en el proceso, como unas prendas ensangrentadas encontradas un año después, fueron fabricadas por la Policía o los investigadores. Con todo, el tribunal de Shizouka lo sentenció a muerte en 1968, una condena ratificada doce años después por la Corte Suprema de Japón.

En 2014 la aparición de unas pruebas, que demostraban que el ADN hallado en la ropa ensangrentada no era de Hakamada, forzó a la Justicia nipona a repetir el proceso judicial y dejar en libertad al reo. El nuevo juicio no arrancó hasta el año pasado por los vaivenes judiciales y los recursos de la Fiscalía, que seguía pidiendo la pena capital. Y lo hizo con la confesión de Iwao Hakamada anulada por los jueces y la evidencia del ADN de otra persona en la escena del crimen, que al final ha terminado en absolución.

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«Hemos librado durante mucho tiempo una batalla que parecía no tener fin», dijo antes de la absolución su hermana Hideko, de 91 años. «Fui a la oficina del fiscal y le dije:' No nos obligue a pelear hasta que mi hermano cumpla 100 años'».

El entorno del exboxeador asegura que sufre importantes secuelas psicológicas después de casi cinco décadas en el corredor de la muerte, a menudo aislado y, sobre todo, pensando cada día que podía ser el último. Los sentenciados a la pena capital en Japón suelen ser avisados con apenas unas horas de antelación de su ejecución por ahorcamiento, el único método aprobado en el archipiélago.

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Este caso se ha convertido en un símbolo para los partidarios de la abolición de la pena de muerte en Japón. Son minoría en el país, con un amplio respaldo social a esta condena en el país asiático, que en diciembre contaba con algo más de un centenar de condenados a muerte en sus cárceles.

El diario nipón Mainichi ha señalado que Hakamada es el quinto reo japonés en el corredor de la muerte que logra una repetición de su juicio después de la Segunda Guerra Mundial. Todos los anteriores también terminaron absueltos.

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