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colpisa / afp
Madrid
Lunes, 27 de noviembre 2017, 02:45
Las autoridades indonesias decretaron la alerta máxima este lunes en la isla de Bali, donde decidieron evacuar a 100.000 personas amenazadas por el riesgo de erupción del volcán Agung, que lleva días rugiendo y liberando una humareda gris. "Se subió el nivel de alerta ... por el volcán al máximo", ha declarado un alto responsable del centro nacional de vulcanología de Indonesia, Gede Suandika.
Unas 40.000 personas instaladas cerca del volcán ya abandonaron sus viviendas y otras 60.000 tendrán que hacer lo mismo, según la estimación de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres. "Hemos ampliado la zona de exclusión y el número de personas que serán evacuadas aumentará, pero todavía no tenemos las últimas cifras", ha declarado Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de dicha agencia. "Lo más importante es seguir nuestras instrucciones y mantener la calma", añadió.
El Monte Agung, cuya última erupción en 1963 causó 1.600 muertos, expulsaba este lunes por la mañana una humareda gris que llegó a superar los 6.000 metros de altura. La zona de exclusión alrededor del volcán, situado a 75 km de la zona turística de Kuta, fue ampliada a 10 kilómetros a la redonda y se instó a las personas que residen dentro de la misma a evacuarla.
El Centro de Mitigación de Peligros Vulcanológicos y Geológicos (PVMBG) ha manifestado que "se pueden escuchar explosiones débiles a doce kilómetros de distancia" y que "las llamas son visibles durante la noche", agregando que "esto indica que una potencial erupción podría tener lugar en cualquier momento".
Los pueblos próximos al volcán estaban cubiertos de ceniza procedente del monte Agung y las autoridades distribuyeron miles de mascarillas de protección entre la población.
El aeropuerto internacional de Denpasar, capital de la provincia de Bali, muy frecuentada por los turistas de todo el mundo, fue cerrado por el peligro inminente, mientras que el aeropuerto de la isla de Lombok, otro destino muy turístico al este de Bali, también cerró el domingo por la tarde por culpa de las cenizas arrastradas por el viento, aunque reabrió sus puertas este mismo lunes.
El monte Agung, de algo más de 3.000 metros de altura, ya había rugido entre agosto y octubre. Más de 144.000 personas tuvieron que ser evacuadas. Su actividad parecía haberse calmado a finales de octubre, por lo que se rebajó el nivel de alerta. Miles de personas volvieron a sus casas pero el martes el volcán empezó a rugir de nuevo.
Por segunda vez en menos de una semana, el volcán despidió el sábado una importante humareda, lo que, según especialistas, podría deberse a una erupción freática, es decir, la expulsión brusca y violenta de vapor. Decenas de hindúes balineses participaron el domingo en ceremonias de oración cerca del volcán, con la esperanza de impedir una erupción. En Indonesia, situada en el "cinturón de fuego" del Pacífico, hay más de 120 volcanes en actividad.
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