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Niños indios con una maqueta del cohete que ha logrado llevar la sonda del país al polo sur de la luna. EFE
India se prepara para «dominar el mundo»

India se prepara para «dominar el mundo»

Ya es el país más poblado del mundo, el que más crece del G20, y hace negocios con Rusia mientras cierra acuerdos militares con Estados Unidos y envía sondas a la luna. Así quiere materializar India su sempiterno potencial geopolítico

Domingo, 24 de septiembre 2023, 00:13

Ahora que al dragón le tiemblan las piernas, el elefante coge carrerilla y se pone a galopar. Mientras China entra en una lógica etapa de desaceleración económica, acentuada en el terreno geopolítico por la creciente rivalidad con Occidente, India pacta con países de todas las ideologías y comienza a materializar la eterna promesa de convertirse en una superpotencia. «No se puede hablar de la emergencia de India sino de su resurgimiento. Porque es una civilización milenaria que ha sido clave en el desarrollo de la Humanidad, tanto en el plano político, en el que puso en marcha la democracia antes que los griegos, como en el económico y social. De hecho, el primer contacto que los británicos tuvieron con el imperio mogol fue desde una posición de inferioridad», puntualiza Rubén Campos, coordinador de Proyectos del Club de Madrid, que aglutina a más de un centenar de exjefes de Estado.

Llámame Bharat, no India

India quiere recuperar el prominente lugar que ocupó durante siglos y que, como sucedió también con China, Occidente ha obviado en un relato histórico lastrado por su visión eurocentrista del mundo. «La industrialización provocó un vuelco en la economía global y el declive de India, pero ahora juega sus bazas de nuevo y despunta en el mundo digital para sustentar su nuevo auge», comenta Campos. Y el Gobierno quiere que esta resurrección se refleje incluso en su denominación oficial, razón por la que el primer ministro, Narendra Modi, ha propuesto dejar de utilizar India para sustituirlo por Bharat, el nombre en sánscrito.

El primer ministro de India, Narendra Modi. Reuters

«Es lógico. También se han recuperado nombres de ciudades que cambiaron los británicos. Como Chennai, a la que apodaron Madras; o Kolkata, que renombraron como Calcuta. Es una forma de crear una identidad propia dejando atrás el colonialismo», opina Deepti Golani, empresaria del sector textil residente en Barcelona, donde forma a ejecutivos para hacer negocios en India.

En cualquier caso, el objetivo final del país trasciende lo anecdótico y abraza una ambición desconocida hasta ahora. Lo dejó claro Modi el año pasado con motivo del 75 aniversario de la independencia del Reino Unido, cuando hizo un llamamiento para que los indios se propongan «dominar el mundo».

No es algo que vaya a suceder de la noche a la mañana. Y son muchos los que auguran que no pasará jamás. Mario López Areu, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia de Comillas, es uno de ellos. «No llegará a la categoría de superpotencia como lo son Estados Unidos o China, se quedará un peldaño por debajo», avanza, señalando que el país más poblado del mundo desde este año sigue contando con una de las mayores bolsas de pobreza y analfabetismo del planeta.

Flirtea con todos, pero no te cases

Pero, aunque está lejos de protagonizar un milagro económico como el chino, India sí que cuenta con algunas ventajas claras sobre el gigante vecino. La más relevante es su sistema político: si China es la principal dictadura del planeta y bandera del bloque político heredero de la Unión Soviética, India es la mayor democracia del mundo y un gigante que lidera el movimiento de Países No Alineados. «Nunca va a intentar ser una potencia dominante como China», comenta Campos.

1.431 millones

de personas viven en India, un número que supera ya al de la población china. Además, el país cuenta con una población muy joven que, eso sí, tiene una formación escasa.

Eso le permite jugar todas las bazas: compra armamento ruso –por valor de 13.000 millones de dólares en los últimos cinco años– y se hace con el gas que Putin no logra vender a Occidente mientras negocia con Estados Unidos tratados de cooperación militar y nuclear; pertenece al selecto club de los principales estados emergentes –los BRICS– y a la Organización para la Cooperación de Shanghái –liderada por China–, sin renunciar a un puesto en la Alianza Quad –junto a la superpotencia americana, Australia y Japón–; y es capaz de organizar una de las reuniones más exitosas del G-20, y que Joe Biden se codee con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Narendra Modi se codea con dirigentes de todas las ideologías. Reuters / EP / EFE
Imagen principal - Narendra Modi se codea con dirigentes de todas las ideologías.
Imagen secundaria 1 - Narendra Modi se codea con dirigentes de todas las ideologías.
Imagen secundaria 2 - Narendra Modi se codea con dirigentes de todas las ideologías.

«La prioridad del Gobierno es mantener la autonomía estratégica del país», apostilla López Areu. De esta forma, mientras el gran proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que el presidente Xi Jinping diseñó para vertebrar el mundo al gusto de China, provoca ahora más recelos que adhesiones, Modi se marca un tanto significativo con su lema para la cumbre de los países más poderosos del mundo: 'Un planeta, una familia, un futuro'.

El gigante que más crece

Esa actitud conciliadora está dando buenos resultados: India crece más que China. Concretamente, S&P augura que sea el país del G-20 que más incremente su PIB este año –después de haberlo hecho en un 9,1% y un 7,2% en los años fiscales 2021 y 2022–, y en el segundo trimestre ya superó en un punto y medio a su vecino –6,3% frente al 7,8%–. El país de Gandhi ya gana al de Mao en peso demográfico, comienza a arrebatarle inversión extranjera –el año pasado recibió un récord de 85.000 millones de dólares–, y se le ha sumado a la conquista del espacio con el sorprendente éxito de la sonda enviada al polo sur de la luna, muestra del énfasis que Nueva Delhi pone en el desarrollo científico.

Restaurante con camareros robóticos en Bengaluru. AFP

India ha abierto así un camino que, según las proyecciones de Goldman Sachs, le convertirá en la segunda potencia mundial en 2075, con un PIB cercano a duplicar el de la zona euro, un billón de dólares superior al de Estados Unidos, y 4,5 por debajo del de China. «India ha logrado un progreso en innovación y tecnología superior al que muchos creen. Sí, cuenta con una ventaja demográfica, pero ese no va a ser el único elemento que empuje su PIB. La I+D y la productividad laboral van a ser cada vez más relevantes al respecto», afirma el banco de inversiones estadounidense.

2.389 dólares

es lo que ingresan de media los ciudadanos indios. Se trata de una cifra muy baja, pero que multiplica por seis la que se embolsaban al inicio del siglo XXI.

7,8% tasa de crecimiento

registrada por India en el segundo trimestre del año, dibujando así una progresión al alza que le puede convertir en el país del G20 que más crece.

Golani concuerda, y señala que buen ejemplo de ello es cómo el país ha pasado de buscar capital con 'Make in India' (hazlo en India), un proyecto de Modi para atraer a multinacionales posicionándose como una alternativa manufacturera a China, a hacerlo con 'Made for India' (hecho para India), con el poderío del consumidor indio como anzuelo. «Ahora todas las marcas quieren vender allí. Porque la clase media crece y gana poder adquisitivo», señala, incidiendo en que, además, el elefante asiático cuenta con la seguridad jurídica y el Estado de Derecho de los que el carece el dragón.

Interior de una fábrica de teléfonos móviles de Intex en Bengaluru. Zigor Aldama
Imagen principal - Interior de una fábrica de teléfonos móviles de Intex en Bengaluru.
Imagen secundaria 1 - Interior de una fábrica de teléfonos móviles de Intex en Bengaluru.
Imagen secundaria 2 - Interior de una fábrica de teléfonos móviles de Intex en Bengaluru.

Colosales retos sociales

Pero López Areu subraya que aún está lejos de contar con las infraestructuras de calidad y la masa crítica de mano de obra cualificada de China. «El 40% de la fruta que se produce en India se pudre antes de llegar al mercado debido a estas carencias», pone como ejemplo. «Además, el hecho de ser una democracia obliga a una mayor sensibilidad con las necesidades de la población y resta eficiencia frente al modelo autoritario chino. Tampoco existe un mercado único indio y no se han adoptado muchas de las regulaciones internacionales», analiza el docente.

La diversidad social india es un punto favorable para su desarrollo, pero también crea tensiones éticas y religiosas. EFE

Golani reconoce que su país aún tiene que recorrer un largo camino para reducir la brecha de género y «dar seguridad a las mujeres», evitar que la juventud se frustre y busque la revolución, y erradicar una corrupción «que aún está muy extendida». Sin embargo, ve cambios frenéticos en la dirección adecuada. «Antes tardaba diez horas en llegar a Jaipur desde Delhi. Ahora son 3,5 horas por autopista. Y la mujer analfabeta que vende verdura en la calle ya te cobra con un código QR», comenta, convencida de que Occidente peca de miope a la hora de juzgar lo que sucede en su país.

Sí reconoce que el panorama internacional será clave para determinar el éxito de India en su camino para convertirse en superpotencia: «Tendrá que resolver los conflictos con Pakistán y China». El más relevante es el que la enfrenta a su gigantesco vecino comunista. «India busca una convivencia pacífica, pero la incógnita está en cuánto podrá mantener la autonomía si China se vuelve más beligerante», argumenta Campos. López Areu concuerda y recalca que India sufrirá cada vez más presión para que tome partido: «Va a ser una potencia fundamental en el indo-pacífico porque Estados Unidos y Europa la van a necesitar para que haga de policía de China». Eso sí, mientras haya paz, India puede seguir haciendo caja y fortaleciendo sus músculos.

Automóviles eléctricos del gigante indio Tata. Reuters

Hoja de ruta de una superpotencia en ciernes

Como muchos otros países en vías de desarrollo, India ha atraído inversión extranjera explotando su mano de obra barata en sectores con bajo valor añadido, como el textil. Así ha adquirido conocimiento para formar a los trabajadores y fortalecer sus propias empresas. De forma paralela, el país ha creado una élite, pequeña pero creciente, ilustrada en las herramientas digitales que han permitido la creación de grandes multinacionales tecnológicas locales. El dominio del inglés ha atraído también a las foráneas. Con una clase media en crecimiento, tanto por el número de quienes pertenecen a ella como por su poder adquisitivo, India es también un mercado local cada vez más interesante para las empresas de todo el mundo, desde McDonald's hasta Apple. La prioridad del país es mantener su autonomía estratégica, que le permite adquirir armas y combustibles a Rusia sin renunciar a cerrar acuerdos de defensa con Estados Unidos o a importar tecnología nuclear occidental.

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