La furia de las mujeres iraníes

Aunque los primeros procesados han sido hombres, es de justicia señalar que las protestas están protagonizadas fundamentalmente por mujeres, la mayoría jóvenes, y que su grito de lucha es «¡Mujer, vida, libertad!», consigna concebida por las mujeres combatientes de Kurdistán, fundamentalmente por las madres de los desaparecidos y asesinados políticos en Turquía, conocidas como 'Madres de los Sábados', y que más tarde se utilizó en Rojava. Mujeres furiosas que difunden consignas contra el Gobierno y sus representantes y que no dudan en quemar sus velos y cantar canciones en señal de protesta.

Tanto las primeras manifestaciones que se realizaron en plena calle de las principales ciudades del país, como las concentraciones en unas universidades convertidas en centro neurálgico de las protestas en este momento, han sido reprimidas con toda la brutalidad del régimen y de las fuerzas de seguridad del mismo. Decenas de muertos y miles de detenidos en las seis semanas de indignación así lo reflejan. El pasado jueves la explosión popular en una de las ceremonias de duelo (chehelom) en la ciudad de Karaj, en este caso por la muerte de la joven Hadis Najafi, y en todas aquellas donde se celebraron, fue una constante en el país persa. Esta situación se repetirá cíclicamente según aumente el número de muertos y lo que inicialmente eran protestas camina a pasos agigantados hacia una revolución que sólo se podrá sofocar a sangre y fuego.

Las demandas ya no se centran sólo en la cuestión del velo y se dirigen hacia el corazón de un sistema teocrático que lleva más de cuarenta años aplastando, física y mentalmente, a las mujeres (también a los hombres, pero en menor medida como ocurre siempre), a muchos de los diferentes pueblos del Irán moderno (sobre todo baluchíes y kurdos) y en el ámbito laboral a trabajadores y obreros que reclaman derechos laborales. Son muchas las violencias que recorren Irán desde que Jomeini llegó al poder e inició un proceso controlado por una aristocracia teocrática y convertido en una dictadura religiosa protectora de los intereses de los poderosos. La protesta actual se suma a las que fueron duramente reprimidas en 1999 (libertad de expresión), 2009 (fraude electoral), 2017 (alza de precios y velo obligatorio), 2019 (levantamiento de los hambrientos) y 2021 (levantamiento de los sedientos).

El mayor desafío contra el poder de los ayatolás iraníes procede de las mujeres de su país, mujeres furiosas que inflaman las ciudades jugándose la vida, mujeres valientes que merecen otra vida.