johana gil
Viernes, 27 de enero 2023, 17:15
Las postales de la visita a Nicaragua sin vigilancia de las autoridades será algo imposible para los turistas. El Gobierno ha anunciado que restringe la entrada de cámaras fotográficas o de vídeo en el país. La medida establece que solo se podrá obtener permiso para ... un equipo y unos prismáticos por persona. En caso de superar esa cantidad, deberán tener un registro aduanero que lo calificará como una importación temporal.
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La Dirección de Aduanas ha clasificado 140 equipos y 90 accesorios de imagen que deben contar con el aval gubermanetal. Los viajeros quedan privados de llevar consigo luces, lentes, micrófonos, trípodes u otros elementos específicos que suponen un claro portazo a los realizadores audiovisuales y fotógrafos profesionales.
La decisión del Ejecutivo ha sido criticada con dureza por periodistas y documentalistas que aseguran que es una forma del presidente, Daniel Ortega, de cerrar Nicaragua a los ojos del exterior. «Busca acentuar su control político, así como bloquear o entorpecer la labor de los medios de comunicación que lleguen al país y puedan desmentir la narrativa oficial», ha asegurado el dirigente de la Organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua, José Cardoza, al diario 'Voz de América'.
Los opositores a Ortega afirman que la recaudación de dinero que puede obtenerse con estos impuestos mercantiles es mínima e insisten en que la finalidad primordial consiste en evitar que el mundo conozca la profunda crisis social y económica del país.
La nueva normativa también prohíbe «el ingreso al territorio nacional de binoculares de visión nocturna, por ser de uso privativo del Ejército y la Policía».
Ya desde octubre del año pasado, el trabajo de los documentalistas en Nicaragua estaba fiscalizado. La Cinemateca, un organismo dependiente del Gobierno, se arrogó la facultad de «prohibir el desarrollo, exhibición y comercialización de productos audiovisuales«, además de facultarse a sí misma para decomisar los materiales que considere ilegales o nocivos. De este modo, el gabinete de Ortega pretende evitar el riesgo de que los cineastas extranjeros entren en el país como turistas para grabar la realidad menos favorecedora de la nación.
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Desde hace cinco años, Nicaragua ha intentado recuperar el turismo. La revolución que puso fin a la dictadura y una guerra civil que duró diez años, hasta 1990, le impidieron abrirse al mundo. Habitada por algo más de seis millones de personas, en las décadas siguientes pasó a encabezar las listas internacionales como destino emergente. Es una tierra de rica biodiversidad, con decenas de volcanes, lagos, selvas, playas vírgenes, reservas naturales y ciudades coloniales.
Sin embargo, desde 2021, los índices de turismo se han desplomado alrededor de 40%, según datos del Banco Central de Nicaragua. Ahora mismo se sitúa en las últimas posiciones a nivel de Latinoamérica, solo superada por Honduras y Venezuela. La situación política, con múltiples denuncias públicas contra Ortega por abuso de autoridad, el arresto de decenas de opositores políticos, la falta de empleo y una crisis social y económica de gran envergadura provocaron la salida de al menos 328.000 ciudadanos del país en 2022.
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