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Ivia Ugalde
Martes, 4 de mayo 2021, 07:46
Un enorme estruendo en plena hora punta desgarró Ciudad de México la noche del lunes (madrugada del martes en España). A las 22:30 hora local, cuando una multitud regresaba a sus casas tras concluir la jornada laboral, el horror se desencadenó en la Línea ... 12 del metro. Una viga que sostenía un puente entre las estaciones de Olivos y Tezonco se desplomó al paso de un convoy dos vagones cayeron desde 20 metros sobre una carretera por la que circulaban decenas de coches.
El ruido estremeció a los vecinos, que apenas divisaron la enorme columna de polvo que se levantaba corrieron al lugar para intentar salvar vidas. El accidente, el peor de la historia ferroviaria del país azteca, dejó 23 muertos, 79 heridos, y una gran rabia e indignación por lo que muchos consideraban una tragedia anunciada.
Desde que un potente terremoto sacudió en 2017 el distrito federal han sido muchas las voces que venían advirtiendo de un posible colapso de la estructura del puente al observar daños en el mismo punto donde tuvo lugar el siniestro. A falta de la investigación final, los trabajos de reforzamiento llevados a cabo en 2018 no parecen haber sido suficientes para evitar el fatal desenlace que ayer enfurecía a un país que denunciaba el estado de abandono y la falta de mantenimiento del metro de Ciudad de México, que transporta cada día a cerca de seis millones de personas, lo que lo convierte en uno de los más transitados del planeta. Los incidentes son frecuentes. Ya en enero un incendio en las instalaciones de control dejó una persona fallecida y 29 intoxicadas y en marzo de 2020 dos trenes chocaron en una estación, causando un muerto y 41 lesionados.
«Realmente por las mañanas, cuando empiezan a activarse los trenes, en las casas se siente. Por ese simple hecho nosotros sabemos que la construcción está mal», lamentaba Ricardo de la Torre, un vecino próximo al tramo siniestrado. Otra testigo, impactada por lo sucedido, contaba que minutos antes de que llegaran los equipos de rescate fueron los residentes de la zona los que, sin pensárselo, se lanzaron a ayudar a las víctimas. «No se escuchaban gritos, no sé si estaban en shock, unas personas alcanzaron a meterse y sacaron a dos viajeros que estaban encima. Los otros quedaron apilados en el vagón», decía. Las tareas de salvamento tuvieron para colmo que interrumpirse porque las autoridades temían que más partes del tren pudieran caer sobre la carretera. No en vano, otros dos vagones estuvieron colgados del paso elevado dañado hasta que una grúa los estabilizó.
El accidente ha enlutecido a México –recibió las condolencias de numerosos gobiernos, entre ellos el de España– y ha puesto en la diana a las autoridades, que prometían avanzar sin contemplaciones en la búsqueda de culpables. «Se va a hacer una investigación a fondo, sin miramientos de ninguna índole para saber la verdad. A partir de eso se establecerá la responsabilidad», aseguró el presidente, Andrés Manuel López-Obrador, al prometer a la población que «no se va a ocultar absolutamente nada» y «todos los días se va a informar de este asunto lamentable».
Mientras 490 autobuses eran desplegados para ofrecer movilidad a los numerosos usuarios de la Línea 12 del metro, el mandatario izquierdista mostraba su total respaldo a la decisión de la alcaldesa capitalina, Claudia Sheinbaum, de realizar dos investigaciones. Una correrá a cargo de la Fiscalía y la otra la efectuará una empresa internacional «con certificado en metro y en asuntos estructurales para que haga un peritaje técnico independiente».
Pese a que ambos señalaron que aún es muy pronto para apuntar con el dedo, las críticas se ven alimentadas por la polémica que ha acompañado desde su origen a la fatídica Línea 12, que costó 1.800 millones de dólares. Inaugurada en 2012, fue objeto de denuncias por presentar fallas solo un año después de su estreno. Además, se vio salpicada por sospechas de corrupción que afectaron a más de 30 funcionarios del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al actual canciller, Marcelo Ebrard, entonces alcalde de la capital. «Estoy sujeto a lo que determinen las autoridades. Pero el que nada debe, nada teme», aseguró.
La ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha trasladado este martes su solidaridad tras la tragedia en el metro de Ciudad de México. «Toda mi solidaridad con los fallecidos y afectados por la tragedia del metro de México», ha escrito la ministra en un mensaje en Twitter, en el que ha enviado «un fuerte abrazo» desde España.
Fuentes del Ministerio de Exteriores consultadas por Europa Press han indicado que por el momento no hay constancia de que haya españoles entre las víctimas.
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