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Dagoberto Escorcia
Sábado, 13 de abril 2024, 21:51
Verónica Sarauz se encontraba en Washington con sus dos hijos el día que mataron a su marido. El 9 de agosto de 2023. Fernando Villavicencio, periodista de investigación, coautor junto a Christian Zurita del documento publicado en el portal digital Mil Hojas sobre la corrupción ... titulado 'Odebrecht y otras multinacionales pusieron presidente en Ecuador', fue asesinado por sicarios al salir de un mitin en Quito. Tenía 59 años y era el candidato del grupo político Movimiento Construye en las presidenciales. Las encuestas lo colocaban en el segundo lugar cuando diez días antes de los comicios recibió un tiro mortal. Estaba amenazado por grupos del narcotráfico.
– ¿No tiene usted miedo en un país que vive una violencia extrema?
– Claro que sí. Pero desde que sucedió lo de Fernando estoy con una cápsula de seguridad buena. No lo era la de mi marido. Por la negligencia de la Policía los sicarios actuaron con una facilidad increíble. Los agentes no reaccionaron hasta después de los tiros. Se escondieron. En ese asesinato hay momentos y omisiones muy extrañas por parte del Estado. Había muchos interesados en evitar que Fernando llegara a presidir la República, por ejemplo Jorge Glas. Yo estoy convencida que Fernando habría actuado de la misma manera que el presidente Daniel Noboa en el caso del consulado de México.
– ¿En ningún momento se pregunta ¿qué hago aquí en este país tan peligroso?
– Irme de acá y abandonar la lucha que comenzó Fernando sería como dejarlo todo. Yo sé que estamos en peligro, un peligro real, porque el nivel que yo manejo ahora en el país es del 90%. Mi esposo fue asesinado teniendo el 93% de riesgo, así que sí que tengo miedo todos los días. Cierro los ojos y cuando los abro el miedo sigue estando ahí. Pero eso mismo me impulsa a seguir luchando. Espero que la idea de huir, de marcharme del país que tanto amamos no llegue nunca.
– ¿Cree que lo conseguirá?
– Soy una mujer luchadora que estuve con mi esposo desde el principio porque fue perseguido de una manera brutal por los gobiernos anteriores. Incluso en el de Lenín Moreno fue obligado a usar un grillete en un tobillo al ser acusado de divulgar información reservada. Ahora me he quedado sola sin mi compañero de lucha, pero estoy firme porque no tengo otro propósito que desvelar quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato. Hay personas interesadas en posponer el juicio. Incluso uno de ellos, sospechoso, está siendo campaña internacional para que sancionen a Ecuador por el caso del consulado mexicano.
– ¿Se refiere usted a Rafael Correa?
– Así es.
–¿Qué pensó cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que Luisa González, candidata del correísmo, perdió las elecciones con Noboa gracias al asesinato de su marido?
– Creo que pretendió minimizar el poder del pueblo y el duelo que vivimos y vive el país por el asesinato de Fernando ¿Qué cambió el tablero electoral? Por supuesto que cambió el tablero electoral. Todo el país lamentó el magnicidio de un candidato.
– ¿Usted está de acuerdo con la decisión del Gobierno de sacar a Jorge Glas del consulado de México?
– Fue una decisión contundente, pero no la más adecuada, aunque, según mi opinión, no había otra manera de detener a un prófugo de la justicia, ya sentenciado además por dos delitos de corrupción.
– Ha recibido mucho apoyo de mexicanos que consideran injustas las palabras de AMLO.
– Y no sólo de mexicanos. También de peruanos, argentinos... Somos hermanos, somos latinos,. Somos un mismo pueblo, gobernados por diferentes tendencias políticas.
– ¿Cómo definiría la actual situación de Ecuador?
– Es compleja, una época de violencia nunca antes vista. El auge que ha tenido el narcotráfico ha hecho que florezca el tráfico de armas. Incluso ya se puede hablar de que las mafias de los narcos mexicanos han venido acá. También las albanesas y las italianas.
– ¿Qué opinión le merece Daniel Noboa? Me da la sensación que el estado de excepción no tiene el efecto que pretendía. ¿Es así?
– Pues no. Como país vamos a tener que unirnos ahora más que nunca. Hay que asumir las consecuencias de haber actuado como se ha actuado con el consulado de México, pero insisto en que no se podía permitir. Jorge Glas pertenece a este grupo político vinculado al narcotráfico, a las bandas de delincuencia organizada. Además tiene relación con el asesinato de mi esposo. Glas no podía huir del país porque habría significado que había recibido algún tipo de impunidad. Sé que han llamado ya a juicio político a ministros para que expliquen la actuación en la incursión a la embajada mexicana. Pero hay temas más graves, más de fondo, como son la seguridad interna, la violencia... Esto es algo muy trágico. Puede que nos guste o no la forma en la que se sacó a Glas de la embajada, pero tenemos que apoyar a este Gobierno.
– ¿Cómo encuentra el trabajo de la fiscal Diana Salazar, que ha puesto en la cárcel a varios políticos, jueces, funcionarios y abogados en el 'caso Metástasis'?
– Salazar está haciendo un trabajo histórico. Los fiscales que habíamos tenido acá en Ecuador habían sido serviles al Gobierno de turno. Ella es valiente, porque también su vida corre peligro. Ha hecho que este país tenga un baño de verdad que faltaba desde hace muchísimo tiempo.
– ¿Qué le pediría a la comunidad internacional?
– Bueno, solamente que no nos juzguen tan fuerte, porque aceptamos que está decisión de vulnerar normas del derecho internacional no se debió hacer, pero no había otra para evitar que Glas huyera. Vamos a aceptar las sanciones porque hay que ser respetuoso, pero Ecuador entera necesita toda la colaboración de la comunidad internacional en la lucha que estamos llevando a cabo contra el crimen organizado, contra el narcotráfico, que además afecta también a la Unión Europea. Toda la droga que llega desde acá está bañada de sangre.
– ¿Cómo era Fernando como persona?
– Era una buena persona, apasionado con su trabajo y de la música. No conozco otra persona a la que le haya dolido tanto que Ecuador estuviera como está.
– Usted le había regalado varios chalecos antibalas y le había advertido del peligro que corría.
– Sí, pero él tenía un tema: «Cuando me quieran matar me meterán un tiro en la cabeza». Y así fue.
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