Lula se dirige al país tras ganar la segunda vuelta de las elecciones el 30 de octubre. efe

Lula deberá ampliar el Presupuesto de 2023 para cumplir sus promesas electorales

El aumento del salario mínimo será una de las prioridades del presidente electo tras su toma de posesión el próximo 1 de enero

dagoberto escorcia

Domingo, 6 de noviembre 2022, 18:52

El presidente electo de Brasil, Lula da Silva, tiene previsto regresar mañana a la actividad política después de tomarse unos días de descanso en Bahía. Ante sí tiene una agenda apretada, en la que sobresale con urgencia tramitar un presupuesto que le permita cumplir, inmediatamente ... después de tomar el poder el próximo 1 de enero, las promesas efectuadas durante la campaña electoral y que le dieron el triunfo en las urnas. En este sentido, Gleisi Hoffmann, presidente del Partido de los Trabajadores (PT), del que Lula es líder, manifestó el pasado jueves que el nuevo Gobierno no puede comenzar el 2023 «sin ayuda de emergencia y sin el aumento real del salario mínimo. Esto fue pactado con el pueblo brasileño en las urnas». En la misma línea se ha manifestado Geraldo Alckmin, el vicepresidente electo al que Lula ha encargado la misión de coordinar todo el proceso de transición.

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La preocupación ahora estriba en cómo conseguir el aumento de un presupuesto que el pasado agosto fue aprobado por el gobierno del presidente saliente, Jair Bolsonaro. La fórmula preferida por los principales aliados de Lula es la de presentar una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC), que es considerada la más segura y legal desde el punto de vista jurídico. No obstante, existen serias dudas sobre si esta vía sería la más conveniente para el Gobierno de Lula, que podría arriesgar su capital político dado que el PEC necesita la aprobación de 308 de los 513 diputados y de 49 de 81 senadores. De momento, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, ha declarado que el Congreso tendría la voluntad de votar la propuesta de enmienda. El plan B conlleva acudir al Tribunal de Cuentas y conseguir créditos extraordinarios por medio de una medida provisional que tendría que ser firmada por el propio Lula tras su toma de posesión.

Lula es consciente que tiene la confianza y credibilidad del mundo internacional, y, por tanto, de ese apoyo no se tiene que preocupar. Toca complacer y ganar la confianza de los de dentro, de los suyos. De los más de 60 millones de brasileños que le dieron la posibilidad de dirigir el país a sus 77 años por tercera vez en su historia, y también a los más de 58 millones que votaron a Bolsonaro. Con un país tan polarizado y con una gran parte de radicales que han exigido en manifestaciones la intervención de los militares, Lula tiene que presentar resultados lo antes posible. Está obligado a establecer diálogos y tender la mano a sectores que están en su contra.

En el discurso que pronunció el domingo de la victoria en las urnas, Lula hizo una promesa: «A partir del 1 de enero, gobernaré para los 215 millones de brasileños. No solo para los que votaron por mí. No hay dos Brasiles. Somos un país, un único pueblo, una gran nación». Aunque los últimos discursos de Bolsonaro hablaban de un Brasil en alza en el aspecto económico, lo cierto es que el país padece desigualdades importantes y no es el mismo que Lula encontró cuando gobernó entre 2003 y 2010. Hoy, hay más desigualdades y una mayor pobreza, causada en parte por la pandemia del virus Covid-19. Según el diputado federal, Rui Falcao, que coordinó la campaña de Lula, «Bolsonaro dejó el país en estado de calamidad pública», según señaló a la prensa hace unos días. De ahí que lo primordial para el nuevo Gobierno sea cumplir con la promesa de aumentar el salario mínimo, que durante los últimos cuatro años se ha mantenido inamovible, y mantener el auxilio a las familias más necesitadas 'Bolsa Familiar' de 600 reales, dotar de medicamentos a las farmacias y programar un proyecto de vacunación para el próximo año.

En una entrevista concedida al diario 'Folha de Sao Paulo', el reelecto gobernador de Espirito Santo, Renato Casagrande, considera que Lula, además de relajar el ambiente político tiene la obligación de brindar resultados económicos para generar confianza. «Hoy Brasil quiere tener una posición política-administrativa más central. Lula tiene un perfil progresista, pero en lo fiscal y económico necesita considerar la realidad que el pueblo brasileño expresó en las urnas. Debe garantizar en las áreas social, de derechos humanos y medio ambiente los logros que se hicieron en las últimas décadas y que el gobierno de Bolsonaro fue una amenaza para estos logros». Casagrande, del partido Socialista, cree que el 2023 será un año durísimo porque «el déficit será muy alto». Y sostiene que «para reducir el ímpetu de violencia que hay en las calles, el Gobierno debe cumplir». Advierte el gobernador que sería bueno que la gente reconociera que Bolsonaro salió más fuerte de estas elecciones al obtener 58 millones de votos y tener la mayoría en el Congreso. Añade que «hay personas que votaron a Bolsonaro que esperan de Lula una señal clara de equilibrio y de confianza».

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La reacción de Bolsonaro

Jair Bolsonaro, que tardó 48 horas en dirigirse al país, pero que todavía no ha reconocido la derrota ni ha felicitado a Lula por el triunfo en las urnas, mantiene su alejamiento después que el pasado jueves enviara un vídeo pidiendo que los camioneros abandonaran las manifestaciones y protestas que habían bloqueado muchas carreteras del país.

De momento, no se han levantado voces que exijan a Lula cumplir con las promesas que hizo en el último debate televisivo en el que dijo que ganaría las elecciones y daría a conocer al pueblo brasileño todos los documentos que el ex presidente puso bajo secreto de Estado durante 100 años, entre los cuales se encuentra los detalles de la vacunación en medio de la pandemia de covid-19, en la que Bolsonaro cuestionó la efectividad y seguridad de los inmunizadores. Darle prioridad a esta promesa podría causar más problemas que beneficios al gobierno de Lula.

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El nuevo presidente mantiene su lucha contra las 'fake-news' en sus cuentas de redes sociales, donde invita a los ciudadanos a seguir luchando por la verdad: «No alimente el caos, no comparte mentiras y siga denunciando», escribe.

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