marcela valente
Buenos Aires
Jueves, 30 de mayo 2019, 00:57
Con un altísimo nivel de seguimiento se realizó ayer en Argentina el sexto paro general de 24 horas contra el ajuste impulsado por el Gobierno de Mauricio Macri. Convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) y otras centrales sindicales, con adhesión de partidos de ... izquierda, pequeños empresarios y movimientos sociales, los trabajadores garantizaron una jornada nacional con ciudades desoladas en todo el país, sin transporte público, ni escuelas, ni bancos. Sólo con algunos focos de protesta.
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En rueda de prensa, uno de los secretarios generales de la CGT, Rodolfo Daer, pidió al Gobierno la «urgente rectificación de la política económica que fue erosionando la actividad productiva con consecuencias devastadoras en el tejido social». Denunció el «aumento tremendo de la pobreza, la caída del empleo y del salario», exigió al Ejecutivo «frenar la decadencia» y advirtió que la huelga tuvo un «acatamiento contundente en todo el país» con la fotografía de «ciudades desiertas».
No obstante, el Gobierno rechazó la medida de fuerza. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se manifestó «harta de paros». Los sindicatos le respondieron que los argentinos están hartos del hambre, la pobreza, el cierre de fábricas y comercios. Se trata de los efectos del ajuste dispuesto por el Ejecutivo para cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), que otorgó un préstamo de 57.000 millones de dólares (51.000 millones de euros) para que el país evite el cese de pagos.
Los recortes y la elevada inflación están provocando la caída de la actividad, el empleo y el cierre de comercios y fábricas al tiempo que crece el endeudamiento externo y se encarece el crédito. La pobreza y la indigencia, que Macri prometía reducir a cero, están en aumento. Pese a ello el presidente se presenta a la reelección en octubre, convencido de que el ajuste será seguido de un período de prosperidad en la que no creen ni los sindicatos más dialogantes.
La jornada de ayer comenzó con cinco bloqueos de accesos a la ciudad de Buenos Aires y otros 60 en capitales y grandes ciudades de las provincias. Los cortes, en la mayoría de los casos parciales, fueron organizados por trabajadores de partidos de izquierda hasta la media mañana. En uno de ellos fuerzas de seguridad reprimieron a los manifestantes con gas pimienta y balas de goma y hubo algunos heridos.
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Al mediodía, los activistas confluyeron en el Obelisco de Buenos Aires. La huelga tuvo la adhesión de sindicatos de la industria, el comercio, los bancos, los docentes, el sector de la salud y la justicia. No hubo recogida de basuras. Del transporte adhirieron 20 gremios que pararon el tráfico aéreo, marítimo, los puertos, metro, trenes, autobuses y taxis.
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