El gigante minero Vale, condenado por la rotura de una represa de residuos en Brasil

La catástrofe ocurrió el pasado 25 de enero de en Brumadinho, una pequeña localidad del Estado de Minas Gerais, donde se encontraba situado el dique de residuos de la mina Córrego de Feijao, perteneciente a Vale, la mayor productora y exportadora de mineral de hierro del mundo. El terraplén cedió y se produjo una ola de lodo y residuos que arrasó con todo. Era la hora del almuerzo y todos los operarios estaban en algún lugar de la planta. Según testimonios de supervivientes, la alarma no sonó.

Tras el desastre, los cuerpos de los desaparecidos iban siendo encontrados e identificados bajo el lodo y los restos de las oficinas y las viviendas cercanas al establecimiento. Hoy se contabilizan 247 muertos y 23 desaparecidos. Los últimos cuerpos fueron hallados hace una semana. La rotura del contenedor derramó 13 millones de metros cúbicos de barros que llegaron al río Paraopeba.

Además de condenar a la firma a pagar todos los daños, el juez Elton Pupo Nogueira ordenó mantener en el equivalente a 3.000 millones de dólares (2.665 millones de euros) el bloqueo de bienes de la multinacional brasileña. No obstante permitió a la firma cambiar la mitad de los activos inmovilizados por otros bienes financieros como garantías bancarias. En cambio rechazó la petición de los fiscales para que se obligue a la firma a suspender todas sus operaciones en la región afectada por falta de garantías de que no violará normas ambientales.

El magistrado aclaró que la indemnización, que no fue fijada a la espera de que se evalúen con precisión los daños, no sólo debe llegar a los familiares de las víctimas sino también a la reparación del daño ambiental y la afectación de la actividad económica en el municipio. Vale estimó en su último balance que los costos del siniestro rondarán los 4.504 millones de dólares (4.000 millones de euros).

La empresa pagó además millonarias multas al Estado y enfrenta un juicio paralelo de los familiares de las víctimas en un tribunal laboral por el montante de las pensiones para los parientes.

Paradójicamente, la sentencia provocó ayer el alza de las acciones de la compañía minera. Cuando se produjo el accidente, los valores habían descendido bruscamente, pero luego, a raíz de la salida de operación de la mina, se redujo la oferta mundial de mineral de hierro y se generó un alza de los precios que redundó en una recuperación de los beneficios bursátiles.

No es la primera vez que la empresa afronta una tragedia en sus plantas. En 2015, en la localidad de Mariana, también en Minas Gerais, se produjo otra rotura de un dique que provocó 19 muertos. Las víctimas fueron menos pero el impacto ambiental fue muy superior pues se derramaron 62 millones de metros cúbicos de residuos.

El de Mariana fue el mayor desastre ambiental de la historia de Brasil. Los residuos llegaron hasta el Atlántico por el río Doce, a 600 kilómetros del lugar del siniestro, y contaminaron la ribera y las aguas de las que se abastecían decenas de comunidades.

La minera destacó ayer en un comunicado que la Justicia «reconoció la cooperación» de Vale durante las audiencias y reafirmó su «compromiso total» con la reparación «de manera rápida y justa de los daños causados a las familias, a la infraestructura de las comunidades y al medio ambiente».