Secciones
Servicios
Destacamos
En cuestión de horas, Chile ha pasado de ser la democracia latinoamericana más estable a un polvorín de tensión social que ha explotado después de que el Gobierno anunciara una subida del precio del billete de metro. «Es todo demasiado perfecto como para no pensar ... en que se trate de una maniobra política de la oposición porque subidas de tasas ha habido muchas también en la etapa de Michelle Bachelet», explica el escritor español Jesús de Castro, que vive desde hace cinco años en el país andino y que está viviendo el estallido de violencia con angustia.
De Castro reside en Coquimbo, una ciudad a 450 kilómetros al norte de Chile y donde también ha llegado la llama de los disturbios, que comenzaron en la capital, Santiago. Este gestor cultural ha dedicado toda la mañana del lunes a comprar bienes de primera necesidad. «En lo que antes tardaba media hora, y me daba tiempo a tomarme un café, hoy he estado cuatro horas», explica. Sobre todo, buscando leche para lactantes, ya que tiene un bebé de dos meses.
«Sólo en eso he tardado dos horas, recorriendo infinidad de supermercados y farmacias, pero para echar gasolina he tenido que hacer fila durante una hora más. Es increíble«, relata De Castro, que relata cómo la población está haciendo acopio de alimentos con la perspectiva de que los disturbios vayan incluso a más en los próximos días. »En la calle se escuchan comparaciones con los tiempos de carestía de Allende«, subraya.
Los supermercados se han convertido en el objetivo principal de los violentos, principalmente los de Lider, la marca en la que hace la compra la clase media en Chile. Aproximadamente 50 de ellos han sido incendiados. «Los asaltantes están saqueando los supermercados para luego vender en la calle todo lo robado», relata De Castro. De hecho, el país se encuentra en estado de emergencia y en toque de queda y los militares, que se han desplegado por las ciudades, se centran especialmente en proteger los supermercados. «Esto empieza a parecerse a la Venezuela de Maduro», lamenta.
«Ni en mis peores pesadillas habría podido pensar que esto ocurriera en un país donde la gente es tan respetuosa. Los chilenos no son así, el chileno medio es tranquilo y educado«, asevera De Castro, que dirige junto con su mujer la revista literaria 'Aquarellen', y que se plantea, si el Gobierno no consigue encauzar los disturbios, regresar a España.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.