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dagoberto escorcia
Lunes, 26 de septiembre 2022, 22:28
Un camión venezolano cargado con láminas de acero, y uno de Colombia, con medicamentos, ambos adornados con globos de colores y con las banderas de ambos países fueron los primeros en cruzar la frontera, que ayer vivió su reapertura después de haber sido cerrada en ... el 2015 por el Gobierno de Nicolás Maduro. Gustavo Petro, presidente colombiano, asistió al acto simbólico con una buena comitiva de sus ministros, mientras que el líder bolivariano envió a una representación de su Ejecutivo.
Los colombianos tienen muchas dudas sobre este nuevo abrazo que se dan estas dos naciones que durante su historia se consideraron hermanas, pero que en los últimos años sus gobernantes prefirieron sacrificar a la población de la frontera entre el Norte de Santander (Colombia) y Táchira (Venezuela) para dedicarse a intercambiar acusaciones e insultos y vivir varios años de tensión.
En el aire existe la sospecha de que las relaciones han vuelto a reanudarse por las afinidades políticas del nuevo presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, y la dictadura de Maduro, a la que una comisión de la ONU ha acusado recientemente de violenta y de cometer crímenes de lesa humanidad. Petro, sin embargo, habla principalmente de un gran hecho de interés puramente económico. Los números, sin duda, avalan su razonamiento. En el 2008, en el mejor año del comercio bilateral, Colombia exportó 6.000 millones de dólares e importó 1.200. Hoy la cifra es deprimente, y alcanza solo los 383 millones. Los números de mañana parecen demasiados optimistas teniendo en cuenta que Venezuela vive una importante crisis económica y el régimen ha llevado al país a reducir su actividad industrial y financiera.
Hoy en día, expertos económicos aseguran que Venezuela no posee la misma capacidad de consumo que llegó a tener en sus mejores tiempos. Sus sectores importantes de exportación, como la petroquímica, la siderurgia y la industria automotriz han sido reducidos a su mínima expresión. Colombia, en cambio, aparece como un país más proveedor que comprador y con una economía creciente y comercialmente más competitivo, especialmente en productos agrícolas, alimentos procesados y agroindustriales.
Además de mejorar la economía de ambos países con la recuperación del comercio formal que llegó a tocar fondo, y especialmente el de los casi 12 millones de habitantes que han permanecido en la zona fronteriza, el objetivo de la reapertura es acabar con los grupos armados ilegales que controlan la línea limítrofe, redes mafiosas dedicadas a tramitar visas y cédulas falsas, trata de personas y explotación sexual de mujeres, otros grupos dedicados al narcotráfico, extorsión de contrabandistas y tráfico de combustibles. O la presencia de un grupo de la guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional), de la que se asegura ha vivido con la permisividad de algunos organismos venezolanos controlando recursos mineros y han estado involucrados en explotación de oro y diamantes.
La ruptura de relaciones entre Bogotá y Caracas tuvo efecto en el 2015, cuando de forma arbitraria, Nicolás Maduro expulsó a 1.500 ciudadanos colombianos y motivó una salida de un total de 22.000. Entonces en Colombia gobernaba Juan Manuel Santos. La crisis tuvo otro momento cumbre, ya con Iván Duque en la presidencia, en febrero de 2019. Entonces las imágenes fueron bien distintas a las mostradas este lunes en el puente Simón Bolívar del Norte de Santander llenas de alegría y de emoción. Hace tres años, Maduro se negó a dejar entrar en su país por este mismo lado fronterizo una ayuda humanitaria que concedían Estados vecinos que reconocían al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. Consideró el líder bolivariano que era un intento de invasión a su país.
«Es un día histórico para la región, para el país, para América en general. La globalización es antes que nada una relación entre vecinos. Cualquiera que mida los flujos de comercio internacional, los flujos culturales, de población, encontrará siempre que la mayor cantidad se realiza entre vecinos», dijo Petro en un discurso pronunciado poco después de los actos de la reapertura de la frontera. «Y así era antes de que la lectura sectaria se adueñara de corazones y cerebro. Así era entre Colombia y Venezuela, entre Colombia y Ecuador, en donde nosotros llegamos a exportar bienes de alto valor agregado industrial. Esa realidad económica que podría ser el factor de la industrialización, del progreso real de Colombia».
Petro destacó que deseaba que las primeras personas beneficiadas con la reapertura fuera las que habitan en la frontera, «las que se arriesgaban en las trochas». También subrayó que «las economías de Colombia y Venezuela tienen que integrarse para que sean plataformas de la industrialización, y así, lograr que la calidad de vida sea general».
El presidente colombiano habló de aprovechar y profundizar esta ocasión tras destacar que Venezuela había pedido su ingreso en la comunidad andina, lo mismo que ha hecho la República de Chile y de Argentina. «Si diéramos ese paso Colombia estaría construyendo su plataforma de progreso económico más importante después de su propio mercado internacional».
Maduro, entretanto, solo había puesto un tuit a primera hora de la mañana en el que decía: «Estamos retomando relaciones y dando pasos firmes para avanzar en la apertura total y absoluta de la frontera entre pueblos hermanos: Colombia y Venezuela. ¡Es un día histórico y trascendental!».
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