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colpisa / afp
Caracas
Sábado, 10 de julio 2021, 19:50
Varias bandas de delincuentes enfrentadas entre sí llevan varios días sembrando el caos en Caracas, pese a la operación realizada el viernes por el Gobierno para intentar frenar la escalada de violencia. El líder más importante de esos grupos de criminales ('malandros' como se les ... conoce localmente), Carlos Luis Revete, apodado 'Koki', ha roto así la tregua que mantenía con las autoridades en los barrios de la Cota 905, El Valle, La Vega y El Cementerio de la capital venezolana.
Todavía no hay cifras oficiales de muertos o heridos en estos tiroteos que comenzaron el miércoles en el oeste de Caracas, aunque medios locales dan cuenta de una docena de fallecidos, entre funcionarios, delincuentes y civiles alcanzados por balas perdidas hasta a dos kilómetros de distancia, en áticos de edificios e incluso en vehículos particulares mientras circulaban por las calles. En el sector de la ciudad donde se suceden estos enfrentamientos entre pandilleros y policías, que prácticamente han constituido una batalla campal, viven alrededor de medio millón de personas.
«Hemos avanzado en desmantelar las estructuras del crimen que se habían instalado en estos territorios, con claras pretensiones de sembrar el terror y quebrantar la paz de las y los caraqueños», escribió en Twitter la ministra del Interior, Carmen Meléndez. «Hemos liberado a ciudadanos que habían sido secuestrados por los antisociales», añadió. Unos 800 funcionarios policiales forman parte de la operación de toma de la Cota 905, una barriada situada cerca del Palacio presidencial de Miraflores y donde opera la banda de 'Koki', por quien el Gobierno que preside Nicolás Maduro ofrece una recompensa de 500.000 dólares por información que permita capturarlo.
«¡Fue como una guerra! Nos protegimos y esperamos a que pasara», dijo a la agencia AFP Jesús Rey, un mecánico de 40 años que vive en la zona. «Disparaban de todas partes», indicó por su parte una joven, que pidió mantener su nombre en resguardo. «Nos metimos en una casa de ladrillo. Éramos 50». «Esperamos toda la noche hasta que esta mañana se calmó y pudimos salir», contó entre nervios.
La ministra Meléndez publicó fotografías de trincheras improvisadas con sacos de arenas y puestos de vigilancia levantados con troncos y techos de lona en la Cota 905. Las fuerzas policiales, que utilizaron furgones blindados y otros vehículos protegidos en su acción, registraron varias casas buscando a 'Koki« y a otros lugartenientes de la banda que presuntamente huyeron de la barriada.
A su vez, varios periodistas publicaron videos de sectores de la zona ocupada, donde uno de los pisos estaba cubierto por una alfombra de casquillos de balas, así como de baldes llenos de munición. En los enfrentamientos se usaron armas de alto calibre, granadas, balas trazadoras, además de varios drones con los que las bandas tenían una amplia visual de las zonas que controlaban.
El Gobierno vincula los enfrentamientos con estas bandas, que han afectado también a otras zonas del oeste de Caracas, con un presunto complot de la oposición para «desestabilizar» al presidente Nicolás Maduro. «Los enemigos de la Patria pretenden sembrar zozobra a través del financiamiento de bandas delictivas, no nos quedaremos de brazos cruzados», escribió Maduro en Twitter.
Vecinos de las zonas afectadas por las balaceras han abandonado sus casas y buscado refugio donde amigos y familiares. Debido a los bloqueos en las vías, muchos caminaron varios kilómetros hasta puntos como la terminal de transportes de Caracas para abandonar la ciudad.
Más de 160 organizaciones denunciaron en un comunicado la «aparición del fenómeno de desplazamiento interno» a raíz de los enfrentamientos. Entre ellas, la ONG Otro Enfoque recolecta desde colchones hasta comida para dar hospedaje a niños y adolescentes que huyen de la Cota 905.
«Desde que salimos nos revisaron los bolsos en varias alcabalas policiales», contó una habitante de la Cota 905, que tomó un bus rumbo a San Juan de Los Morros, en el estado Guárico, a unos 130 km de Caracas. «Me voy muy preocupada porque el resto de mi familia se queda».
Sonia Mota, una profesora de 51 años, también planea salir de la capital hacia Guarenas, una ciudad dormitorio a unos 30 kilómetros. «Esta mañana nos despertaron las granadas -dijo-; es terrible vivir en esta zozobra». Vive en El Cementerio, una barriada cercana a la Cota 905, donde el viernes se registraba una toma de rehenes con presuntos criminales que resultaron heridos por la policía cuando buscaban huir del sector.
En junio, otro enfrentamiento entre policías y bandas dejó al menos tres muertos. Asimismo, Venezuela registró 12.000 fallecidos en hechos violentos ocurridos durante 2020 según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), lo que supone una tasa de 45,6 por cada 100.000 habitantes, siete veces mayor a la media mundial.
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