La alianza anglosajona Aukus colaborará en misiles hipersónicos

Los tres países anunciaron el pasado septiembre que habían creado una estructura, Aukus, para dotar a Australia de submarinos de propulsión nuclear. Este nuevo paso ofrece el horizonte de una colaboración que responda a los ensayos de China con misiles hipersónicos en 2020 y de Rusia en 2019. El Pentágono ha justificado el retraso en informar sobre su ensayo en que no quería aumentar la tensión en la guerra de Ucrania.

El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, afirmó el 19 de marzo que había lanzado con éxito un proyectil Kinzhal, causando la destrucción de un depósito de armas y municiones en la ciudad de Deliatin. cercana a las fronteras de Ucrania con Rumanía y Moldova. Sería la primera vez que un misil hipersónico ha sido usado en un teatro bélico.

Los misiles hipersónicos se caracterizan por alcanzar una velocidad al menos cinco veces superior a la del sonido, aunque al ruso Kinzhal se le adjudican de diez y veinte veces superior. Las variantes existentes podrían alcanzar rangos de entre 2.000 y 2.500 kilómetros, y su ventaja es que la altitud que alcanzan, la velocidad y la ayuda de vehículos planeadores dificulta su detección y la identificación de su trayectoria hasta llegar a su objetivo.

El desarrollo de la tecnología ha provocado rápidamente una carrera entre las tres potencias militares para la producción de los misiles y también de sistemas de defensa contra este tipo de armas. Para algunos expertos, significan un cambio profundo en los equilibrios militares, con repercusiones en la postura de los grandes poderes sobre las armas nucleares.

Para Dominika Kunertova, investigadora en cuestiones de seguridad en el Instituto Federal Suizo de Tecnología, «esta nueva generación de sistemas hipersónicos que vuela más rápido, golpea al objetivo con más fuerza y desde más lejos pude ser una simple evolución más que una revolución». En su juicio, es dudoso que den una ventaja estratégica, pero podrían tener un potencial significativo en la guerra naval».

Expertos británicos consultados por 'The Times' auguran que, dependiendo de la disponibilidad de Washington para compartir sus secretos tecnológicos, el Reino Unido podría tener su misil supersónico en cinco o diez años. El avance de la colaboración anglosajona, que ya provocó la ira de Emmanuel Macron, al perder un contrato para la provisión a Australia de submarinos convencionales, quizás añade debilidad a la posición de la Unión Europea.