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j. serra / m. ayestaran
Berlín y Jerusalén
Martes, 22 de febrero 2022, 15:53
Eran muchas las losas que pesaban ya sobre el Nord Stream 2, el gasoducto de 1.235 kilómetros entre la ciudad rusa de Wyborg y la alemana de Greifswald, finalizado en 2021 y en espera de licencia. Este martes, al reconocimiento de Moscú de las ... repúblicas separatistas respondió Berlín con el bloqueo del proceso de certificación. «En el contexto de la escalada del conflicto, el Gobierno federal detiene el proceso de aprobación», anunció el canciller, Olaf Scholz. El líder alemán había esquivado hasta ahora la cuestión, mientras sus socios verdes -especialmente la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock- apremiaban a suspenderlo. En caso de invasión, no habrá Nord Stream 2, había sentenciado Joe Biden.
Los Verdes rechazaban el gasoducto desde antes de entrar en el Gobierno. Para Scholz era un asunto espinoso, ya que el proyecto nació de una alianza de intereses entre el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder y Vladímir Putin. Ambos sellaron su acuerdo en abril de 2005, meses antes de la llegada al poder de la conservadora Angela Merkel. Supuestamente, debía garantizar el suministro energético en la transición hasta el desarrollo de las renovables, tras el adiós a la energía nuclear que Alemania completará este 2022.
El Nord-Stream 1 entró en funcionamiento en 2011, suministra un 40% del gas que consumen los germanos y está controlado en un 51 % por el gigante ruso Gazprom. Nord-Stream 2 es de propiedad rusa y topó desde el principio con las críticas tanto de algunos socios europeos como de EE UU, que llegaron a amenazarlo con sanciones.
Crisis en Ucrania:
La presión sobre Scholz arreció al acceder al poder en diciembre. Schröder crispó aún más los ánimos al salir en defensa de su amigo Putin y atribuir la crisis ucraniana al «ruido de sables» provocado desde Kiev. Sus argumentos causaron división en la familia socialdemócrata y la oposición conservadora -que defendió Nord-Stream en los 16 años de Merkel en el poder- sacaba los colores a Scholz por su «sumisión» a Putin.
Mientras la cuerda sobre el gaseoducto, Catar fue escenario de la VI Cumbre de Países Exportadores de Gas. Once países, entre ellos Rusia, se dieron cita en Doha para concluir que «ningún otro país tiene capacidad para sustituir el suministro de gas ruso a Europa con gas natural licuado (GNL) en caso de una interrupción por un conflicto», en palabras del ministro de Energía catarí, Saad al-Kaabi.
No obstante, el ministro de Energía del Kremlin, Nikolai Shulginov, aseguró que el plan de Moscú es cumplir los contratos con los países europeos y a seguir exportando el gas natural «sin interrupciones».
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