«Hoy hemos de liberarnos nosotros mismos»

Alemania celebró el Día de la Liberación del Nacionalsocialismo para conmemorar el fin del totalitarismo con un espartano acto en el Memorial a las Víctimas de la Guerra y la Dictadura, en el que el Steinmeier, advirtió contra el «resurgir del nacionalismo, el odio, la agitación, la xenofobia y el desprecio de la democracia». Añadió que Alemania tiene, como consecuencia de su historia, la responsabilidad de la unidad de Europa, precisamente ahora, con la crisis de la pandemia, causante de que la ceremonia se celebrara sin público y en un marco mucho más reducido de lo previsto.

Ante la sola presencia de los representantes de los distintos órganos del Estado de Derecho, la canciller federal, Angela Merkel y los presidente del Bundestag y Bundesrat –las dos cámaras parlamentarias–, Wolfgang Schäuble y Dietmar Woidke, así como el del Tribunal Constitucional, Andreas Vosskuhle, Steinmeier afirmó que no se puede aceptar que «el orden y la paz» establecidos a partir de 1945 «se evaporen ante nuestros ojos». «Queremos más y no menos cooperación en el mundo, inclusive en la lucha contra la pandemia», agregó.

La máxima autoridad alemana hizo memoria al subrayar que el 8 de mayo de 1945 acabó con la capitulación incondicional del ejército de la Alemania de Adolf Hitler, que desató una guerra con hasta 60 millones de muertos, de los que unos seis millones fueron judíos, exterminados por la locura racista de los nacionalsocialistas. El «nunca más» que juraron los alemanes tras la guerra significa ahora para ellos «nunca más solos», afirmó Steinmeier, quien apeló a los alemanes a que mantengan «Europa unida. Debemos pensar, sentir y actuar como europeos. Si no mantenemos Europa unida tras esta pandemia no seremos dignos de este 8 de mayo».

La crisis sanitaria deslució también los actos de conmemoración que presidió Emmanuel Macron en el Arco del Triunfo. El jefe del Estado francés estuvo acompañado por los líderes militares y políticos, entre ellos los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, pero, por primera vez, no hubo público. Tampoco remontó los Campos Elíseos, como es habitual, ni pasó revista a las tropas, pero si pidió a los galos que desplegaran una bandera tricolor en sus ventanas.

Nunca antes, desde el final del conflicto, el lugar había mostrado ese aspecto un 8 de mayo, recordaban los historiadores, muestra de la huella que está dejando una epidemia que en Francia ronda ya las 26.000 víctimas y los 140.000 contagios.

Macron tenía que haberse desplazado a Moscú para celebrar la capitulación de la Alemania nazi en una gran desfile de la victoria al que tenían previsto también participar otros dirigentes internacionales y que fue sido suspendido por el coronavirus.

En Reino Unido vecindarios confinados celebraron el VE Day (Día de la Victoria en Europa) rompiendo la rutina diaria de compra y paseo, de balances, de test y defunciones. El Gobierno decretó fiesta, aunque las jornadas festivas no se diferencian mucho de las laborales con la pandemia, pero los ciudadanos engalonaron las calles.

A las 11:00 horas salieron a las puertas de sus casas para guardar dos minutos de silencio. Tras escuchar a las 15;00 el viejo discurso de Winston Churchill en la tele, sacaron mantas, mesa y sillas para el picnic en el jardín. A las 16:00, té con bollitos (o café con pastel). A las 18:00, cena y levantar una copa a los vecinos. A las 21.00, canto de 'We'll meet again'(Nos veremos de nuevo) tras el discurso de la reina en la televisión.

El primer ministro, Boris Johnson, por su parte, recordó en un mensaje a los veteranos de la guerra que la lucha contra el coronavirus «exige el mismo espíritu de esfuerzo nacional que encarnaron hace 75 años». A continuación, el escuadrón acrobático Flechas Rojas» de la Royal Air Force sobrevoló el centro de Londres y las cadenas de televisión británicas respetaron dos minutos de silencio.

Este tipo de celebraciones evocan la imagen de los hombres solos que acudían anualmente al Cenotafio, en Whitehall, y depositaban una corona de flores, una semana después de los actos civiles y militares oficiales del Remembrance Day (Día del recuerdo de los caídos en las guerras). Eran republicanos españoles, con abrigos densos y caras tristes, que habían batallado en los ejércitos aliados, también en el británico, pero a quienes no se les reconocía el derecho de desfilar en las conmemoraciones como representantes de un país y con una bandera.

En Estados Unidos, el presidente, Donald Trump, colocó una corona de flores en el monumento a la Segunda Guerra Mundial en Washington. En esta fecha «se nos recuerda que ningún desafío es mayor que la determinación del espíritu estadounidense», afirmó. «En los últimos meses, nuestra nación se ha enfrentado una notable adversidad durante la pandemia de coronavirus. Pero como lo hemos hecho tantas veces antes, Estados Unidos triunfará», concluyó.

Por último, su homólogo ruso, Vladímir Putin, envió telegramas de felicitación a varios líderes mundiales con ocasión del 75 aniversario de la liberación de Europa del fascismo, entre ellos los líderes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, así como a los dirigentes de los países exsoviéticos, que lucharon junto con los soldados rusos en filas del Ejército Rojo. Además, Putin habló por teléfono con la canciller alemana, Ángela Merkel.