helena rodríguez
Miércoles, 16 de marzo 2022, 00:03
Desde este pasado fin de semana nada se sabía del paradero de Ivan Fedorov, alcalde de Melitópol. Las autoridades ucranianas habían denunciado su secuestro por parte de las fuerzas rusas y sus vecinos se habían manifestado exigiendo su liberación. Este martes, a la vez que ... una nueva protesta ciudadana era reprimida por las tropas invasoras, se hacia público que Fedorov ha sido acusado de terrorismo y permanece encarcelado en la región separatista prorrusa de Lugansk.
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Su caso es solo un ejemplo del nuevo papel que desempeñan muchos alcaldes de Ucrania. Han pasado de firmar decretos para decidir en qué plaza se colocan nuevas farolas a formar parte de la primera línea de defensa de sus vecinos y con ello, objetivos de guerra.
Hostómel ha sido una de las localidades más castigadas en estos 21 días de invasión. Situada a pocos kilómetros de Kiev, era un objetivo de esos que se llaman estratégicos por poseer un aeródromo. Al frente de la defensa y animando a sus convecinos, Yuri Prilipko, el regidor. El pasado día 7 cayó muerto mientras participaba en un reparto de alimentos y medicinas durante uno de los alto el fuego acordados con Rusia y pocas veces cumplidos. Así lo comunicó el consejo local de Hostómel en su página de Facebook. «Nadie le obligó a ponerse bajo las balas de los ocupantes. Pudo, como otros miles, sentarse en un sótano. ¿Quién le hubiera culpado? Realizó su elección. Murió por Hostómel. Murió como un héroe», proclamaba el comunicado.
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Prilipko se convertía así en un símbolo más de una guerra en la que desde su inicio abundan los emblemas. Quizás empujados por la actitud del presidente Volodimir Zelenski, el resto de su gabinete y los alcaldes de muchas ciudades asediadas han dado un paso al frente. Literalmente.
Casi todos usan las redes sociales para enviar sus mensajes e informar a los ucranianos y al mundo del devenir del conflicto. Los líderes municipales de ciudades asediadas como Mariúpol, Sumy o Járkov, (Sergiy Orlov, Oleksandr Lysenko y Igor Terehov, respectivamente), se han transformado en portavoces del terror. Por encima de ellos, destaca el alcalde de Kiev, , uno de los primeros en lamentar la pérdida de su homólogo Hostomel. «Ha sido asesinado mientras repartía pan y medicamentos entre su gente. Era mi compañero, trabajamos juntos en la Asociación de Ciudades de Ucrania. ¡Él puede descansar en paz!», manifestó.
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Klichko fue elegido en 2014 y es 15 veces campeón del mundo en boxeo. Con un físico imponente es, junto a su hermano y a Zelenski, un icono de la resistencia y una fuente continua de ánimos a sus conciudadanos. Sale a calle tras cada bombardeo, ha casado a parejas vestidos de militar y habla sin tapujos ante los medios allí destacados. Con su actitud desafíente se ha convertido uno de los principales objetivos de los rusos que, según 'The Times', han enviado a 400 mercenarios para eliminarles. Curiosamente, el padre de los Klichko fue general de la Fuerza Aérea rusa.
Entre los que no han tenido suerte está Yevhen Matveyev, cabeza de la administración local de Dniprorudne, que lleva varios días desaparecido. Las autoridades rusas callan sobre su paradero, como lo han hecho sobre el de Ivan Fedorov, al que por cierto ya han sustituido. Han nombrado alcaldesa de Melitópol a Galina Danilchenko, que en su primer mensaje público instó a sus vecinos a no participar en «acciones extremistas». Oposición silenciada.
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