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gerardo elorriaga
Martes, 2 de marzo 2021, 09:17
Las 279 estudiantes raptadas el pasado viernes en una localidad del norte de Nigeria fueron liberadas este martes, tal y como muestran las imágenes de las jóvenes reunidas en un edificio gubernamental. El gobernador del Estado de Zamfara, escenario de los hechos, aseguró que la ... liberación se realizó y que se había podido realizar gracias al arrepentimiento de los secuestradores, delincuentes comunes. Los medios de comunicación locales atribuyen el feliz desenlace a negociaciones con los bandidos y sospechan que se ha pagado algún tipo de rescate.
La medida ha venido acompañada del anuncio del Gobierno federal de iniciar una campaña para desenmascarar a los responsables de este tipo de acciones, vinculadas al crimen organizado. El presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, anunció que Zamfara sería considerada zona de exclusión aérea y que, de inmediato, una operación de los servicios de Inteligencia identificarían a los culpables de estos hechos.
Las alumnas fueron capturadas el pasado viernes mientras dormían en la residencia de la Escuela de Secundaria de Ciencias en la ciudad de Jangebe y obligadas a caminar durante horas hasta llegar a un bosque en el que permanecieron retenidas. Las primeras estimaciones cifraban en 317 el número de víctimas, pero las autoridades han afirmado que muchas consiguieron huir de los delincuentes durante el asalto.
El secuestro de escolares se ha convertido en una práctica habitual. El pasado 11 de diciembre, un grupo de hombres armados retuvo a 344 muchachos de una escuela en Kankara, en el vecino Estado de Katsina. Los jóvenes también fueron liberados rápidamente. El secuestro es una acción diaria que llevan a cabo bandas de delincuentes y guerrilleros islamistas, pero el ataque a colegios ha adquirido especial relevancia porque implica una fuerte presión para las autoridades nigerianas, obligadas a dialogar para obtener el regreso de los menores. Además, la atmósfera de éxito e impunidad parece propiciar su expansión.
Las milicias yihadistas se ha atribuido estos hechos sin ningún tipo de pruebas. Aunque no están implicadas, al parecer, en el auge de la violencia en el noroeste, sí que participan en la situación de inestabilidad que sufre el nororiental Estado de Borno. Ayer, las Fuerzas Armadas desalojaron a los combatientes que habían ocupado el día anterior la ciudad de Dikwa, de 130.000 habitantes. Los guerrilleros huyeron tras saquear un centro humanitario e incendiar dos campos de desplazados.
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