«Con el paso del tiempo, la solidaridad, la empatía y la unión se han ido aflojando»

Ayer, en el debate de GRUPO 20, el laboratorio de ideas de El Norte de Castilla y 15 de las empresas más importantes de la región, tres expertos del tercer sector debatieron sobre soluciones globales ante crisis globales. Esta charla virtual se emitió a través de los portales elnortedecastilla.es, burgosconecta.es y leonoticias.com.

Intervino como ponente principal Natalia Peiro Pérez, secretaria general de Cáritas España y directora ejecutiva de la Fundación Foessa, que debatió con Sebastián Mora, profesor de Filosofía de la Universidad Pontificia de Comillas, que cuenta con una larga experiencia en el campo de la acción social, y con Juan Manuel Polentinos, gerente de la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (COCEDER) y gran conocedor del medio rural y del estado real de sus habitantes.

Natalia Peiro expuso la necesidad de aprender de cada crisis que acontece. También de ésta. «Hay retos y consecuencias recurrentes en las crisis y, por eso, es importante que acudamos a soluciones diferentes». Dijo que la que ahora nos ocupa, y que nos afecta a todos, no ha impactado a todos por igual y que las consecuencias a medio plazo tampoco serán las mismas para todos. «Esta crisis ha traído a Cáritas nuevos perfiles de personas necesitadas. Se han reforzado en nuestros centros de primera acogida la presencia de familias monomarentales. La mayoría de ellas, mujeres con niños a cargo que se han visto obligadas a elegir entre su cuidado y el mantenimiento de su puesto de trabajo. Otro nuevo perfil ha sido el de las personas que no tienen conexión a Internet o no tienen habilidades digitales», destacó.

En cuanto a las consecuencias comunes a todas las crisis, enumeró la pérdida de empleo, la destrucción del sistema de bienestar social, el crecimiento de la desigualdad, el aumento de la pobreza y la pérdida de derechos sociales; y dijo que a la hora de salir de ellas tendemos a profundizar en el individualismo y en la desvinculación, «algo que resulta paradójico cuando venimos de un momento de euforia de la solidaridad, de la empatía y de la unión, pero que con el paso del tiempo se han ido aflojando».

Dijo, en este sentido, que la forma que ha tenido la entidad eclesial para abordar esos retos, ha sido a través de la intervención directa. «Hemos tratado de fortalecer nuestra conectividad y adaptarnos a los ritmos de emergencias. También nos hemos adaptado a la falta de equipos y de conexión y hemos superado ese colapso que sufrían otras organizaciones menos flexibles. Hemos habilitado nuevos canales sin dar un paso atrás en el apoyo que brindamos a esas personas», subrayó.

Peiro señaló que la brecha digital ha supuesto una barrera más en esa carrera de obstáculos que todas las personas han tenido que superar. «Se ha puesto de manifiesto la labor decisiva de las redes de cercanía que suponen los 9.000 centros de atención que tiene la iglesia en su conjunto, de los cuales, más de 6.000 son de Cáritas y que desde las primeras fases de la emergencia han sido el germen de esa movilización social de proximidad. Se han conseguido activar movimientos y espacios vecinales y de ciudadanos que han estimulado la puesta en marcha de iniciativas que han ayudado. Cuando recuperemos la normalidad no debemos perder esa comunidad fuerte y esas relaciones de vecindad», apuntó.

La secretaria general de Cáritas España lanzó propuestas para la reconstrucción tras la crisis, siempre teniendo en cuenta a los más vulnerables. Su receta se basa en «evitar el enquistamiento de la gran exclusión» y en reducir las desigualdades desde el punto de vista de la participación y de la salud. Opinó que «hay que conseguir que se fortalezca el sistema sanitario de cara a futuras crisis» y habló del derecho al cuidado y a la protección social y apuntó que antes de esta crisis había una tendencia a la familiarización y mercantilización de los cuidados.

Terminó refiriéndose a' Fratelli Tutti' ('Hermanos todos'), la tercera encíclica del Papa Francisco, firmada el pasado 3 de octubre, y que ha supuesto un gran impulso, remarcando que «debemos ser capaces de soñar al ritmo del evangelio y del buen samaritano para convertirnos en una sociedad en la que se pierdan esos valores individualistas».