Isabel Sola: «La extraordinaria capacidad de transmisión de la covid-19 es muy superior al de otros virus»

Vivimos una nueva realidad marcada por las múltiples secuelas de la propagación de la covid-19. Una realidad que ha golpeado con fuerza a todos los ámbitos de la sociedad y que, a la vez, impulsa nuevas soluciones. En este nuevo paradigma, ha nacido GRUPO20, iniciativa con la que El Norte de Castilla y un conjunto de empresas líderes en sus sectores pretende compartir con sus lectores 20 vídeo-debates en los que participarán representantes y líderes de la sociedad civil, que ofrecerán sus opiniones, claves y contenidos de valor sobre lo que nos espera tras la crisis sanitaria..

El primero de estos debates –emitido en en elnortedecastilla.es, Burgosconecta.es yLeonoticias.com– ha servido para analizar desde un punto de vista científico el origen y causas de la pandemia y las vacunas en estudio para combatirla. En él han participado dos científicos de primer nivel, Raúl Ortiz de Lejarazu Leonardo e Isabel Sola Gurpegui, moderados por Ángel Ortiz, director de El Norte de Castilla. Ortiz de Lejarazu, reputado virólogo, consejero científico y director emérito del Centro Nacional de la Gripe de Valladolid encuadrado en la red GISRS de la OMS, resaltó la importancia de conocer los factores que ejercen presión sobre el virus emergente, porque eso determinará su futuro. Por un lado, está la presión social, que él considera «insuficiente» para eliminar el virus. «Si los 7.500 millones de habitantes del planeta fuéramos capaces social y económicamente de permanecer separados más de 12 días, la pandemia desaparecería. Pero ese distanciamiento es imposible de llevar a cabo», aseguró.

También está la presión biológica que puede conducir a la extinción del virus y que está determinada por los anticuerpos. «Los virus que van a constituir el futuro no serán aquellos que causen más enfermedad, sino los que causen más infecciones», puntualizó.

Se atrevió a apostar por una estacionalización del virus, más que por su desaparición, «dado que está ganando en infecciosidad y transmisibilidad». «Aproximadamente un 5% de la población española se ha infectado. Hay unos 250.000 casos confirmados, pero esa es la punta del iceberg. Estamos diagnosticando menos de un 10% de las personas infectadas», advirtió.

«Si hay que infectarse, cuanto más tarde mejor, porque el virus estará más adaptado al huésped y su capacidad de hacer daño será inferior», puntualizó este experto, que se muestra partidario de que los niños arranquen el curso, aunque con precauciones. «Los datos no indican que los niños funcionen como superdiseminadores del virus como pasa con otras enfermedades infecciosas respiratorias, como la gripe. Es probable que los niños, que ahora no han sido muy infectados, sigan así, a no ser que los adultos les infecten», concluyó el virólogo.

A continuación, intervino Isabel Sola Gurpegui, una de las mayores expertas en coronavirus de España. Es investigadora desde hace 25 años en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC y directora del grupo de investigadores españoles que buscan la vacuna contra el coronavirus.

Señaló que este, de forma general, «no es extremadamente virulento» en comparación con otros. «El 80% de las personas infectadas desarrollan formas de enfermedad que son leves y solo en un 20% de los casos, la enfermedad se hace más severa y puede llegar a ser mortal en poblaciones más sensibles. Hay otros coronavirus con una mortalidad del 10% y hasta del 30%, mientras que, a este virus, la mortalidad que se le estima es del 1% o el 2%. Lo que le ha convertido en pandémico es su extraordinaria capacidad de transmisión silenciosa», subrayó.

Esta científica afirma, casi con total certeza, que este virus no ha sido manipulado genéticamente con un objetivo perverso. «El virus, en la teoría, tiene unas cualidades que no lo convierten en el mejor candidato para ser el causante de una pandemia y, sin embargo, la ha causado. Cuando nosotros hacemos un experimento de manipulación genética, el virus ha hecho millones. Cada vez que el virus se multiplica en una célula, está creando variantes de su genoma, que le dan propiedades nuevas y de esas se seleccionan las que al virus le hacen más eficiente. El virus nos lleva una ventaja clara», dijo.

Isabel Sola y su equipo han optado por utilizar ingeniería genética para desarrollar su vacuna y así eliminar los componentes negativos del virus que pueden generar enfermedad. También para conservar las proteínas necesarias para una respuesta inmune más completa, equilibrada e intensa.

«Nuestra vacuna es más costosa en el tiempo, ya que requiere de toda esa ingeniería del genoma del virus, pero las posibilidades que tiene de proporcionar una respuesta más eficaz son mayores», asegura. «Desarrollar una vacuna requiere 4 o 5 años de trabajo. Teniendo en cuenta la urgencia de la situación, se podrá probar un candidato a vacuna en un periodo de 12-18 meses. La etapa de manufactura a gran escala dependerá de la infraestructura disponible que tenga la industria», afirmó.

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