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JOAQUINA DUEÑAS
Martes, 8 de marzo 2022, 00:34
Iñaki Urdangarín es un hombre libre, sentimental y legalmente. El pasado 2 de marzo obtuvo la libertad condicional y antes de eso ya había anunciado la interrupción de su matrimonio con la infanta Cristina, una separación que no parece tener vuelta atrás, aunque todavía no ... hay divorcio alguno. Con este nuevo estatus, ha dado su primera entrevista y ha elegido para su regreso a las ondas el programa deportivo El partidazo, de la Cadena Cope, conducido por Juanma Castaño. A él le ha confesado que «la gran ilusión que tengo es volver a reinventarme».
Y es que, aunque el periodista deportivo intentó en varias ocasiones llevárselo a su terreno y adentrarse en las arenas del papel cuché, Urdangarín se mostró en todo momento esquivo y a ratos, incluso incómodo. A pesar de todo, dejó varias perlas sobre su vida. Eso sí, respecto a las mujeres que ocupan o han ocupado su corazón, Cristina y Ainhoa, ni una palabra.
Centrado en «mirar hacia adelante», dijo que su paso por prisión «es una etapa de mi vida que he cerrado». Un momento «muy duro», «por las condiciones en las que entré, por los años de intentar convencer y por las circunstancias que viví en soledad», aseguró a la vez apuntaba que no tenía pensado «destapar en un programa deportivo asuntos de mi pasado personal». «Es una etapa de mi vida que he cerrado con la libertad condicional, creo que con un comportamiento muy bueno y en un tiempo extraordinariamente rápido. No es una situación que me gustaría recordar ni creo que personas que hayan tenido experiencias como la mía la quieran recordar», explicó.
En todo caso, la lectura y el deporte, fueron sus grandes aliados durante su estancia en la prisión de Brieva. Gracias a «algunas máquinas para poder hacer cardio, algunas pesas y colchonetas» pudo realizar deporte a diario y mantener el equilibrio físico y mental. Mientras estuvo privado de libertad comenzó también a prepararse como entrenador de balonmano. «El título no está porque está pendiente de las prácticas. Es un título más nostálgico que otra cosa. Me lo tenía que haber sacado hace mucho tiempo, pero por distintas razones, que te metes a trabajar y te metes en la familia, no lo había hecho y se dieron las circunstancias para poder realizarlo mientras estaba en privación de libertad. Lo empecé a hacer ahí, lo finalicé en cuanto llegué a Vitoria y me quedaban pendientes las prácticas que solicité al Futbol Club Barcelona», relató agradecido al club y a su presidente, Joan Laporta, con quien dijo tener «una excelente relación».
Describió su presente como «una vida prácticamente normal, no me escondo y tampoco soy una persona de exponerme mucho, siempre tengo las mismas rutinas y poco más». Y sobre su futuro lo ve ligado al deporte, a ser posible, al balonmano, que para él es su «segunda familia», pero también unido a la gestión y al mundo empresarial.
Otro de los protagonistas de la noche fue su hijo Pablo que se ha destapado como el descubrimiento de la temporada por sus sensatas declaraciones en medio de la tempestad mediática que supuso para la familia la aparición de las fotografías en las que el todavía cuñao del rey Felipe VI aparecía de la mano con Ainhoa Armentia. «Pablo tiene un carácter tranquilo, es una persona educada, ha recibido una educación razonable, y su carácter le ayuda a afrontar situaciones de estrés de forma cómoda», explicaba refiriéndose a su faceta deportiva. Algo totalmente extrapolable a la personal: «No queremos ningún padre que los hijos pasen malos momentos y esta presión, que ni le va ni le viene, creo que no es necesaria», reprochaba. Aunque reconocía que para el joven, enfrentarse a las preguntas del corazón «es otra situación con tensión y con estrés pero como él tiene las ideas más o menos claras, no tiene más que demostrarlo. Nos ha demostrado que puede hacerlo bien». Algo que también se debe a que los hijos cuentan con información de primera mano de todo lo que ha venido sucediendo en el seno familiar: «Tienen que saber lo que pasa pero de nosotros. Mi hijo Pablo no podría hablar en la calle como lo hace si no tuviera información fidedigna de lo hablamos en casa».
Sobre su capacidad deportiva, ha demostrado el orgullo absoluto que tiene hacia él, aunque reconoció que puede presumir de sus cuatro hijos. Sin embargo, ver a su hijo Pablo seguir sus pasos es especial para él. «Al volver a pisar ese parqué, vienen emociones muy lejanas y te encuentras con un hijo que está en la misma situación que tú entonces y me siento muy orgulloso de lo que está haciendo porque su etapa de formación no ha sido realmente fácil. Nosotros hemos vivido en países donde no había mucho balonmano para él, que es lo que le gustaba, y ha tenido que trabajar muy duro cuando ha podido, en verano, asistiendo a campus para recuperar técnica y táctica», relataba a la vez que añadía que «su aprendizaje está siendo buenísimo y su capacidad de competición también». Razón por la que está «muy orgulloso, independientemente de donde pueda llegar».
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