arantza furundarena
Sábado, 24 de abril 2021, 00:11
Me encanta ir al norte a comer rico», asegura Sandra Gago. Y habla de los huevos con patatas fritas «como las de la abuela», de la tortilla de patata que ella, siguiendo las directrices de su padre, cocina con cebolla rallada y de «unas buenas ... croquetas de jamón, de las de siempre». Que una mujer que luce silueta de modelo a los tres meses de haber dado a luz se declare fan de los fritos solo puede tener una explicación... El deporte. «¡Y que tengo 25 años!», recalca esta madrileña. «A partir de los 30 ya veremos». Cercana y discreta a la vez, la joven esposa del tenista Feliciano López ha vuelto al trabajo con un proyecto que le entusiasma, ser embajadora de una edición especial de gafas de sol que la firma Tous ha bautizado como 'La gafa del Día de la Madre'.
Publicidad
«Este año va a ser la primera vez que voy a celebrar esa fecha siendo madre, por eso es tan especial para mí», explica. Y es que Sandra y su célebre marido son, desde que el pequeño Darío llegó a sus vidas, 'Feliciano y Feliciana'. «Hemos tenido mucha suerte. Es buenísimo, muy tranquilo, duerme increíblemente bien, come mucho y está enorme. En eso ha salido a su padre. Yo solo mido 1,68, soy muy chiquitita comparada con él», que mide casi 1,90.
La pareja se casó en septiembre de 2019 en Marbella. Él es 14 años mayor, pero como dijo ella por entonces «la edad solo es importante si eres un queso o un vino». Estudiante de periodismo, carrera que se ha propuesto terminar el curso que viene, Sandra es modelo desde los 15 años y si le preguntan cómo era de niña, responde... «¿Cuándo, hace cinco años?, porque he sido niña hasta hace poco». Y es que todavía tiene reciente la época en la que sus padres le firmaban los contratos. Como aprendiz de periodista, hizo prácticas en una agencia de noticias de París, pero hoy sus metas van por otro camino. «Estoy con un equipo de 'wedding planners'. El mundo de las bodas me encanta y me mantiene la mente ocupada».
En las antípodas de la huracanada Alba Carrillo (polémica ex mujer de Feliciano), basta conversar con Sandra Gago para confirmar que es una persona serena. «Soy tranquila en mi forma de hablar y en diversas situaciones, sin embargo al mismo tiempo soy muy inquieta, siempre tengo que estar en movimiento, haciendo cosas e ideando proyectos». Mantiene las amistades de la infancia. «Mis dos Anas», como ella las llama, dos amigas del colegio que siguen siendo sus confidentes y por las que se tatuó una A en la muñeca. También, por amistad, lleva un pequeño rayo en la nuca. Pero de momento no ha pensado tatuarse la inicial de su hijo ni la de su marido.
«Decían que del confinamiento iban a salir muchos divorcios y nacimientos -recuerda Sandra-. Yo esperaba que en nuestro caso fuera lo segundo». Y así ocurrió. La modelo dice haber soportado la pandemia «gracias al embarazo, una de las etapas más bonitas de mi vida». Sin embargo, el nirvana se esfumó en las últimas semanas de gestación. «No soy nada aprensiva, pero al acercarse el momento de dar a luz, tuve miedo de contagiarme y me aislé por completo». Ahora la joven ha recuperado la calma y a pesar de las restricciones ha convertido al pequeño Darío en un consumado viajero. A sus tres meses, el niño ya ha estado en Marbella y en Acapulco (México), siguiendo a su padre en diferentes torneos. «Los viajes hoy día son complicados, pero nos hemos propuesto pasar la mayor parte del tiempo los tres juntos».
Publicidad
Lejos de las inseguridades típicas de una primeriza, Sandra considera que la maternidad está siendo «incluso mejor de lo que me esperaba. Claro que hay momentos caóticos -reconoce-, pero miras la cara de tu bebé y eso te lo compensa por mil». La vocación de madre le viene de la infancia. «Siempre quise ser una madre joven, igual que la mía, que tiene 55 años y yo la veo jovencísima. Mi hermana y yo se lo contamos todo. O casi todo. Ojalá mi hijo tenga esa confianza conmigo, aunque al ser chico igual le cuenta más cosas a su padre». Porque Feliciano también lo está dando todo. «Me ha sorprendido para bien como padre. Con el bebé hace de todo y se le da genial».
La imagen es tan idílica que Sandra se apresura a matizar. «Por supuesto que tenemos nuestros días malos, como todo el mundo. Pero lo cierto es que formamos una pareja muy feliz y muy unida». Y para que la perfección no los aleje de la realidad añade riendo: «Yo tengo mis defectos. Por ejemplo, soy muy tardona. Hoy he llegado puntual, pero suelo llegar tarde a todos lados. En serio, saco de quicio».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.