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Joaquin Sabina y Jimena Coronado. Óscar González-Zuma Press
Sabina se casa

Sabina se casa

El cantautor pide matrimonio a su musa desde hace veinte años al modo tradicional

Viernes, 8 de noviembre 2019, 10:37

En la patria del bandoneón, Joaquín Sabina, amante del tango y los versos, ha pedido matrimonio0 a su pareja, la peruana Jimena Coronado. Renegando de su proverbial fama de canalla, el cantautor, que ya tiene 70 años, ha asumido las convenciones de la comedia romántica ... . De rodillas y con un anillo en la mano, ha rogado pronto casamiento a la que es su compañera y amante desde hace 20 años. Viven en un piso muy cerca de la madrileña Plaza de Tirso de Molina por el que antaño desfilaban noctámbulos ansiosos de francachela.

Lo del inminente bodorrio se sabe porque su amigo Joan Manuel Serrat lo ha contado entre bromas y veras en el programa de televisión 'Teleshow', al que estaban invitados por la gira argentina en la que están embarcados los dos artistas. «Fue tan hermoso...», desveló un Serrat sonriente. El autor de '19 días y 500 noches' simuló estar enfadado, pero con su voz rota y ahumada de tabaco negro reconoció que ya tiene una edad. «Yo tengo 70 años, el día que la Jime cumplió 50 doblé la cerviz y en verso…».

La novia es hija de Pedro Coronado Labó, que presidió el Banco Central de Reserva del Perú entre 1987 y 1990. Ambos se conocieron en 1999, cuando ella trabajaba como fotógrafa del diario 'El Comercio' y se presentó en el hotel Sharaton de Lima para ilustrar un reportaje. La aparición de Coronado fue providencial en la vida del cantautor, pues a los dos años sufrió un infarto cerebral leve del que se recuperó, aunque a la postre le sumió en la depresión. «Me quedaba en blanco. Era como los niños, que creen que la muerte es algo que les pasa a otros. Y yo creía que las depresiones les ocurrían a señoras aburridas y viudas», dijo pasada la «nube negra». Menos mal que tenía Jimena a su lado. Ella ha sido la que le ha «salvado la vida más de una vez».

«Yo tengo 70 años, el día que la Jime cumplió 50 doblé la cerviz y en verso…»

joaquín sabina

Coronado es más que su musa, es quien le saca las castañas del fuego, la que responde a las llamadas telefónicas y la que espanta a los moscones en busca de favores. A partir de sus episodios de melancolía frecuentó más a sus amigos poetas, como Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes y Benjamín Prado, entre otros. Prefería la compañía de los líricos, menos propensos a ir de bares, que a los músicos, de vida más disoluta. No abandonó del todo el alcohol.

De hacerle caso, cuando acecha la tristeza echa mano del whisky, nunca del psicoterapeuta. Joaquín Ramón Martínez Sabina, verdadero nombre del cantautor de Úbeda, tiene dos hijas, Carmela y Rocío Martínez, fruto de su primer matrimonio con Isabel Oliart, hija del que fue ministro de Defensa con UCD y presidente de RTVE, Alberto Oliart. A cada una de sus hijas les ha dedicado una canción.

Piso de chamarilero

La convivencia no acarreará sorpresas. En sus dos décadas de convivencia, Jimena está más que acostumbrada a las manías del cantante, a su locuacidad y sus silencios. Vivirán en su casa de siempre, que parece el almacén de un chamarilero. En el piso se acumulan un caballito de tiovivo, muñecas y frascos de farmacia antiguos, juguetes de hojalata, vírgenes, instrumentos de música y capotes de torero, uno de Manolete y otro de José Tomás. Sabina superó la depresión componiendo sonetos. Otra vez el verso le ha dado la buenaventura, esta vez para rendirse a Jimena.

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