«La risa con mascarilla suena muy bien»

–Sin ánimo de ofender, ¿son el Gordo y el Flaco de la era Twitter?

–R.B.: Bueno, je, je... Desde luego, para quien no sepa nuestros nombres, la manera más fácil de distinguirnos es por nuestro volumen.

–¿Se explican el lío de su parodia sobre el negacionista?

–R.B.: Eso es porque los robots de YouTube no están equipados con ironía. Nos llegó un 'email' diciendo que habíamos infringido las normas de la comunidad.

–¿Y eran conscientes de pertenecer a una comunidad?

–R.B.: Pues no, porque en esa comunidad no hay cena de Navidad ni nada. Retiraron el vídeo, pero nueve horas después de apelar lo aceptaron.

–¿Algún mensaje de Miguel Bosé?

–A.C.: Desgraciadamente, no. Sería un honor. Pero no sabemos qué es de él. Creo que se borró de las redes después de la última que lio. Alguien debió de decirle que ya no funciona el Twitter y se lo ha creído. La verdad es que se le estaba yendo un poco...

–R. B.: Sí, el tío no inspiraba salud. No sé qué le ha podido pasar. Eso habrá que preguntarle a quien esté a cargo de él, si es que tiene un tutor, que quizá sea el que le ha quitado el móvil.

–¿Es más fácil y rentable parodiar al facha que al progre? ¿O es como lo de meterse con Dios o con Alá?

–R.B.: Hay que estar muy irritado con el mundo para que un vídeo nuestro te ofenda. Hay personajes que puedes identificar más con la izquierda o con la derecha, pero nosotros parodiamos actitudes.

–A.C.: En nuestros vídeos hay poca política. El que hicimos el otro día del flipado de España quizás se identifica más con un facha, pero procuramos no caer en algo tan fácil.

–Y aún así algunos se ofenden, aunque hablen de comer pizza...

–R.B.: El problema es que a tres comentarios negativos sobre algo ya le llamamos polémica.

–Usted recibió amenazas de muerte por unos chistes sobre gitanos. ¿Se le quitaron las ganas de hacer humor políticamente incorrecto?

–R.B.: No se me quitaron las ganas. En mi show sigo haciendo el humor que me hace gracia a mí. Además, después de cuatro años, para nosotros está ya muy sobado el debate sobre los límites del humor.

–¿Está influyendo el coronavirus en el humor?

–A.C.: Ha reventado el mundo del espectáculo, pero ahí estamos. Yo ya me he hecho ocho pruebas PCR... El otro día actuamos con límite de aforo en Barcelona y fue brutal. Vimos a la gente muy a tope.

–¿A pesar de la mascarilla?

–R.B.: Sí. Pensábamos que las risas llegarían como con sordina. Pero qué va, la risa con mascarilla suena muy bien.