La musa de la noche marbellí ha dicho adiós. Olivia Valère, la mujer que hizo del arte de vivir su 'leitmotiv', se ha encontrado de bruces con la muerte. Falleció este jueves en París a los 75 años a causa de un cáncer de estómago. ... París, la ciudad de la luz, la ha visto apagarse. Lo ha hecho acompañada de sus tres hijos. A la francesa, que aunaba la doble condición de empresaria del ocio y anfitriona de la juerga, le habían diagnosticado un tumor hace un año que menoscabó su salud, hasta que en las últimas semanas su estado empeoró gravemente. Era dueña de una ostentosa discoteca que llevaba su nombre.
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Por su local desfilaron desde Elizabeth Taylor a Sean Connery, pasando por Prince, Julio Iglesias y demás miembros de la 'jet set'. Su glamur se labró en los tiempos de la Marbella insomne, aquella que nunca se acostaba. Allí pinchaban los mejores DJ del mundo y alguna niña bien, como Paris Hilton.
En 1985 Olivia Valère abrió su primera discoteca en Puerto Banús. Tomó el relevo de Menchu Escobar, afamada relaciones públicas de la Marbella aristocrática. El 25 de julio del 2000 abrió de la mano de Jesús Gil su discoteca homónima. «Olivia, Marbella necesita una gran discoteca que relumbre como el oro, así que ponte con ella, porque tienes más 'güevos' que un toro de lidia», le dijo el rey de yacusi.
La empresaria, de origen francés, levantó su mítico local en un santiamén, en pocos más de dos meses, alentada por un Gil empeñado en hacer de Marbella la meca de las grandes fortunas, los petrodólares y la especulación. Fue una operación no exenta de controversia. Todo se hizo con tantos apremios que a los invitados se le pegaban el alquitrán en los zapatos al pisar la carretera, recién asfaltada.
Su club estaba protegida de miradas indiscretas por una muralla de diez metros de altura y con una decoración con motivos de 'Las mil y una noches'. El complejo constaba de una impresionante discoteca, un restaurante de precios exorbitantes, el Palacio de Babilonia, y un 'lounge' bautizado como La Terraza de Karen.
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Licenciada en Literatura, trabajó en su juventud como relaciones públicas del Senado francés. Curiosamente, la dama de la Marbella de la coca y el champán se jactaba de no beber ni probar las drogas.
Cuando Marbella saltó a las primeras páginas de los periódicos por la corrupción de Gil, Julián Muñoz, Marisol Yagüe y compañía, Valère echaba la culpa a la prensa. «Lo que pasa aquí existe en Montecarlo o Saint Tropez. Cuando tienes un niño que hace cosas feas lo escondes un poquito», se quejaba.
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Llegaron las vacas flacas. La 'jet set' comenzó a desertar. Sean Connery, que había comprado en los sesenta Malibú, una fastuosa mansión ubicada en un paraje idílico, fue uno de los primeros en largarse junto a su mujer.
Llamó la atención que una mujer refinada accediera a participar en un 'reality' de La Sexta, 'Mujeres ricas', un programa que seguía el día a día de cinco mujeres adineradas. Cuatro años más tarde la fichó Telecinco como concursante de '¡Mira quién salta!', si bien resultó eliminada a las primeras de cambio. Tal como era su deseo, Valère será enterrada en su tierra de adopción.
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