Isabel Rodríguez en el besamanos en el Palacio Real el pasado 12 de octubre. Efe

Ana Locking transgrede con su versión de una pieza tradicional

puntadas con hilo ·

La veterana diseñadora convirtió cinco pañuelos de pisto en un comentado traje para la ministra Isabel Rodríguez en la fiesta del 12 de octubre

Domingo, 16 de octubre 2022, 02:35

Frisan cinco lustros desde que doña Letizia estrenase la tiara Cartier. Acompañando a una de las grandes piezas del joyero real, la Reina se enfundó un vestido azul noche cuajado de perlas con unas estratégicas aberturas. Una prenda considerada por la revista Paris Match como ... la mejor del armario de la esposa de Felipe VI en 2018, año en que la publicación la reconoció como la reina mejor vestida, dando una visibilidad inmensa a la autora del vestido, la veterana diseñadora Ana Locking.

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Cuatro años después ambas se encontraron. Doña Letizia entregaba a Ana Locking el Premio Nacional de Diseño de Moda 2020 con el retraso impuesto por la pandemia. Un encuentro que repitieron el pasado miércoles, Día de la Fiesta Nacional. La modista estaba entre los 2.500 invitados a la recepción en el Palacio Real. Su figura pasó desapercibida en el besamanos, pero no su excelente trabajo. Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, lució un diseño a medida de la toledana que acaparó los focos de las cámaras por su originalidad. El estilismo, compuesto por torera y falda de vuelo, estaba confeccionado con pañuelos de pisto, una pieza de indumentaria tradicional.

Arriba, la reina Letizia con el vestido de Ana Locking. Abajo, imagen de la espalda de la torera de Isabel Rodríguez en el 12 de octubre. A la derecha, la diseñadora saludando tras uno de sus desfiles. Archivo

La relación entre artista y política no viene de lejos. La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2021 fue a parar a las manos de Ana Locking, momento que Isabel Rodríguez aprovechó para contactar con la modista. «Ella me llamó para felicitarme», comenta la diseñadora en una conversación con este periódico. «Me dijo que le gustaría mucho conocerme y comimos juntas un día. Ambas somos castellano manchegas y hablamos, entre otros muchos temas, de la artesanía de la región, saliendo a relucir el pañuelo de pisto». Varios meses después, la ministra volvió a llamar a la diseñadora. «Oye, ¿te acuerdas de lo que hablamos? ¿Qué te parece si hacemos algo juntas para el 12 de octubre?»». Una propuesta que la modista no dudó un momento en aceptar.

Estilismo contemporáneo

Experta en sastrería, Ana Locking tomó el espíritu del folklore para conseguir un estilismo de aire contemporáneo en el que eran esenciales los materiales. Por esa razón, la modista afirma sin tapujos que compró cinco pañuelos de pisto -tres para confeccionar la chaqueta y dos para la falda- en una tienda de artesanía tradicional de Badajoz llamada Sancha. «La chaqueta es lo que más costó hacer porque el pañuelo tiene un estampado muy específico que había que casar muy bien. «No era fácil. Además recreé por debajo de la falda una especie de enagua con puntilla, rememorando las faldas tradicionales, con la blusa a juego». Un arduo trabajo de confección, modelando sobre el propio cuerpo de Rodríguez en los pocos ratos libres de los que disponía la ministra. Invirtió un mes de trabajo para «transformar, sin prejuicios, tradición clásica en otra cosa mucho más rompedora».

Poco se podía imaginar ninguna de las dos la 'batalla' entre comunidades en la que podía derivar dicho estilismo. Pero, ¿de dónde procede realmente? De origen oriental, el pañuelo de Cachemira llegó a España en el periodo romántico.»Hay que tener en cuenta que no hay abrigos en la indumentaria tradicional, entonces recurren a mantillas, mantones y todo tipo de de cobertor de pecho», explica Concha Herranz, responsable de indumentaria regional del Museo del Traje de Madrid. Hasta que, «por la alta demanda, se comenzaron a confeccionar en España, la mayoría se importaban de Inglaterra, como el de Paisley» - que al igual que el Cachemira es diseño ornamental de origen persa con forma de gota curvada-. La prenda toma el nombre de pisto en zonas como Castilla-La Mancha por el colorido plato gastronómico, según la experta, que recuerda que «hay un dicho popular sobre que lo semejante engendra el vocabulario». Sin embargo, aclara, en otras regiones se denomina pañuelo de los cien colores, como en Extremadura, o de los mil colores, en el caso de Castilla y León.

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