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Jean Paul Gualtier, en su despedida. Foto: Reuters | Vídeo: Atlas

Jean Paul Gaultier convierte su 'funeral' en un repaso magistral de la moda

El teatro Châtelet de París se quedó pequeño con la fiesta de despedida de las pasarelas del modista francés

Gloria Salgado y María D. Valderrama (Efe)

Madrid

Jueves, 23 de enero 2020, 01:06

Fue una despedida sin lágrimas. Jean-Paul Gaultier (Bagneux, 1952) dijo adiós este miércoles a las pasarelas a lo grande. El 'enfant terrible' de la moda francesa realizó un espectacular desfile que reunió a sus musas, aunque se echó de menos a Madonna, ... junto a sus icónicas creaciones.

Lejos del llanto, el desfile 'funeral' acabó siendo una celebración de 50 años de transgresión dedicados íntegramente a la creación de una estética y una actitud que ha hecho historia en la moda. «He tenido la suerte de poder hacer lo que me gustaba», dijo el diseñador a la prensa tras el espectáculo en el Teatro de Châtelet de París, que contó con orquesta y cantantes y duró cerca de hora y media en la que fue constantemente ovacionado por los más de 1,500 asistentes.

Desde las butacas del teatro, la lista de figuras de la industria que acudieron para rendir homenaje al creador parecía no acabar: desde Anne Wintour, la respetada directora de Vogue USA, pasando por modelos y exmodelos como Carla Bruni, Inès de la Fressange, Laetitia Casta -a la que descubrió-, Eva Herzigová, Andrés Velencoso o los diseñadores Isabel Marant, Clare Waight Keller y Nicolas Ghesquière, que comenzó como su asistente. Sobre el escenario, las actrices Dita Von Teese y Rossy de Palma, que desfilaron respectivamente con un traje lencero y con un tutú negro compuesto de abanicos, o la cantante Mylene Farmer. Tampoco faltaron las omnipresentes hermanas Bella y Gigi Hadid.

El diseñador había anunciado el viernes por sorpresa que este sería su último pase, si bien señaló que su firma, propiedad del grupo español Puig. Y las expectativas del público eran muy altas. Se rumoreaba incluso que asistiría su mentor, Pierre Cardin, de 97 años, con quien Gaultier empezó en 1970, con 17 años. «Creía en él y sigo creyendo en él. Es el único al que apoyé», recordó recientemente Cardin. Jean Paul Gaultier creó su marca seis años más tarde y en los 80 revolucionó la moda introduciendo las bases que hoy forman parte de la rutina de muchas marcas: acabó con los géneros, mezcló los sexos poniéndole faldas y corsés a los hombres, subió a la pasarela lo que veía en la calle, mujeres tatuadas y actores de las noches parisinas más lúgubres y alternativas.

Homenaje y reciclaje

La colección alta costura primavera-verano 2020 presentada este miércoles fue una selección de los mejores éxitos y de las que han sido sus grandes obsesiones: los vaqueros, los corsés, el estilo marinero, la androginia, que llevó aún más lejos en lo que él calificó como una «celebración del ayer, del hoy y del mañana».

El desfile, que contó con 120 modelos, comenzó como un sepelio: todos en negro veían bajar por unas escaleras un ataúd llevado a hombros por varios modelos masculinos. Pero el sarcófago tenía dos pechos cónicos por delante y los modelos lo llevaban a ritmo de samba, en una coreografía ideada por la granadina Blanca Li. Finalmente, del ataúd, sobre el que estaba posada una corona de flores que rezaba «La moda para siempre», salió la modelo mexicana Issa Lish salió con un vestido corto y blanco de falda abombada al ritmo de Boy George. El mensaje no podía ser más claro: esto no se acaba aquí.

La larguísima línea -de unas 200 piezas- fue, según Gaultier, su primera colección de alta costura de reciclaje. «Creo que la moda tiene que cambiar. Hay demasiada ropa, ropa que no sirve para nada. No la tiren, recíclenla», escribió Gaultier en una nota distribuida entre el público. «He abierto los cajones, he recuperado mis antiguas colecciones, todo lo que encontré en viajes al mercadillo, para hacer confeti y reutilizarlo», explicó. Un abrigo con estructura de miriñaque transparente forrado en vaquero, un traje de luces en versión 'denim', una blusa de volantes tridimensional en rayas marineras o un vestido con escote bardot con los colores de la bandera francesa. Todas las piezas hablaban de Gaultier y de su romance con la moda.

Gaultier admitió entre bambalinas que la mecha que motivó esta despedida fue su reciente espectáculo 'Fashion Freak Show', donde vio la energía que aún podía desprender la moda cuando se pone al servicio del arte y la diversión. Una idea que le ha motivado a repensar su carrera a sus 67 años. «Voy a continuar la alta costura con un concepto que estoy poniendo en marcha y que anunciaré dentro de poco; haré exposiciones, espectáculos, me dejaré guiar por nuevas aventuras», dijo a la prensa.

Al llegar al final del desfile, el telón se subió para mostrar los bastidores y a Gaultier con un mono azul de trabajo, arropado por sus colaboradores, que acabaron llevándolo a hombros y colmándolo de besos. Mientras los modelos más jóvenes del desfile se acercaban a despedirse de él y le pedían un selfie, Gaultier reconocía con la sonrisa que le caracteriza que en la decisión ha influido también el cambio de la industria. «La moda ha cambiado, el sistema ha cambiado. Prefiero acabar aquí habiendo hecho algo alegre. Me sigue gustando la moda pero hay más cosas que la moda», señaló el modista. «¡Gracias por estos 50 años y diviértanse!».

Revolución de la moda

Subversivo, libre, Gaultier es uno de los modistos más importantes de todos los tiempos, al haber sacudido los cánones de belleza tradicionales y haber dado cabido a todas las orientaciones sexuales mucho antes que los demás. También se adelantó a la fusión de géneros. En los 80 revolucionó la moda a golpe de geniales creaciones, como el corsé de pechos cónicos que lució Madonna, la falda para hombre o la camiseta marinera, a la que dio una nueva vida en recuerdo de su abuela, que lo «vestía de azul».

Gaultier hizo de sus desfiles un mundo aparte: lejos del tradicional formato rígido de la pasarela, lo suyo fueron espectáculos rebosantes de excentricidad y osadía, más cercanos al cabaret. «Diseñador inconformista busca modelos atípicas. Rostros deformes no abstenerse», rezaba un anuncio que publicó en la prensa en los años 1980. Así, invitó a la pasarela a hombres mayores, mujeres con sobrepeso y en 2014 hizo desfilar a la drag queen Conchita Wurst.

También creó el vestuario de películas como 'La mala educación' y 'Kika', de Pedro Almodóvar, 'El quinto elemento' de Luc Besson, y colaboró con sus coloridos diseños en el Carnaval de Río y en el Día de los Muertos de México. En 2018, defendió que «todo el mundo es bello» en su espectáculo autobiográfico 'Fashion Freak show' en París.

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